miércoles, 16 de abril de 2025

La AI es la inteligencia del hombre unidimensional

La función básica de la AI es la de resolver asuntos.

Para Karl Marx, “resolver asuntos” era satisfacer las necesidades y se llamaba “trabajo”.

Decía que el trabajo surge de la capacidad humana de transformar la naturaleza mediante la creación y uso de herramientas, las cuales son prolongaciones de los órganos del cuerpo

En el primer volumen de El Capital escribe que “los factores simples del proceso de trabajo son la actividad orientada a un fin, o sea, el trabajo mismo, el objeto sobre el que se trabaja y los medios de trabajo. [...] El medio de trabajo es una cosa o un complejo de cosas que el trabajador interpone entre él y el objeto de su trabajo, y que le sirve de conductor de su actividad sobre este objeto.”


Los medios de trabajo son las herramientas, a las que llama “prolongación de los órganos del cuerpo”. 

Marx es siempre tan fecundo. Detenerse en “prolongación de los órganos del cuerpo” puede llevar a que generaciones discutan el tema sin agotarlo. 

A modo ilustrativo, “prolongación de los órganos del cuerpo” son una piedra con filo para cortar la carne, los libros para conservar datos, la ropa para abrigarse, el fuego para hacer comestible plantas y animales, los marcapasos para regularizar el ritmo del corazón, el lenguaje para acordar temas, los lentes para ver, los bueyes domesticados para que aren.

Si queremos sintetizar, diremos: la cultura.

Aquello que está fuera del cuerpo, más o menos adosado al cuerpo, y que es producto de una sociedad.

Marx observa, además, que el trabajo no solo transforma la naturaleza, sino que también moldea al propio ser humano, ya que el trabajo y las herramientas influyen en su desarrollo físico, intelectual y social.

Bien, la AI es una prolongación de los órganos del cuerpo.

Vino para sumarse a los audífonos, las carretillas, los aire acondicionados y las pastillas para tratar a los psicóticos.

En un sentido no es más que una linterna, una regla o un revólver.



También detenerse en “satisfacer las necesidades” puede llevar a que generaciones discutan el tema sin agotarlo. 

Cómo es satisfacer.

Cuáles son las necesidades —si son universales, si son productos históricos, si un poco de las dos cosas. Qué relación tienen con el deseo.

Leemos un Marx economista, materialista, mecanicista, pragmático. Piensa en un hombre primero como un animal que necesita comer, y entonces corre detrás de una presa, pero luego agarra una piedra y se la arroja. La piedra es una extensión de su cuerpo.

Leemos a un Marx concentrado en lo pragmático, planteando un trabajo que tiene sólo una dimensión, la de conseguir un resultado.

Posiblemente una lectura más profunda y desde otras perspectivas nos permita hallar en Marx otras dimensiones.

Por ejemplo, el placer. Trabajar sólo por el placer de hacer algo, independientemente del resultado.

O la experiencia. Percibir en el trabajo el modo en que la experiencia de una sociedad es tramada, puesta en juego, enriquecida, transformada.

Puede enfocarse la estética del trabajo. El mismo resultado puede obtenerse de infinitas formas y cada una tiene un valor estético, que podríamos considerar en sí.

Podemos volver sobre el tema de las motivaciones, que pueden ser buscar el resultado, o quizás no. Muchas cosas se hacen por un impulso, sin buscar un resultado. Marx plantea que el trabajo sirve a la satisfacción de las necesidades, pero en muchos casos las necesidades están satisfechas y aún así las personas siguen trabajando. 


La AI fue diseñada para obtener un resultado. Es decir, su realización es, básicamente, la eficacia —tiene otros aspectos, pero son derivados y contingentes.

De modo que la resolución de temas con la AI carece del placer de hacer por hacer, no involucra la experiencia de quien la usa, ni una dimensión estética, ni tiene como requisito conocer cuál es la motivación del usuario para requerirle que haga algo.






Niveles del uso de la AI

 En este momento, que podría no durar mucho, la AI se está usando en estos niveles:

 

Nivel 0: Hacer consultas simples

Nivel 1: Resolver problemas estructurados (aplicaciones específicas, como cálculos).

Nivel 2: Análisis crítico, inferencias y razonamiento más avanzado

Nivel 3: Creatividad (generación de contenido original).

Nivel 4: Toma de decisiones

Nivel 5: Conversación fluida, en la que la AI emula a un humano

 

A esta altura, se cree que la AI tiene consciencia, y se proyecta esa consciencia sobre todos los niveles.




domingo, 13 de abril de 2025

Domingo de Ramos

 Hoy es el Domingo de Ramos.

Para los católicos y los que no lo son.

El catolicismo es una cultura, igual que el judaísmo, igual que las culturas que los europeos destruyeron. Todas las culturas que están en la tierra y bajo la tierra nos determinan. Todos los argentinos somos en parte católicos, judíos, querandíes, quechuas, musulmanes, protestantes y más.

 

En la familia de mi madre ha habido católicos renegados.

Especialmente los que estaban más cerca de España, donde los curas se ensañaban con la gente.

Los católicos renegados de mi familia gallega puteamos a la iglesia, cuando vemos un cura hacemos los cuernos con una mano, decimos me cago en la hostia consagrada, decimos me cago en el cuerpo de Cristo, decimos me cago en la reputa Virgen.


 



Hoy se recuerda el día en que Jesús entró en Jerusalén. Como no era un rey poderoso, sino una especie de loco, uno de esos profetas delirantes que por entonces abundaban, en vez de entrar sobre la grupa de un corcel magnífico, entró montado en un burro.

Pero una multitud de pobres, enfermos, traidores, putas, tuertos, mendigos, leprosos, desahuciados, pecadores, alcahuetes y serviles de los romanos opresores, lo recibió. Sembraron de palmas el piso como una alfombra.

Fue un momento muy feliz y muy trágico.

Era el rey de los pobres, como en Pixote un chico de la calle, que se drogaba a los 11 años, cantaba y decía “yo soy el Roberto Carlos de los pobres”, y permitía aquella farsa sabiendo que entraba en un lugar donde pocos días después lo torturarían hasta matarlo y dejar su cadáver colgando de una cruz de madera.

También sabía que habría de resucitar y darle la posibilidad a los pobres de ser sometidos en su nombre o de liberarse.

Sentiría tantas cosas el Cristo, arriba del burro.

viernes, 11 de abril de 2025

Ladislao estás ahí?

Siempre le agradezco a las personas que tienen pasiones porque me facilitan comprarle un regalo de cumpleaños. 

Mi hermana, por ejemplo, que es fanática de las mariposas, de Camila y Ladislao, de Rolando Rivas taxista y de Leopoldo Jacinto Luque. 
Cualquier cosa que le regale relacionado con esos asuntos la hace feliz. 

Luego pienso en la gente que tiene pasiones y las que no. 

Gente que se atreve a tener pasiones y gente que se reprime.







