Esta mañana vimos con mi hija una charla de Ricardo Piglia. Piglia recordaba algo que escribió Paul Valéry en La soirée avec monsieur Teste: “No se puede gobernar con la pura coerción, hacen falta fuerzas ficticias”.
Ante una situación política infame, que además no tiene salida, uno se rompe los tarros, frustrado, eunuco, pensando qué carajo hacer, qué carajo hacer, qué carajo hacer.
Ante una situación política infame, que además no tiene salida, uno se rompe los tarros, frustrado, eunuco, pensando qué carajo hacer, qué carajo hacer, qué carajo hacer.
Bueno, las palabras son un arma cargada.
Que la desesperación no nos permita subestimarlas.
Que la desesperación no nos permita subestimarlas.
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