domingo, 29 de septiembre de 2019

Mauricio Macri y Alberto Fernández, dos Chanchos

La superstición no era mala hasta que empezó a ser denostada, despreciada y cargada de valoración negativa por la religión cristiana y su hija contrincante, la Ciencia Moderna.
La superstición rompe con la tiranía del modo de percepción derivado de la racionalidad, y así abre la puerta a otras realidades.
Claro que esto puede ser maravilloso, pero no necesariamente infalible. Hay que tener cuidado con la certeza de las aseveraciones de la superstición.
El costado supersticioso del Horóscopo de los chinos insta a fantasear que el año del animal propio será bueno o malo.
Que el año de la Rata es malo para las personas Ratas, o que el año de la Cabra es bueno para las personas Cabras, y así.
Lo cierto es que en el año del Chancho, a los Chanchos le puede ir horriblemente o fenomenalmente bien, lo que depende de una cantidad infinita de factores.
Analicemos esto tomando el caso de dos chanchos que tenemos a la vista, Mauricio Macri y Alberto Fernández.
Al primero, el año del Chancho de 2019 no parece favorecerlo en nada, mientras el segundo, este año parece vivir iluminado por la fortuna que suele asistir a los Chanchos.
¿A qué se debe esta diferencia?
A una variedad de factores tan grande como el sistema de galaxias que habitan el Cosmos. La explicación depende de cómo se lea la conjugación de eso factores para un Chancho o el otro.
Consideremos apenas una línea, entre un manojo gigante de líneas de explicación.
Tanto Mauricio Macri como Alberto Fernández han tomado el liderazgo político del país como su Asunto, el Juego que los convocó a meter en él su Vida, el camino de su Vocación, el castillo que se construirían a sí mismos.
Los resultados que ha cosechado Mauricio Macri indicarían que su construcción fue fallida, pero ¿de qué resultados hablamos?
Podrían mencionarse los índices económicos o los índices de pobreza. Como resultados, son francamente malos, pero ¿son esos los éxitos que buscaba Mauricio Macri?
Podrían ser resultados que concurrieran a su objetivo general, pero tal vez no eran decisivos, ni críticos.
Algunos aseguran que lo decisivo para Mauricio Macri era crear un estado económico y social de corte neoliberal, permitiendo que el juego del mercado limitara el poder de las masas y reforzara mecanismos de transferencia de riqueza hacia los sectores de recursos más concentrados.
Sin embargo, es posible que este objetivo también fuera subsidiario de otro más personal de Mauricio Macri: el objetivo de conducir el país.
¿Estoy diciendo que no le importó nadie ni nada más que su proyecto?
Es muy característico del Chancho (como lo es del búfalo) vivir sumergidos en una vida, en general en proyectos de largo aliento.
Proyectos que no son necesariamente construcciones sociales, sino algo parecido a un solipsismo.
No es que el Chancho sea antisocial, sino que no encuentra naturalmente el sentido a los escenarios de socialización.
Su relación es con su Vida, aquello en lo que se sumerge. Si allí encuentra a otros, vivirá con ellos en paz y feliz. Pero si los demás le entorpecen la relación con su Asunto, se alejan de ellos.
Ysi los demás lo apartan de lo suyo o le bloquean el camino a su Vida, los Chanchos pueden llegar a ponerse violentos.
En cuanto al resto de la sociedad, amigos, familia, que no están en el terreno de sus cosas, los chanchos son felices de invitarlos a su vida como a una fiesta, pero jamás se harán cargo de su satisfacción. “Yo soy feliz, espero que vos también seas feliz“, dicen.
Si alguien sale perjudicado por lo que el Chancho hace de su vida, el Chancho le pedirá disculpas sinceramente y verá de reparar la situación. Sin embargo, si eso lo obliga a deponerse, a dejar de lado sus pasiones, sus cometidos, lo profundo de su ser, no podrá reparar nada.
Esta naturaleza egoísta del Chancho es indispensable para que desarrolle sus obras, que siempre redundan en grandes beneficios para algunos.
Sin embargo, el solipsismo, el individualismo, el estado ermitaño, no representa el equilibrio en la vida del chancho.
Recordemos que en Horóscopo de los chinos, el equilibrio dinámico, representado por el yinyang, es la condición de toda realización.
Ningún Chancho será pleno si se mantiene sin tender puentes con los demás.
No sería una persona íntegra si no domina su tendencia al ensimismamiento.
El desafío del Chancho para conseguir su madurez es tramar su vida con la de los demás, y para eso debe conectar con ellos, comprender a los otros desde adentro, alojarlos en sí.
Cualquier Chancho entenderá que estoy hablando de un cometido casi imposible.
Más fácil le resulta este cometido a aquellos Chanchos cuyo métier es justamente un asunto interpersonal, social.
Es el caso de los Chanchos psicólogos, docentes, políticos.
Alberto Fernández es un ejemplo rotundo de un Chancho que ha hecho de la política, su vida.
Las condiciones de las vidas de las personas es algo central dentro del mundo donde él vive.
Sabe que no puede manejar el poder en Argentina si no opera sobre las vidas de los argentinos.
Para él, liderar el país conlleva el desafío adicional de dominar su naturaleza de Chancho, la tendencia a cortarse solo porque tiene razón y para disfrutar de lo que hace sin importarle nada más.
Como todo líder, su plenitud será representar el deseo de su pueblo y hacer la vida de cada persona, algo digno que merezca la pena ser vivida.






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