viernes, 4 de enero de 2019

Línea de frontera



Carretea el avión, un poco rutinariamente, no se sabe si convencido, y entonces se detiene. Uno siente que se desinfla, pero siempre vuelve a arrancar y luego de un par de vueltas se mete en la pista grande y entonces sí, hace fuerza con las entrañas y se lanza, tremendo impulso, hasta más allá del océano, por sobre las nubes, solo bajo la luna.
Pero a veces no.
Anoche mi avión se pinchó y se pinchó. Volvió al lugar donde los pasajeros subimos, nos dicen de un desperfecto técnico, una hora ahí arriba, luego todos abajo y luego a esperar, no se sabe qué.
La nube de pasajeros ofuscados, descorazonados, por ahí, sin saber cómo ponerse, en el limbo, a disposición de una compañía en la que ya no confían, algunos ya tirados, todos con el celular. Tres horas después, a un hotel.
Entonces caigo en una habitación más grande que mi departamento. Un lujo. La primera noche que esperaba pasar en un hostel, con once mochileros, unos de Chile, otros de Canadá, la paso en una suite. Ningún ronquido ajeno. Lo que sí, el Crown Plaza, soso. Técnico. Junto a la autopista. Es que es un hotel que funciona asociado al aeropuerto. Aquí se alojan los pilotos y las azafatas, y los pasajeros profesionales y los desahuciados como los del vuelo 51 a Madrid. Ni siquiera tiene restaurante: room service. ¿Qué más? Un tremendo hotel, sólo para gente que vuela en avión. Impresionante.
Y es que los Estados Unidos son el país más grande del mundo. ¿Y la China? Viene atropellando muy fuerte. Ayer, en su casa de lotería parecida a una estación de tren, mi padre me ha dicho “este Trump dijo que los chinos no pueden vivir bien. ¿Podés creer eso? Está envidioso y rabioso. No soporta que a los chinos les vaya tan bien. Y que lo hicieron todo solos. ¿Por qué los pelea? ¿Por qué no hace las cosas bien él, en vez de ir a camorrear a los chinos?”
La relación con los demás no las siente como un nido de paz este hombre, que ya mandó el ejército a parar con balas la caravana de zombies famélicos que le llegan por tierra desde el sur. En el aeropuerto han cambiado algunos nombres técnicos. Han puesto unos carteles que dicen LÍNEA DE FRONTERA Y DE PROTECCIÓN. “Protección”. ¿Quién los ataca? En fin, aquí es que he pasado la primera noche.
Cosas de los viajes.



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