lunes, 24 de julio de 2023

Mónaco

Tuve un primo al que le pasaron tantas cosas. Todas malas. Vivió como cuatro o cinco infiernos. 

Cuando llegó a los 40 vivía solo, sin padre (que necesitaba desesperadamente) ni madre (que necesitaba desesperadamente), salido de 13 años en el Borda, su vida consistía en: uno, cobrar la pensión por invalidez; dos, pagar las cuentas y tres, comprar medicamentos.

Estaba completamente dedicado a eso.

Esas actividades lo llenaban. Casi lo rebalsaban.

Apenas podía con eso.

Era admirable el afán con se dedicaba a esos tres cometidos.

Esa vida la daba la misma intensidad que sentía Ayrton Sena en una carrera.



A propósito, mi primo amaba el automovilismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario