domingo, 12 de marzo de 2017

Hijos y Mujeres


Muchos sentimos que no nos representan los gobernantes, ni los sindicalistas, ni los jueces.

Muchos sentimos que no nos representan los políticos de ningún partido.

Sentimos que lo que está corrompido es el sistema de la democracia burguesa.

Intuimos que la lucha por el salario no termina de ser solución, ni la lucha por no perder derechos laborales, ni la lucha por la educación, la salud, la vivienda, la alimentación, todo eso que se nos representa como necesidades básicas.

Intuimos que ni siquiera se agotaría la lucha en la garantía y cumplimiento de los derechos humanos.

La guerra en la que nos han metido es más profunda.

Hoy es la hora de seguir a las mujeres.

Como acompañamos a las Madres los jueves.

Su reclamo sectorial es tan profundamente crudo, tan puramente carne, que nos revuelve la estructura a todas las personas de esta sociedad.

Han conseguido organizarse (compleja, enmarañada, contradictoriamente: como han podido) para erigirse en la única fuerza social que se planta ante un embate brutal.

Lograron erigir a la juventud en vanguardia, porque el grueso de las mujeres organizadas son jóvenes.

Han ganado las calles.

Han alcanzado un lugar desde el que pueden hablar. Dicen con sangre hervida: Hay un hijo de puta que nos está violando y nos obliga a que criemos su engendro.

Con las Madres luchamos por los hijos.

Luchamos desde la maternidad, desde los hijos.

Las Madres saltaron a política y el objeto de la lucha se revistió de Justicia.

Esperamos de los intelectuales su palabra sobre la forma que ha de tomar la lucha actual de las mujeres.








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