jueves, 26 de mayo de 2016

Tres fuerzas ficticias


Podría ser que la mayoría de los marxismos haya hecho agua por transformar en programa la idea de que un cierto materialismo determina la vida social. 
Intuyo que si esa certeza hubiera dado forma a la realidad, todos las propuestas marxistas habrían ganado y luego tenido éxito en el desarrollo de las sociedades.
Hace varias décadas que los marxistas se hacen este cuestionamiento, se subrayó la frase de Marx sobre la determinación en "última instancia", y sin embargo pervive aquella vieja idea -que escuché que irritó inclusive a Karl Marx.
Parte de ese estancamiento es que no hemos podido incorporar al acervo de nuestro sentido común las explicaciones marxistas de cómo el orden simbólico puede ser tan determinante como el material. 
Vuelvo a recordar la frase de Valéry "no se puede gobernar con la pura coerción, hacen falta fuerzas ficticias”, para entender que en este momento el escenario del discurso político está dominado por tres ideas: 1. Cambiar, 2. Sinceramiento y 3. La pesada herencia. 
Creo que el actual poder seguirá ganando fuerza mientras toda la sociedad, incluido el 49%, incluidos los ultraopositores, encuentre que esos vectores le permiten organizar y dotan de sentido a su vida, pública y hasta privada.





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