lunes, 18 de mayo de 2015

Monólogo final de 8 y 1/2

Le dice Guido a Luisa, su esposa:


Perdónenme, dulcísimas criaturas.
No lo había entendido. No lo sabía.
Es tan natural aceptarlas a ustedes, amarlas…
Y es tan simple.
Luisa, me siento liberado. Todo me parece bueno, tiene sentido, todo es verdad.
¡Cómo me gustaría poder explicar! Pero no sé cómo…
Ahora todo se vuelve como al principio, confuso.
Pero esta confusión soy yo, como soy y no como quisiera ser.
Ya no tengo miedo de decir la verdad, de decir lo que no sé, lo que busco y no he encontrado.
Sólo así me siento vivo.
No puedo mirar tus ojos fieles sin sentir vergüenza.
La vida es una fiesta, vivámosla juntos.

No sé qué más decirte, Luisa. Ni a vos ni a los demás.






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