Misión

Sólo voy a la playa si tengo una misión

Sólo voy al lago si tengo una misión

Sólo voy a la montaña con una misión

Sólo voy al parque con una misión

Sólo ando en bicicleta con una misión

Sólo compro con una misión

 

Sólo viajo con una misión

Sólo hago algo con una misión

Sé que a muchos les parezco un estúpido por esto

 

Pero sin una misión, el mundo me mata de aburrimiento

Sin una misión, me pierdo

Sin una misión, las cosas no tienen sabor

 

Una misión, claro, es una aventura

Se gana o se pierde

No se sabe qué pasará
Se pone en juego lo que uno tiene

 

Sin una misión estoy frito




martes, 8 de abril de 2025

COYUNTURA - Cuál inteligencia

 Es inteligente no tomar las cosas “como dadas”.

Es inteligente desarmar lo que se nos dice.


Si nos ordenan “este es el límite”, podemos pensar:

¿Por qué acá y no más allá o más acá? 

¿Por qué el límite? 

¿Durante cuánto tiempo? 

¿Quién lo pone?

¿Es para todos o para algunos?


Si nos ordenan: “esto es la democracia”, podemos pensar:

¿No puede ser de otra manera?

¿Si es el gobierno de todos, por qué hay tantos que están mal? ¿Deciden estar mal?

¿Es sólo una cuestión política? ¿No involucra la economía?


Quienes aceptan los límites como naturales

Quienes aceptan las ideas cerradas como incuestionables

Se someten a ellas


Están adentro de la Matrix


Si no nos atrevemos a pensar de modo crítico, aceptamos que nos esclavicen.


En este momento la idea de AI, Inteligencia Artificial, es como el cielo.

Está sobre todos.

No somos conscientes de hasta qué punta nos domina, no el jueguito o la herramienta que responde preguntas y dibuja a Milei con un león, sino la que maneja los turnos de la obra social, la distribución de agua, el sistema financiero entero.


Con esto, aceptamos una particular idea de qué es la inteligencia.


Nos convendría pensar un poco en eso.


De qué inteligencia estamos hablando.


¿Nos están sometiendo con la Inteligencia Artificial?

Si no somos capaces de pensar en cuál es la inteligencia que nos dictan, ¿no estaríamos teniendo en la AI la misma superstición que teníamos cuando pensábamos que la Iglesia nos decía la verdad (cuando la Inquisición destrozaba cuerpos en sótanos) o que la Ciencia nos decía la verdad (cuando su objetivo era enriquecer a los más poderosos y fabricar bombas que tiraba en Hiroshima)?

¿No nos están sometiendo con una particular, quizás sesgada, quizás maniquea, quizás bastante estúpida, idea de inteligencia?

¿No podemos cuestionar esta inteligencia?

¿No podemos salir del campo de esta inteligencia?

¿No podemos liberarnos de la inteligencia?





martes, 1 de abril de 2025

Por qué mi tía aún ama a Evita

Hoy cumple años mi tía muy querida, mi tía Rosita. 

Pienso por qué quiere tanto a Evita.


Evita recibía a la gente que iba a pedirle cosas o plantearle sus problemas.

Todos los días recibía gente.

Desde que Perón fue presidente en el 46 hasta que ella murió, a los 32 años, en el 52.

Se pasaba 15, 20 horas recibiendo gente, aún cuando ya estaba con cáncer. 

Atendía en la Secretaría de Trabajo y Previsión (en el edificio de la CGT) y, más tarde, en la Quinta de Olivos, o en la Fundación Eva Perón. Cuando viajaba al interior, también recibía gente, 

Empezaba a recibir temprano en la mañana y a veces se quedaba hasta la medianoche atendiendo.

Se presentaba cualquiera, no había que sacar turno ni pedir audiencia, La gente hacía filas que daban vuelta a la manzana. Algunos viajaban desde las provincias y dormían en la calle esperando que se hiciera la hora para ser atendidos por Evita.

Evita recibía a todos en persona, a alguien que iba solo o a una familia.

Despreciaba la burocracia. Si alguien pedía algo, ella decidía en el momento lo que se le daría y mandaba a los que estaban con ella, que eran de la Fundación (Eva Perón), que consiguieran lo que ella mandaba, un puesto de trabajo, dinero, atención en un hospital, ropa, una pensión graciable, comida, una máquina de coser, una carretilla, una casa, una camioneta, lo que fuera.

En la Fundación había ropa, alimentos, muebles, herramientas, las cosas que la gente le pedía. La Fundación recibía donaciones y coordinaba las entregas. Trabajaban cientos de personas para que las decisiones de Evita se cumplieran rápido, desde choferes que llevaban ayuda hasta obreros que construían casas.

En las audiencias la gente lloraba, le agradecía a Evita, le besaba las manos. Le llevaban regalos humildes, gallinas, dulce, tejidos, una torta, leche. 

Con cada uno hablaba. Preguntaba “¿cuántos hijos tenés?”, “¿qué te pasó?”, “¿cómo lo vas a solucionar?”





El pintor Daniel Santoro dice que Evita no hacía caridad.

Evita quería solucionar el problema de fondo de la gente, que era la pobreza.

Una vez mandó sacar de la Residencia Presidencial, donde atendía, un colchón para un hombre que dormía en el piso, porque no había colchones en el depósito, y esos gestos inducían la sensación de que Evita sólo sacaba del apuro a la gente.

Pero no era así.

Evita quería que dejaran de ser pobres.

Las audiencias eran para solucionar los problemas inmediatos, que era indispensable solucionar, pero ella quería que los chicos pobres se educaran para que no fueran más pobres, quería que la gente viviera en casas dignas, como las casas que la gente veía en las películas, como las que quería tener la gente de la clase media.

¿Por qué alguien de clase media podía tener un chalet y un pobre no?

Evita mandó hacer un barrio. Los arquitectos le trajeron un proyecto de casas muy humildes, porque así se podían hacer muchas. Ella les dijo “ustedes diseñaron casas para pobres. Yo quiero que la gente no sea más pobre”, y los mandó a que diseñaran barrios de chalets, barrios hermosos, y así se hicieron Ciudad Evita y Los Perales.

Las casas tenían que tener las comodidades que quería la clase media, agua corriente, electricidad, muebles lindos, cortinas, pisos de parquet. Entregaba las casas con camas, mesas, sillas, vajilla. Y la ropa que repartía la Fundación no eran harapos usados, sino prendas nuevas o de calidad. 

Pensaba que las personas que llegaban a verla en alpargatas y mal comidas merecía vivir como ciudadanos plenos, no como pobres.

Creía que la gente podía progresar si se le daban los medios. Por eso le importaba mucho que los chicos pobres estuvieran bien. Hizo ciudades infantiles, no sólo la República de los Niños, donde los chicos pobres jugaban a ser choferes, pero también banqueros, policías, médicos. 

Para ella en el bienestar de los niños estaba el futuro de una Argentina sin pobres. Por eso empezó las colonias de vacaciones para los chicos pobres, con pileta, deportes y actividades culturales. Hasta ese momento, sólo los chicos de familias ricas disfrutaban de eso.

A una de las audiencias llegó una madre con su hijo. Le pidió a Evita que le consiguiera clases de piano. Evita habló con el chico y se quedó impresionada por su inteligencia. Entonces mandó conseguirle una beca en una escuela privada inglesa, que era carísima y tenía mucho prestigio. Sólo la clase alta podía mandar los chicos allí. Y allí fue ese chico. (Por eso la odiaban los ricos, también).

