martes, 14 de marzo de 2017

Camalotes tristes


Hay demasiadas cosas que he recordado mucho mejor de lo que son.
Una película de Woody Allen
El patio de la casa de la señora Natalia,
   con su fuente con peces de colores.
El cantante catalán
La sabiduría de Don Roque,
   el del barrio Altoverde.
Una novela de Vonnegut
El sabor de la granada
Unas ideas de Martínez Estrada
La versión de Aguas de Março por el mismo Jobim
La quinta de los Pérez Ricciardi
El asado del Boliche de Carlos
El río, donde se hace ancho
   —este que tengo delante de mí
   es vulgar, distante, con sus camalotes tristes
   y su aire de tumba.
Aquel cuadro en la casa de mi tío Santos
Margarita, quizás previsiblemente, pero más aún el Rolo Suárez

Todo lo que fue bueno lo idealizo, parece.
Lo llevo muy lejos de su realidad.
y me hace cada vez más feliz

¿Y por qué no habría de hacer esto?
¿Cuál es la gran ventaja
de someterse a la realidad?
¿Cuál es la necesidad desesperada de ser
astutos como serpientes
el poco tiempo que vamos a disfrutar del mundo?
¿Cuál es esa astucia?



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