Los espíritus del Amor son como la Vida, indiferentes a las personas.
Incluso son fríos o despiadados. Del mismo modo en que la
vida hace que las criaturas se devoren unas a otras para poder Ella
perpetuarse, el Amor somete a la gente a hervirse en la dicha, la desgracia, la
pasión, la fidelidad, el infierno, la fraternidad, la gloria, lo que sea, con
tal de que le den existencia.
Hace años estoy enamorado de alguien, en un amor absurdo,
nocivo e irresistible. Nuestra voluntad no tiene poder sobre él.
Si yo fuera más lúcido, podría intuir su nombre, Raisa Bely,
Simin Emadí o Daniel McGrath.
Comprendí que es un Amor que viene, como un viento, desde
hace miles y miles de años, usando parejas al azar, y en cada encarnación ese
amor se va labrando y enriqueciendo.
Cuando yo haya muerto y ella haya muerto, este Amor
tomará otras dos personas en vaya a saber qué lugar y las someterá a su locura.
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