Daniel Santoro lo sintetizó así: “no quería que ni un solo chico pobre tuviera que envidiar a un chico rico”. 

Ella iba más allá de la necesidad, prestaba atención al deseo de la gente. Era revolucionaria porque no quería pan para los pobres, sino pan dulce.



domingo, 30 de marzo de 2025

Cosas que vuelan



Sentado en una reposera sobre el pasto del parque, veo volar cosas.

Hay trillones de pendejos, y padres con hijos, y hasta pibas, pateando pelotas.

Vuelan tantas pelotas en el aire de este parque. 

También vuelan pelotas chicas, las que le tiran a los perros. 

Y vuelan las cotorras verdes. 

Y una brisa de temperatura e intensidad tan perfectas que parece otro país. 

O te hace pensar en este país, la política una cloaca y este otoño bendito, con estos eucaliptos gigantes, las casuarinas oscuras, el pasto verde brillante, la luz anaranjada del sol que se va a poner en un rato.

Y vuelan los gritos de los chicos, vuelan insectos, vuela un frisbee, vuelan palos, también para que los perros vayan a buscarlos, vuelan a buscarlo los perros entusiastas.

Vuela lentamente la voz de dos pibas que caminan conversando y vuela el bajo de una banda que toca a la gorra, y el resto de la banda. Vuelan las nubes allá arriba. Vuelan los pensamientos. Vuelan los chillidos de los pájaros. Vuelan los colores de la gente. Vuela cada tanto un olorcito a porro. Vuela acá arriba el magnetismo del agua que corre, el Arroyo Medrano, desplazándose a la misma velocidad abajo de la tierra, y yo sentado viendo todo lo que vuela.

Cuando yo ya no esté, todo seguirá volando, el sonido del bajo, los insectos, las vibraciones del río. 

Esta fiesta será el Cielo y yo tendré nostalgia de ella.




sábado, 29 de marzo de 2025

COYUNTURA - La percepción de la motosierra

¿Dónde está el futuro?

Adelante.

Bueno: para la cultura tradicional aymara está atrás. El pasado está adelante porque es visible, mientras que el futuro está atrás porque es desconocido. 


En Indonesia, los toraja perciben la muerte como una transición gradual, por lo que mantienen a los muertos momificados en casa durante meses o años, tratándolos como si aún estuvieran vivos (les hablan, les ofrecen comida). 


Tercero. Concebimos al yo como una entidad fija e independiente, mientras para los tibetanos es una ilusión. Todo está interconectado y en constante cambio.


Para distribuir el espacio usamos como referencia donde estamos, y entonces decimos izquierda, derecha, delante, etc., basadas en nuestra posición corporal. Pero un pueblo originario de Australia sólo usa solo direcciones cardinales (norte, sur, este, oeste); es decir, tienen una percepción absoluta del espacio. 


Por supuesto, hay percepciones diferentes dentro de una sociedad (¿qué ves cuando me ves?), pero son menores.


Lo cierto es que cuando hay más de un sentido común, ya no es común.



Vean esta foto. Milei la divulga como una imagen jocosa, exitosa y simpática.

Otros ven en ella la celebración de la destrucción, la violencia y el placer sanguinario.


viernes, 28 de marzo de 2025

La posibilidad de negociar con las AI

Las inteligencias artificiales están dejando como efecto una proliferación de realidades como sueños, pesadillas o algo que es como los sueños y las pesadillas, surgidos del estado de semialienación de la pandemia.

Ya perdimos el poder de usar o no la inteligencia artificial.

La inteligencia artificial ya está regulando todos los aspectos de la vida social.

Milei está diciendo que quiere achicar el Estado usando la AI, con lo que demuestra una flácida perspicacia, porque las AI ya están gobernando, caótica y masivamente, el entorno en que está sumido el Estado.

Lo que en todo caso podría hacer un Gobierno es buscar formas de integrar el universo de las AI, que en este instante se está expandiendo a una aceleración descomunal, para lograr sus objetivos —negociándolos con los dueños de las AI; he ahí el quilombo que mete China con DeepSeek y el ejército de AI en que trabaja. Paul Valéry: “No se puede gobernar con la pura coerción, hacen falta fuerzas ficticias.”)

 



Para los mortales, en tanto, está sucediendo esto:

En el nivel 0 se usa la AI para preguntarle cosas

En el nivel 1, para que resuelva problemas

En el nivel 2, para que razone

En el nivel 3, para que cree

En el nivel 4 para charlar

A esa altura, se piensa que la AI tiene consciencia.


https://tektonikos.website/de-donde-salio-deepseek/


viernes, 21 de marzo de 2025

Presentación de Revista DangDai 45




Ayer presentamos la edición 45 de la revista DangDai. 

El centro cultural Doble Sentido estaba lleno de personas conectadas con China por la educación, el arte, el periodismo, las artes marciales, los negocios, la literatura, la ciencia, la cultura. 

Estaban allí porque les interesa China y la relación con China, y por amistad.

También tuvimos dos invitados de lujo que respondieron preguntas, Gabriel Merino, analista de la política mundial de talla internacional y Sabino Vaca Narvaja, ex embajador en China.


Gabriel supo explicar para que todos entendiéramos, las complejidades estructurales de un mundo en que China está en la primera línea de una transformación de fondo, casi una revolución.


  


Sabino desplegó un entusiasmo encendido por la relación con China y regaló como quien suelta una tropilla de caballos, toda su experiencia con ese país que, como académico, político y diplomático, recorre incansablemente hasta los últimos rincones.


Néstor Restivo repasó el contenido del número 45: la exposición de Cao Fei en el MALBA, presentada por Lucía De Francesco; Borges y El sueño en el pabellón rojo, escrito por Rubén Pose; los diez años de la Asociación Económica Integral (con columnas de Ernesto Fernández Taboada, Rodrigo Herrera Bravo, Jin Wenmo, Sergio Spadone, autoridades de Huawei, Félix Peña, José Luis Manzano, Carlos Riusech, Zhiming Zhou, Fanny Villamayor y Francisco Pérez Lejman); la entrevista al nuevo Consejero Económico de China en Argentina, An An Guanghui; la visita a China de Alejandro Bercovich, Nora Veiras y Leticia Martínez; la pintura de una artista china adoptada de bebé y criada en Canadá, presentada por Laura Ortego; la creación del Instituto Confucio en la Universidad de Congreso, los diversos encuentros sobre China que se hicieron en varias universidades, la “economía plateada” reportada por Fernando Capotondo y otros temas.

En un país cuya única política hacia China es proponerse como “Estado Libre Asociado” a los Estados Unidos y festejar el 4 de julio, quienes estuvimos ayer mostramos que hay sangre en las venas de muchos argentinos, porque saber sobre China para decidir cómo relacionarse con el mundo es una cuestión de construir soberanía.


 

 


miércoles, 19 de marzo de 2025

El verano

Vero y Mariano están en la cocinita, tomando mate. Siempre están cómodos ahí.

El perro negro está echado en el piso, durmiendo. Mueve una oreja para sacudirse una mosca.

De la nada, Vero dice:

— ¿Vos sabés que Nati lo dejó al Turco por vos, no? 

— ¿Qué? 

Mariano la mira fijo en silencio.

