lunes, 9 de septiembre de 2019

Los dos que se besan


Fernández es un muchacho muy inexistente. Nadie lo percibe. Y no es que tenga algo para decir y no lo dice porque es tímido o corto. No. No tiene nada para decir.
No piensa nada.
No se le ocurre nada.
Se pone la misma ropa que le compraba su mamá cuando vivía con su familia, 20 años atrás.
Va a trabajar y nada más.
No tiene deseos.
Bueno, sí, tiene el deseo de estar con una chica.
Y la historia es que se enamoró de una chica que entra y sale del hospital psiquiátrico.
Y ella se enamoró de él.
Casi no se pueden ver, porque además ella tiene dos hijos.
Pero cada tanto se ven, en una plaza.
Se sientan en un banco y se besan durante horas.









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