domingo, 6 de octubre de 2019

Estrellas tal vez enamoradas



Observo el cielo de la noche.
Uno mira las estrellas —aunque quizás otro mire el espacio negro entre las estrellas, que es lo que más hay.
Pero yo miro las estrellas.
Los cuerpos que brillan.
Mirar las estrellas produce preguntas y después, pensamientos.
Se me ocurre que cada estrella es una persona que tiene un grado de enamoramiento por quien la está mirando.
Algunas estrellas brillan sostenidamente, están ahí, apenas uno levanta la vista. 
Muchas otras titilan.
Algunas son tan débiles que casi no existen.
Puedo jugar con la idea de que una persona está enamorada de muchas personas, de distinta manera con cada uno, más, menos, una vez cada tanto, durante un tiempo o durante toda la vida, abiertamente o sin saberlo, de modo propiciado o prohibido.
Cada estrella sería una persona que tiene algún grado de enamoramiento por quien mira el cielo de la noche.
Uno podría mirar el firmamento y enterarse de que hay personas cuyos deseos lo iluminan.






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