— Sabés, ¿no? —insiste Vero.

— ¿De dónde sacaste eso?

— Me lo dijo ella. 

— No entiendo nada.

— ¿Qué, no entendés?

— El Turco murió el año pasado. ¿Por qué?… ¿Por qué me decís esto?

— Porque es así.

— Pero por qué me lo decís. ¿Por qué me lo decís ahora? ¿Por qué no me lo dijiste antes? Nati lo dejó al Turco hace mucho. ¿Por qué no me dijiste antes?

— No sé, no me parecía. Me parecía que te lo tenía que decir ella.

— ¿Y por qué me lo decís ahora?

— No sé, te digo. No sé.

— Esto es una locura.

Vuelve a callar. Parece abrumado. 

Vero no lo mira. 

Al fin dice:

— Yo estaba loco por Nati. Después ella se metió con el Turco y yo me aparté. Si hubiera sabido que lo dejó por mí...

— ¿Qué hubieras hecho? ¿Habrías dejado a la Negra?

— No. No sé. Pero todo habría sido distinto.

— Distinto, ¿cómo?

— Habría pasado algo, no sé qué. Mi vida habría sido distinta.

Hacen otra pausa, más larga.

— ¿Y por qué no hablás ahora con Nati?

Mariano tarde en responder.

— Pasaron tantos años… ¿Vos decís?... Tantos años y ella no me dijo que se había separado por mí. 

— A lo mejor no te quería hacer quilombo con la Negra y los chicos.

Mariano mira por la ventana. Las ramas de los árboles se mecen con el viento. Son de un verde muy oscuro. El verano ya está terminando.




Jesús y Moisés según Lugones

¿Cuándo regresó Jesús de Egipto?

Los evangelios mencionan que sus padres regresaron cuando terminó la matanza de bebés ordenada por Herodes. 

Mateo (Mateo 2:20) relata que tras la muerte de Herodes, un ángel se apareció a José en un sueño y le dijo que regresara a Israel porque “los que buscaban la vida del niño han muerto”. Pero ¿cuántos años tenía Jesús cuando murió Herodes?

La siguiente aparición de Jesús fue a los 12 años (Lucas 2:41-52), cuando asombró a los sacerdotes con su sabiduría. 

Pablo Lugones reclama el derecho a imaginar a Jesús niño deambulando por Luxor (Tebas), trepándose a las pirámides y jugando en los mismos lugares donde había jugado Moisés. Así como pesó sobre ambos la amenaza homicida de un monarca (el Libro del Éxodo —1:8-22— refiere que un faraón hoy no identificado había ordenado matar a todos los niños varones hebreos recién nacidos), luego ambos guiarían a su pueblo a un lugar físico —Canaán, la Tierra Prometida por Dios a los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob—Moisés, o al Reino de los Cielos Jesús.




martes, 11 de marzo de 2025

Dicha

 Cuando se le dice a alguien: “tenés que disfrutar”, “pasala bien”, “sé feliz”, “relájate”, entonces ya está todo echado a perder.

 Si tienen que decírselo, si tiene que esforzarse para disfrutar, si tiene que hacer algo para pasarla bien, si la felicidad no se lo llevó puesto y lo mandó hasta la gloria, de donde no se puede bajar, donde siente que está vivo, donde no escucha nada ni le importa nada, sólo está bailando en pelotas bajo la lluvia, corriendo enajenado colina abajo, trepado a una torre haciendo tronar una campana enloqueciendo a toda la aldea, tragándose las moras como un mono muerto de hambre, riéndose como un demonio, drogado con el universo; si no está en ese estado, entonces debería simplemente tirarse a dormir.

 La dicha obligatoria es lo más triste que le puede pasar a una persona.

 



domingo, 9 de marzo de 2025

En el medio




Estoy a mitad de camino de todo.

Y no me queda tiempo para llegar a ningún lado.

No hay tiempo para llegar a nada.

Nunca me alcanzó el tiempo.


Powerpoint

 Mi colega periodista tiene 70 años.

Como periodista está al día con todo. Sus aguas son las aguas de la coyuntura al minuto. De nada se entera más de 45 minutos después de que sucedió.

Cómo persona de 70 años, aunque no son los 70 de su padre, que ya estaba plenamente jubilado de todo, hay temas que ya no alcanza.

Las últimas bandas de moda, palabras, marcas, famosos, redes sociales.

Se va quedando atrás.

Usa la AI, pero un poco. Cuando se le complica, la pide ayuda a la hija.

Los otros días le pidió ayuda para hacer un powerpoint.

En realidad, ya lo había hecho, pero alguien le dijo que estaba anticuado, que los alumnos ya ven todo el tiempo powerpoints de ahora, tienen otro código.

Entonces trató de que una AI le hiciera una versión “moderna” de su powerpoint.

Fracasó.

Le pidió a la hija.

La hija lo hizo.

Le agradeció, pero al hacer correr el powerpoint vio que, aunque era más lindo de colores, tenía diseño, piripipí, era moderno, había cambiado sus palabras.

Le había puesto adjetivos que él jamás usaría —por horribles, porque él no adjetiva y porque cambiaban el sentido de lo que había escrito.

También había simplificado lo que había escrito en general. Lo había achatado, lo había hecho neutro, objetivo, técnico.

Le había hecho perder toda la sutileza, la paradoja, la ironía, las implicaciones.

Lo había empobrecido.

Y le había apagado las entrelíneas, que es su trabajo principal y más logrado.

Cuando llegó el momento de la presentación, pasó el primer powerpoint que hizo, que era bastante espantoso.


Relato de una línea

Un policía confiesa: “yo tenía una novia. Se emborrachó. Pasó la noche afuera. Volvió a la mañana. Casada”.

Se puede escribir un cuento de varias páginas con ese mínimo relato de una línea.

Pero ¿para qué?


Amigos ricos

 Dice alguien en la novela de Steinbeck Uvas de Ira, “si están en problemas, o herido o te falta algo, andá con los pobres. Son los únicos que te van a ayudar. Los únicos”.

Años después Ernest Hemingway escribirá: “al final los ricos siempre te van a cagar”.

Quizás es verdad, quizás no. 

Por supuesto que hay trillones de casos en que los ricos ayudan, hasta salvan, y la idealización de los pobres es una estupidez.

O también, ¿quiénes son esos ricos de los que hablaban Steinbeck y Hemingway?

¿Y quiénes son esos pobres?

Hay infinitos argumentos facilísimos para hacer trizas esas afirmaciones, e incluso para demostrar que son banales.

Sin embargo, los buenos escritores ven verdades. Verdades parciales, veladas, inconvenientes, insoportables, irracionales, inaceptables, disparatadas, fanatsiosas.

Pero son verdades de fondo.

Este asunto acaba siendo no un asunto sociológico, sino literario.


Lo mismo, tengan cuidado con los ricos.


viernes, 7 de marzo de 2025

Nombres

Se elige un cuaderno, una libreta.

Cada día se escribe el nombre de alguien a quien se le desea el bien.

Se escribe el nombre y abajo qué se le desea.

Cada día un nombre.

Pueden ser más, claro, pero por lo menos uno.

Se deja la libreta en el mismo lugar.

Nada más.

Los efectos no nos serán revelados.

