La película The Banshees of Inisherin, Los espíritus de
la isla, mereció el Oscar.
Su director, Martin MacDonagh, hizo Seven Psychopaths,
que presenta a un vietnamita que desata su venganza personal tras haber perdido
a su esposa e hijos en la matanza de My Lai, en Vietnam.
Una de las secuencias de Platoon, de Oliver Stone, está
inspirada en aquel asesinato masivo.
Hace dos días se cumplieron 55 años del episodio.
Los soldados violaron a las mujeres y las niñas, mataron
el ganado y prendieron fuego a las casas hasta dejar el poblado arrasado por
completo. Luego reunieron a los supervivientes en una acequia y un oficial
disparó contra ellos y ordenó a sus hombres que hicieran lo mismo hasta matar a
todos los habitantes de la zona.
Se estima que fueron asesinados entre 347 y 504 personas.
Hechos como este no se van de la cabeza de los soldados
que estuvieron allí, ni tampoco del inconsciente colectivo. Lo revuelven, lo
trituran, lo torturan.
Quizás son demonios que toman posesión de las personas, o
quizás las personas, al cometer atrocidades, producen demonios que quedan
sueltos entre ellas.
De episodios como la dictadura del 76 en Argentina o la
matanza de My Lai puede salir la sabiduría de evitar la guerra o desatar la
desesperación loca por iniciar otra, por matar.
O por entrar en una escuela y dispararle a niños y
adolescentes.
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