domingo, 7 de agosto de 2022

La opción de Deng

 Como nadie sabe de China, cualquiera que demuestra que sabe un poco, parece que sabe todo.

En un café, estábamos con un “experto” en China, llegó un amigo que no sabe nada, y le preguntó si China era capitalista o no.


- Mirá -dijo el que sabe mucho-, antes de Mao la tesis fue el capitalismo. Con Mao se instaló como antítesis el socialismo. Después vino Deng Xiaoping y trajo la síntesis, un socialismo con peculiaridades chinas que integra al capitalismo. El presidente actual, Xi Jinping, profundiza la síntesis.


Cuando le conté esta charla a otro amigo conocido, que creo que sabe más, me dijo que Mao acabó con el capitalismo e instaló el socialismo. Así, consiguió la igualdad, pero en un nivel muy bajo. Todos iguales, pero pobres.


Deng se propuso que no hubiera más pobres. Tenía infinitos caminos para intentar conseguir eso.

El camino que eligió fue el del desarrollo capitalista, pero con el Estado socialista haciendo distribución de las riquezas generadas.


Mi amigo tenía dudas de si Deng había incluso dicho que el capitalismo era la mejor manera de crear riqueza.


En el momento en que metió a China a jugar en el tablero mundial del capitalismo, el capitalismo estaba ganando masiva irreversiblemente su forma más salvaje y dictatorial: el neoliberalismo.

Por las consecuencias sociales funestas que genera el neoliberalismo, la distribución de las riquezas que hace el Estado socialista ya es, no necesaria sino indispensable.


En 40 años, el objetivo de Deng está cumpliéndose. China ya acabó con la indigencia y acabará con la pobreza.

El precio ha sido una formidable desigualdad en los ingresos, un desastre ambiental, unos años de condiciones laborales deplorables y la suspensión de cualquier oposición política.


Desde el tercer mundo podemos decir que en la medida en que China potenció el neoliberalismo global, salimos perdiendo feamente, porque el neoliberalismo nos está aniquilando.

Esto, pese a que China plantea con todo el Tercer Mundo una relación de cooperación que resulte en que todos ganemos.

De hecho, la economía argentina se beneficia de la relación económica directa con China, pero las riquezas creadas en el sistema neoliberal, son distribuidas de un modo tan desigual, que va creciendo la masa de pobres y personas que viven de un modo inhumano.

Claro que ante esto, China sostiene el principio de no injerencia en los asuntos internos de otros países, de modo que si la distribución de la riqueza en Argentina es injusta, eso es algo que deben resolver los argentinos.


Perro volvamos a Deng. 

Eligió crear riqueza metiendo a China en el juego del neoliberalismo global.

¿Podría haber seguido con el socialismo? Quizás China no hubiera creado el volumen económico descomunal que consiguió, pero ¿sólo con el neoliberalismo hubiera mejorado de la vida de los chinos?

En Cuba, pequeña, bloqueado durante 60 años por el poder mayor del mundo, la gente es pobre, pero vive dignamente y el país ha alcanzado logros que ningún otra nación de América Latina pudo conseguir.

Entre los modelos de bienestar, en China tiene potencia el global, basado en sectores sociales privilegiados.

El Partido Comunista Chino sostiene que busca que la población entera viva una vida “moderadamente acomodada“.

¿Qué significa eso?

¿Qué relación tiene con los derechos humanos?

¿Qué relación tiene eso con los estándares de la Organización Internacional del Trabajo?


Hasta ahí fue la explicación de este hombre, que es un profesor universitario. 


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