Pero todo deseo hecho acción tiene efecto.




jueves, 6 de marzo de 2025

COYUNTURA - Sangre



El espanto es doble.

Arremeten multiplicándose las alimañas brutales y los nuestros se acobardan.

No podemos parar de preguntarnos cuándo, de dónde, surgirán las fuerzas para detenerlas.

Llegamos a perder la fe.


Pero entonces alguien planta un acto de dignidad.

El fotógrafo Leandro Teysseire, trabajador que está todo el día sacando fotos de todo para un diario, no retrocedió ante la inmundicia de este gobierno de pusilánimes violentos.


Estas son dos fotos para que den la vuelta al mundo.

Muestran la decisión inhumana de los fascistas de matar la vida de la gente.

Gritan “libertad” y destrozan la libertad de todos para arrastrarse ante sus amos.


Pero las fotos también muestran la integridad del fotógrafo, y en medio del desánimo que nos atrapa, nos dicen que aún tenemos sangre en las venas.


Leandro Teysseire tiene dos hijos adolescentes.

Nos llena el corazón saber que ellos verán estas fotos.



miércoles, 5 de marzo de 2025

COYUNTURA – Humanismo

Alguien dijo de este Papa que su evangelización no consiste en convertir no católicos en católicos, sino rescatar a los que se están yendo para el lado de perder el sentido de lo humano, para que no terminen de irse.

El individualismo a ultranza está haciendo que las personas piensen sólo en sí mismas, sin importarle los demás. Acaban teniendo un trato inhumano con los demás.

Siguiendo el consejo del Papa, la militancia más importante que podemos hacer es cuidar a los que tenemos alrededor.

Hemos llegado a este extremo.





martes, 4 de marzo de 2025

El sentido de un cuento

 Escuché a Borges contar un cuento. Mencionó quién era el autor y el nombre del cuento, pero resultó un detalle inútil. Un tipo vuelve del trabajo y encuentra dentro de su casa un zorro. El zorro lo mira asustado pero no se escapa. Él se queda estático. Se miran a los ojos. El hombre ve que además de susto, en los ojos del zorro hay angustia y pena. Y también se da cuenta de que es la mirada de su esposa. Su esposa se había convertido en un zorro. Ahí empieza todo el asunto de qué decide hacer el hombre, hasta que decide que seguirá la vida que habían tenido siempre. Claro, la mujer ya no cocina, ni habla, no nada. Es un zorro. Pero en su mirada, el tipo ve que entiende. Se comunican él hablándole y ella mirándolo. Terminan resignándose, se adaptan, aceptan los cambios y al fin estabilizan la relación. Él le lee poemas, la esposa escucha, duermen en la misma cama, ella le lame la cara a veces, él la peina con el peine de carey que ella ha usado desde joven. Pasa el tiempo. En un momento él empieza a notar que la esposa está menos atenta a los poemas. No le dice nada pero la observa, y entonces comprueba lo que sospechaba. Hasta que empieza a irse mientras él lee. Ahí empieza otra fase, que termina cuando el marido encuentra el gallinero hecho un desastre, todas las gallinas muertas, entra en la casa y la mujer echada en el piso tiene sangre y plumas en el hocico. Días después desaparece. Vuelve tres o cuatro veces, y él nota que no se entienden. Y entonces desaparece ya para siempre. Él la busca, no la encuentra, consigue perros para rastrearla, y finalmente da con ella. Está dentro de una madriguera, como las que hacen los zorros en la tierra. En la cueva hay tres cachorritos. Mientras la mente del tipo sólo está azorada, los perros la matan, como matan a los zorros.

Un escritor debería aspirar a escribir historias que la gente pueda contar como se chismosean las cosas más banales en el interior de una familia. Que la gente pueda repetir sus cuentos haciéndolos propios, modificándolos, sin que le importe quién los escribió, porque lo importante es el sentido que tienen.


El que otorga

 Tomar conciencia de las cosas es trabajar en nuestro grupo.

Si se hace de verdad, tiene consecuencias importantes y tangibles, porque una vez que se toma conciencia de algo se actúa en consecuencia. 

La conciencia produce acciones.

Si no se toma conciencia, se actúan los esquemas establecidos por los amos.

Lo mismo sucede con lo que un grupo quiere hacer de su vida; si no hace lo que decide, inevitablemente cumplirá lo que quieren los amos.





miércoles, 26 de febrero de 2025

Orden

Cuenta Kurt Vonnegut en “Payasadas”:

Durante un tiempo (mi hermano) Bernard trabajó para el laboratorio de investigación de la General Electric, en Schenectady, Nueva York. Allí descubrió que el yoduro de plata podía hacer que cierto tipo de nubes se precipitaran en forma de lluvia o nieve. Sin embargo, en su laboratorio reinaba un desorden tan espantoso que un extraño podía morir de mil maneras distintas según con qué tropezara.

El oficial de la compañía encargado de la seguridad casi falleció de un infarto cuando vio esta selva de celadas mortales y trampas explosivas, y reprendió duramente a mi hermano.

—Si usted cree que este laboratorio no está en condiciones —le replicó mi hermano—, debería ver cómo está la cosa aquí.

Y se dio unos golpecitos en la cabeza con las puntas de los dedos.


¿El desorden de la información de mi computadora es el mismo del de mi cerebro?

¿Podría suceder que antes de que termine el año una milagrosa AI china se habrá desarrollado lo suficiente como para ordenar la información en el cerebro de alguien y que le dé el mismo orden a su computadora?

Diríamos que no, considerando que el orden de un cerebro, que no guarda sino constituye los datos, que es fluido, que funciona con mecanismos que no se terminan de conocer, que es parte de una red porque no existimos sino en red con otras personas, que no es sólo físico, que tal vez está conectado con los dioses, que tal vez está conectado con el Universo, que incluye el caos, no puede compararse con el orden que puede haber en una computadora.

¿O sí, si consideramos las computadoras cuánticas y otras que no tenemos idea de que existen?

Esa AI debería superar lo que postula Jorge Luis Borges en “El idioma analítico de John Wilkins”.

Recordarán ustedes:

El doctor Franz Kuhn atribuye a cierta enciclopedia china que se titula Emporio celestial de conocimientos benévolos. En sus remotas páginas está escrito que los animales se dividen en:

a. pertenecientes al Emperador

b. embalsamados

c. amaestrados

d. lechones

e. sirenas

f. fabulosos

g. perros sueltos

h. incluidos en esta clasificación

i. que se agitan como locos

j. innumerables

k. dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello

l. etcétera

m. que acaban de romper el jarrón

n. que de lejos parecen moscas







COYUNTURA - El viejo Ma Hu

El viejo Ma Hu es de los primeros chinos que vinieron con la inmigración de los años 1970. Ya lleva más de medio siglo en Argentina, y aunque todavía habla muy cruzado —pero muy, muy cruzado—, siempre se mantuvo a kilómetros de la política y sigue siendo chino como cuando llegó, es más, envejeció chino como si hubiera envejecido en China, con ropas de viejo chino que acá no se consiguen; pese a todo eso, tiene un conocimiento fino de la mentalidad argentina. Viejo bicho. Viejo Vizcacha chino. 

