lunes, 13 de mayo de 2013

Sobre la tiranía sexista



Buscamos la libertad de género en la opción libre de decidir si se es hombre o mujer, y en poder casarnos con un hombre o una mujer. Conseguir estos derechos es ciertamente un avance, pero puede ser engañoso si no se entiende que la raíz del sojuzgamiento sexista está dada menos por la definición sexual que por la clasificación en categorías de género, sean dos o mil. El germen del dominio de un género sobre otro u otros es menos la definición que lo definitivo. El esquema dominante se banca que una persona cambie de sexo; en cambio lo destartala el cambio permanentemente de sexo, lo que equivale a la indefinición.
Y sin embargo, tengo la impresión de que hacia allí caminan natural e inevitablemente, como cuando se vuelca una balanza, las nuevas generaciones. Los chicos ya salen con quien les guste, sin fijarse si es hombre, mujer o lo que sea, y sin importarles que ello los defina a ellos como hombre, mujer o lo que sea.