domingo, 22 de septiembre de 2019

En fin, feliz primavera.


Quizás para algún desprevenido o para un extranjero recién llegado, le resulte parecido.  
Pero no es lo mismo. 
Por un lado, la alegría de unos globos cayendo sobre un escenario iluminado, todo brillante, gente con ropa de marca cara, pretenciosa y no necesariamente  de buena calidad; personas que adoptan ritmos como la cumbia, ritmos populares. 
Del otro lado, el carnaval a los baldazos, la familia entera bailando una tarantela, cientos de parejas bailando el chamamé un día fatal de febrero para el Gauchito Gil; una fiesta de cumple en una casita chica, en un barrio pobre, pero todo el barrio está bailando allí dentro; otro carnaval, de tomar chicha y arrojarse harina;  un picnic con asado, fútbol y música fuerte, con chicos sueltos, con bizcochitos Don Satur. 
Cosas de negros.  
No sé si de golpe todo lo bueno volverá, pero tengo la impresión de que por lo menos vamos a poder hacer algo. 
En fin, feliz primavera.




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