Vive enclaustrado porque está medio cachuzo. La hija le enseñó a mirar las noticias en la computadora. Hay dos o tres chinos de la comunidad que cuentan en chino lo que pasa en Argentina y en China. La cuestión es que el viejo Ma Hu está al tanto de todo. 

Y aunque no tiene muchas palabras en español, cuando me habló de Milei, usó la misma palabra que le escuché a Juan Grabois: “es inhumano”.

Me refirió la ocasión en que Milei dio un discurso en una escuela, un chico que estaba cerca se desmayó, él lo miró de reojo y casi se molestó. Ni hizo un gesto para levantarlo, o decir que lo ayudaran, ni interrumpió el discurso.

“Eso es, Milei”, me dijo. “Es inhumano”.




Algunos están pensando que estamos en una época en que los políticos se dividen en el mundo entre humanistas e inhumanos.



martes, 25 de febrero de 2025

COYUNTURA - Democracia con las persianas bajas

Cuando pasás con el auto y están haciendo una protesta con la que estás de acuerdo, ¿tocás la bocina?

¿Firmás petitorios web?

¿Vas a las grandes marchas por los derechos humanos, por la democracia y los grandes temas del país? 

¿Caceroleás desde la ventana?

¿Vas a la esquina a cacerolear? 

¿Vas a las marchas de tu sindicato? 

¿Hablás con tu delegado en tu trabajo? 

¿Participás en tu centro de estudiantes? 

¿Concurrís a la asamblea de tu barrio? 

¿Vas a dar una mano a un comedor popular? 

¿Participás en las reuniones de consorcio? 

¿Vas a la escuela de tus hijos, conocés a la directora, a las maestras? 


Para muchas personas, tal vez la mayoría de las personas, tal vez 98 de cada 100 personas, todas estas actividades son forzadas. 

No son naturales. 

Su vida no deriva naturalmente hacia ninguna de esas actividades. 

Les son ajenas, o le cuestan un sacrificio que no pueden hacer, porque no tienen tiempo porque tienen tres o cuatro trabajos. 

Porque no tienen cabeza, porque la cabeza está tomada por todos los problemas de la economía familiar, del trabajo y personales. 


Además, los comités, las unidades básicas y otras sedes de participación política t6ienen las persianas bajas. 


Los políticos profesionales se ocupan de no perder sus cargos, tal vez de mantener los negocios que hacen con la política. 

De ningún modo abren canales de participación política que resulten naturales, fluidos, cómodos, que hagan sentir a la gente bien, que la hagan sentir útil. 


Es decir, no hay políticos profesionales que faciliten la democracia.






Colectivo a Moreno rumbo al atardecer

Marlúcia vivía en Duque de Caxías. Era el Río de Janeiro que los extranjeros no conocen o que aquellos que han estado un tiempo sólo conocían a través de la sección de policiales de los diarios, porque era parte del norte ultraviolento, donde todos era negros y se mataban tan fácilmente como iban a comprar cerveza. Tampoco conocían más los cariocas que vivían en el Sur de Río. Sabían que vivían en ese Paraíso de morros cubiertos por la selva espumosa y colorida, que iban entrando apacibles al mar, mientras aquel norte era un desierto de polvo seco y caliente, sin electricidad ni cloacas, ni comercios ni ley.

Marlúcia era mi novia y así conocí aquel infierno. Íbamos en un colectivo que se tomaba casi dos horas en llegar. No sé si había entre los pasajeros, delincuentes, pero lo que veía eran negros y mulatos que iban o volvían de trabajar en la zona Sur. Lavaban veredas, cargaban cajas, arreglaban caños, trabajaban en la construcción, manejaban los camiones que repartían mercadería, limpiaban edificios, como Marlúcia. Aquellos colectivos transportaban esclavos.

Y en cuántas ciudades no es así. Quizás ocurra en todas las grandes ciudades.




Esta imagen es de un colectivo que iba hacia Moreno, en el Gran Buenos Aires.

Las personas que aman a los humanos, tienen sentimientos fuertes ante la escena de esos colectivos. Piensan en esa gente. En sus hijos, en todas sus vidas. Desean que hayan sufrido menos. Que sus hijos tengan una vida mejor, que Dios los reciba con un abrazo y los redima por toda la eternidad de la mierda que han vivido en este mundo.

lunes, 24 de febrero de 2025

COYUNTURA - O es verdad o me gusta




Se declamaba en la Ciencia y en el Periodismo que su objetivo era decir LA VERDAD.

Era un objetivo ético. 

Y era necesario saber LA VERDAD para tomar las mejores decisiones.

Por supuesto que no es posible decir LA VERDAD, en principio porque no se sabe qué es LA VERDAD, y luego porque si se considera VERDAD algo probado, los métodos probatorios son contingentes, y la relación entre las pruebas y LA VERDAD siempre es arbitraria. Lo que respalda esa relación es un acuerdo entre quien dice y quien escucha. Algo es VERDAD, entonces, porque todos vemos lo mismo.

No se puede decir LA VERDAD, pero se puede decir algo que todos aceptamos que es LA VERDAD.

“Esto es más verdadero que aquello”. 

LA VERDAD, es lo que dicta un sentido común.

Lo interesante de este momento de la comunicación masiva en Occidente y demás mundos también, es que la información que se difunde es FALSA, en el sentido en que ya no necesita ser probada y ya no necesita ser acordada. 

La ley ordena a los Medios y a la Ciencia a decir la verdad, o por lo menos a no mentir, pero ya se asumió que nunca se dijo LA VERDAD, y entonces decir fantasías es perfectamente válido. 

Lo que sostiene y da éxito taquillero a una información no es su veracidad, ni siquiera su verosimilitud, sino que afirme lo que el público piensa, que lo entusiasme, que lo alegre, que lo satisfaga de alguna manera.

Es como si las masas siempre hubieran sabido que les mentían, pero creían por fe, o no creían y callaban. 

Ahora se han activado y reproducen y abrazan la fantasías que les gustan.

Para los espiritistas, los espíritus concurrían a las sesiones. Las sesiones eran bastante reservadas. Hoy es como si se televisaran.

El sentido común para determinar que algo era verdad se hizo añicos. Ya no existe el acuerdo necesario para decidir si algo es VERDAD o MENTIRA.

Si algo gusta, ya no importa que sea VERDAD o MENTIRA.

No existe el acuerdo, que era el sustento de LA VERDAD. 

Pero el acuerdo también es sustento de la ley, de las reglas de convivencia, de los códigos de amistad, de todos los códigos.

La motosierra del tardío adolescente genuflexo es el poder de romper todo acuerdo. Entonces, así como es posible mentir, es posible robar, violar, torturar o matar.

Gran oportunidad, en fin, para fortalecer la ética interior.




domingo, 23 de febrero de 2025

70 años después viajé a conocer su casa y a saber quién soy

Esta nota apareció en el diario Clarín el 21 de enero de 2017 



Mundos íntimos. A los 8 años, mi papá escapó de China. 70 años después viajé a conocer su casa y a saber quién soy

Es hijo de un cantonés que se radicó en la Argentina y formó familia. Luego, sin embargo, volvió con los suyos que vivían en Chinatown, Nueva York. El autor estuvo con ellos un tiempo pero no se adaptó. Por Gustavo Ng.

