miércoles, 13 de mayo de 2015

Emoticoneros, los nuevos artistas


Hay quien está convencido de que el asunto humano empieza con el lenguaje.

Adán iba creando la Naturaleza al inventar nombres para las criaturas y plantas y cosas.

Papá adquiere forma, entidad, desde que aprendo a escuchar y a decir "papá".

Chucho es Chucho porque se llama Chucho.

Etcétera. Papo conocido en la lingüística, el psicoanálisis, todo eso.

La existencia, la realidad existe en tanto realidad porque la nombramos.

Hay quien está convencido de que el lenguaje crea aquello que otros están convencidos de que el lenguaje expresa.

Yo me inclino bastante por los primeros. Y pienso en los emoticones. Alguien en algún momento pensará seriamente en los emoticones. Una parte de mí los considera atajos para escribir menos, una niñería, un subproducto nefasto de las nuevas comunicaciones que imponen el facilismo, la tilinguería, la superficialidad.

Pero otra parte de mí sospecha que los emoticones enseñan los estados anímicos, las reacciones, los sentimientos. Una paleta muy elemental tendrá emoticones que más bien expresan: alegría, tristeza, mucha alegría, etc. Pero esas paletas ya quedaron atrás. Los actuales tienen una cantidad de emoticones que los adultos descartamos porque no sabemos interpretar -"esta carita no sé qué quiere decir". Pero los más chicos no descartan lo que no conocen, porque hay demasiadas cosas que no conocen; antes bien las aprenden. Entonces, así como aprenden la palabra "suscitar", aprenden un determinado emoticón, que en principio le era igual de desconocido.

¿Y quién les enseña a sentir a los chicos a través de los emoticones? El creador del emoticón.

Piensen en ese personaje. Nos resulta completamente anónimo. Quizás sea un adulto (eso nos suena algo perverso), o un adolescente (lo que nos suena bastante ajeno). ¿Serán mujeres? ¿Serán equipos? ¿serán máquinas? ¿serán nerds de la computación? ¿serán artistas contratados por empresas de las nuevas comunicaciones? ¿serán psicólogos, sociólogos, antropólogos, comunicólogos?

Todo un mundo que parece demasiado desconocido por demasiado nuevo.

Pero nada de esto es nuevo.

La fidelidad a un amigo puede no volver a ser la misma, puede cambiar para siempre, una nueva fidelidad puede ser creada en una persona luego de leer la Elegía de Miguel Hernández.

Y no había ningún emoticón involucrado.

Miles de tipos aprendieron a ser románticos duros con Humphrey Bogart.

Y no había ningún emoticón involucrado.

Quizás sí hubiera la reflexión de cómo un poema, una novela, una película, una sinfonía crean nuevos estados de ánimo, nuevas maneras de ser y sentir, nuevos sentidos, nuevas formas de ver la vida.

Como ahora pareciera que nadie percibe que es exactamente eso lo que producen los emoticones.

Prestaré atención, por tanto, a sus autores, que se perfilan para ser los verdaderos artistas de este momento, mucho más que Picasso, con sus cuadros de 179 millones de dólares.














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