El Tuno lo torea al Fino, “eh, papachata, venite a ver el
partido con los muchachos, no seás maricón”. El Fino dice que no se puede ir de
la verdulería, que lo ve ahí. “Ese patrón que tenés te tiene cagando, ¿eh?” El
Fino no dice nada. Siempre lo gasta el Tuno. Pero ahora que el partido cae sábado,
va y le dice al Tuno que irá verlo con él. “No, ¡eh! ¡que mañana no puedo!”, “si
siempre lo ves”, “sí, pero mañana lo veo en casa de mi hermano, que me ha
pedido. Va a quedar solo mañana, tiene que cuidar los pendejos”. El Tuno no lo
dice: su hermano tiene que quedarse con los chicos porque su mujer, a la hora
del partido, tiene clase de “yoga”. Y su hermano es más guapo que él.
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