21/01/2017 00:30


Una persona puede pasar gran parte de su vida tratando de responder una pregunta. En mi primer día de clases, al pasar lista, la maestra me llamó a su lado, me señaló con el dedo mi apellido escrito en una planilla y me preguntó “¿Qué significa esto?”.

Poniéndome el mundo patas arriba (se suponía que eran las maestras las que sabían y no las que preguntaban), aquella mujer pronunció la pregunta que se me aparecía todo el tiempo, cuando observaba los cuadros bordados en mi casa, los caracteres en los libros de mi papá, cuando lo estudiaba a él, cuando lo escuchaba hablar con otros chinos. Adonde me presentara, en un picadito en la plaza o en la casa de un amigo, me llamaban inmediatamente “Chino”, y yo no sabía qué significaba ser chino.

He pasado gran parte de mi vida descifrando mi apellido, que es la chinidad misma. Aprendí que hay preguntas que son como pozos que nunca se llenan. Sin embargo, en el empeño por completarlo, uno acaba construyendo algo. Un saber, una idea, una profesión, una vida. Uno acaba construyéndose.

1944, Taishan, provincia de Guangdong, sur de China. Tres nenitos lloran aferrados unos a otros dentro de una casa. Temen que los encuentren los soldados japoneses. Uno de los tres es Ng Ping-Yip, quien se convertirá en mi padre. Los arrozales alrededor de la casa arden de un verde nuevo bajo el sol.

Los tres chicos acabarán algunos años después en Hong Kong, como decenas de miles, cuando sus padres decidan abandonar China en desacuerdo con el movimiento que instauró la República Popular.

El destino buscado de aquel éxodo anticomunista no era, sin embargo, Hong Kong, sino América, más precisamente, Norteamérica. Todos los Ng terminarían en Nueva York. El camino de mi padre, que fue el primero en salir, incluyó una escala en Argentina. Una escala de 18 años, en la que se hizo argentino, trabajó, tuvo amigos, una esposa, hijos.

Llegó a San Nicolás, a orillas del Paraná en 1954, luego de tres meses en un barco que le dio media vuelta al mundo. Era como un viaje interplanetario, en aquella época, y él tenía apenas 17 años. Era un chinito corajudo. Pero no viajaba solo: venía con un contingente de técnicos que tenían la misión de montar Estela, una fábrica textil, inversión de la compañía Nanyang en una Argentina con intención industrial.

Ng Ping-Yip encarnó la velocidad de adaptación de los cantoneses, aprendiendo español en el barco y haciéndose amigo de los nicoleños, que lo invitaban a navegar, a jugar al tenis, a cazar y a aquellos picnics de rock and roll, gomina y anteojos negros. Al final del contrato de trabajo, muchos de los chinos regresaron a Hong Kong o siguieron rumbo a Estados Unidos, pero él estaba felizmente aclimatado a la Argentina y haciendo planes con una novia nativa.

Fue adoptado bondadosamente por la familia interminable de Celia Lorenzo, en que la sangre vasca se mezclaba con la gallega y la turinesa. Ella era una entre quince hermanos y más de medio centenar de primos, que terminaron de convertir a Ng Ping-Yip en un nicoleño como cualquier otro. El nombre Ping-Yip derivó en Pinki, y así quedó. Organizaba las Navidades multitudinarias (como aquella en que el Papá Noel se emborrachó antes de salir a escena y Pinki tuvo que reanimarlo con un brebaje que desde entonces fue conocido como el “té chino para los curdas”) y alquilaba un colectivo para que la familia viajara al casamiento o el cumpleaños de algún pariente. Tomaba mate con su suegra, era el fotógrafo de la familia e iba a pescar con sus cuñados.

De aquella vida surgimos en la década del 60, dos hijos, mi hermana Anita y yo. Nos criamos sabiéndolo todo de la familia materna y nada del lado chino. Mi madre me daba a leer las cartas que mi tatarabuela Joaquina Alastuey le mandaba a su hija, mi bisabuela Rosa Orduna por la época en que Sarmiento era capitán y a los diez años me afanaba en un árbol genealógico que requería una cartulina para que entraran todos los nombres. Mi parte china, en tanto, permanecía en el misterio.

A principio de los 70, cuando recién empezaba a llegar a Argentina la verdadera inmigración china, Pinki fue con su esposa e hijos a reunirse con sus padres y hermanos al Chinatown de Nueva York. Conocí a mis abuelos y tíos, la multitud china en las calles, los restaurantes iguales a los de Guangdong, percibí los olores que sólo volvería a sentir en China.

Aprendí entonces, el juego de las cajas chinas: al abrir una caja, en su interior hay respuestas, pero también nuevas preguntas y una nueva caja que guarda las nuevas respuestas. Dentro de la segunda caja hay, efectivamente algunas respuestas, más preguntas y otra caja, y así sucesivamente. Cada respuesta a mi pregunta sobre el ser chino resultaba en nuevas preguntas. Estaba finalmente en la casa de mis abuelos, pero tenían tres armarios que siempre estaban cerrados. Cuando desobedecí y los abrí, encontré una cantidad infinita de cajas y frascos, que atesoraban sustancias misteriosas. Con el tiempo y con mi curiosidad indeclinable, fui sabiendo que aquello eran frutas en agua, trozos de cuero de un animal, raíces, hongos, masas secas... Eran ingredientes que mi abuela usaba para cocinar. Pero ¿de qué animal era el cuero? ¿qué frutas eran? ¿cómo los procesaba?

Un tío abuelo viejito nos llevaba a un sótano donde otros cientos de viejos jugaban a un extraño juego. Aprendí que se llamaba mahjong y que era parecido al dominó, pero ¿qué lugar era ese? ¿Todas aquellas personas eran parte de nuestra familia?

Me pasé años abriendo cajas chinas. Quizás acepté ese juego como un destino, y así estudié periodismo, que me profesionalizó como preguntador, y antropología, que me ofreció recursos para inquirir y pensar en el hecho del origen.

En Nueva York mi padre encontró la patria china de la que había andado huérfano. Recuperó a sus hermanos, sus padres, sus cantoneses que hacían de Chinatown un territorio chino, fuera de los Estados Unidos. Volvió a su idioma, a sus olores, a su comida, a su manera de pensar. Entró en su rebaño, donde tenía la libertad y el alivio de ser uno más.

A mí la vida se me partió del todo, porque no tenía lugar allí. El cariño con que los Ng nos recibieron a los argentinos era incondicional, pero en aquel momento la incomunicación fue un foso que no pudimos saltar. Los seis años que pasamos en Nueva York me quedé en la vereda de enfrente de Chinatown. Luego vinieron las peleas de un padre con su hijo adolescente que se rebelaba contra todo, y más tarde, cuando ya estuve fuera de Estados Unidos, apareció el bloqueo infranqueable del Consulado norteamericano, que me negaba la visa.

La vida me llevó lejos de mi padre y su mundo chino restablecido en Nueva York, donde se quedaría para siempre. Estuve veinte años sin verlo, a lo largo de los cuales en largas y luego en encendidas conversaciones por teléfono yo lo hostigaba reprochándole que hubiera elegido su pertenencia china antes que la familia que había creado. Fue una discusión pausada, larga como una vida. Años y años sin vernos. Trabajé como periodista en Buenos Aires, Río de Janeiro, Bariloche, San Nicolás, Lima y La Habana. Me casé, hice mi propia familia, tuve mis hijos.

