Las premisas eran 1) hay tantos lugares con los que me
resulta vital volverme carne y 2) el tiempo y los recursos que tengo son
limitados.
Encaro los Viajes de mi Vida cuando veo el fin de mi
carretel.
Se caía de maduro que cada lugar que visitara sería la
última vez.
La mayoría sería la primera y última.
Bien, el alma incorregible de los viajas es su capricho
salvaje. Sí las cosas que sucedieran en los viajes obedecieran a un plan, no
serían viajes. En mi caso, cada lugar al que voy en esta fase tiene la decisión
de cautivarme como un hogar.
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