Ariel desesperado. Las cosas lo tironean.
El trabajo, la familia, la dispersión, las películas, la
política, la novia, más trabajo, los amigos, el fútbol.
Todo lo tironea como quien se lleva alguien de un lugar
agarrándolo del pelo.
Se le van las horas y horas y no le queda tiempo.
Le llevan horas y horas, y él quiere zafar porque
necesita ir hasta el espejo y poder mirarse.
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