Pero nunca se deja el padre atrás para siempre. Uno puede alejarse, pero el padre vuelve. Vuelve la necesidad de decirle algunas cosas que quedaron pendientes, vuelve la necesidad de preguntarle por qué esto, o por qué aquello.

Ya cuarentón, en Buenos Aires hallé a Lo Yuao, uno de los viejos camaradas chinos de mi padre. Como ese relato de Alejandro Dolina en que las personas se pierden para toda la vida en Parque Chas, él se había perdido en Argentina. Vivía de tomar fotos de firmas para un perito calígrafo, en un departamentito del barrio de Tribunales, donde apenas cabían él y sus pinturas. Se había hecho pintor de pintura china clásica, aquí, en las antípodas de China.

Lo Yuao fue la reconexión con mi padre. El escritor sinófilo Camilo Sánchez se apasionó con aquel viejito, y él le retribuyó, y los tres acabamos en el disparatado proyecto de editar un libro que registrara el proceso de traducción que haríamos juntos del Tao Te King, un texto clásico chino. Lo Yuao murió antes de que pudiéramos terminar, pero nos heredó la necesidad de hacer algo con nuestro interés por la cultura china, una vocación estética y filosófica por parte de Camilo, y de mi parte, el meollo de la pregunta por mi chinidad.

Entonces giré mi vida profesional hacia China. Hice una revista, una obra de teatro, libros, y empecé a volverme referente.

Finalmente, a los 52 años conseguí viajar a China por primera vez. Fue como explorar un océano zambulléndome en el punto más hondo. Anduve durante dos meses, sin manejar bien el idioma, con una cantidad exigua de dinero, por más de 10.000 kilómetros en tren, atravesando ciudades, montañas, desiertos, campos cultivados, ríos, aldeas. Recorrí nueve provincias y 19 ciudades, dormí en hoteles, hostels y casas de amigos eventuales, probé todos los platos que encontré, me hice amigo de muchas personas en los viajes en tren de hasta 32 horas, en los pubs, en los museos, en las plazas. Me metí en cada rincón que encontré. Y descubrí que cada rincón era una caja china.

Fui a Hong Kong, de donde mi padre había salido 60 atrás. Luego me metí en el interior de la provincia de Guangdong, y llegué hasta Taishan, y en Taishan encontré aquella casa donde mi padre, cuando era un gurrumín de ocho años, se escondió de los soldados japoneses con otros dos chinitos aterrados.

Había llamado a mi padre por teléfono y le había contado del viaje. No se entusiasmó. Yo hubiera querido decirle que lo estaba haciendo porque lo quería, pero no nos decimos esas cosas. “Ya no queda nada, ni hay nadie para recibirte. Estamos todos en Nueva York”.

Sin embargo, con el pasar de los días, consiguió que la hija de un amigo me recibiera, me mostrara el pueblo y me abriera la casa.

Era la casa de su abuelo. Estaba intacta y vacía, pero en varios lugares había pequeños altares, con imágenes rojas y doradas e inciensos, en honor de nuestros ancestros. Mi anfitriona dispuso una mesa con diferentes comestibles para que hiciéramos una comida ritual, me enseñó a reverenciar cada altar, me dio palitos de incienso para que colocara y me hizo quemar papeles que simbolizaban dinero.

Todo alrededor, el verde claro del arrozal brillaba encendido como un campo de luz.

En un camino por la montaña vi cinco tumbas antiguas. Estaban sueltas, en un lugar desde el que se podía ver cómo se extendía un prado, y más allá el mar. Se me ocurrió que mis antepasados debían estar enterrados en algún lugar como aquel. Otro día, en una aldea apenas habitada, vi a un viejo y me sorprendió casi hasta asustarme su parecido con mi abuelo Ng Iuko. Ese mismo día, en otra villa que parecía estar extinguiéndose desde hace miles de años, viví el irreal momento de encontrar, allí en el otro lado del mundo, allí donde todo era misterio que abre a otros misterios, a un hombre igual a mí. Me sentí en una realidad paralela. El hombre tenía mi edad, mi cuerpo, mi pelo, mi color de piel, mi misma mirada. Supe que si mi abuelo no hubiera sacado a su familia de China, yo tal vez viviría la vida de ese hombre. Yo sería ese hombre. Sería chino.

Meses después fui a Nueva York a reencontrarme con mi padre. Estaba en el negocio que tiene en Chinatown. Nos saludamos como si nos hubiésemos visto dos días atrás, como si las décadas de ausencia no hubieran pasado. Encendí mi computadora y me puse a mostrarle las fotos de aquella casa. 


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Gustavo Ng nació en 1962, hijo de una argentina y de un chino. La familia vivió en San Nicolás y en Nueva York hasta que se dividió: el padre quedó allá y el resto, acá. Gustavo estudió Periodismo y Antropología. Fundó la revista Dang Dai -junto a Camilo Sánchez y a Néstor Restivo- dedicada al intercambio cultural con China. También escribió la obra de teatro “Gracias abuelo (Xie Xie yeyé)”, sobre la comunidad china. En marzo se publicará “Mariposa de Otoño”, libro en el que a través de varios relatos, describe mucho de lo que sintetiza en esta nota. En los últimos siete años, Gustavo ha dictado talleres de redacción de cuentos, organizado recitales y armado bibliotecas en paradores nocturnos donde concurren personas sin techo.


https://www.clarin.com/sociedad/mundos-ntimos-pap-escap-china-70-despu-viaj-conocer-casa-saber-qui_0_ryXvx9THe.html?srsltid=AfmBOoqN-VXb3o1pZ4OopPFYCC4hKawTM2npjrLWsZfC10zQcicNvhn7




viernes, 21 de febrero de 2025

Un gramo de poder

Milei es un arrastrado. 

La realidad le permitió vender que era poderoso, con la motosierra, las agresiones, la violencia. 

La contracara son los radicales, que son el emblema de la prostitución por pusilanimidad.

Y también la propia persona de Milei, como lo vimos en la conversación con Viale: un pobre tipo aterrorizado. 

Pero la realidad puso en él el tema del PODER. 

Los tragadores de buzones compraron. Milei es un gusano, pero se lo votó con la esperanza de que alguien ejerza el poder, a diferencia de aquellos que proponían abdicar de todo poder y resignarse a seguir tragando sapos cada vez más intragables de aquí para siempre. 

Vemos ahora que los políticos, es decir, los profesionales del uso del poder, no ejercen el poder. Los vampiros están saqueando el país y ellos permanecen atados por cadenas fantasmas. 

Usar o no usar el poder, a nivel planetario, a nivel Argentina o a nivel personal, es uno de los temas que está sobre la mesa en este momento. 

El otro tema que también se ha instalado es el de la disyuntiva, también en todos los niveles, entre HUMANISMO y CRUELDAD INHUMANA. 

La polarización va siendo extrema. 

El surgimiento de fascismos está preñado de la convicción de que los inferiores —pobres, migrantes, otros, ancianos, razas inferiores— deben ser eliminados. 

Las últimas luces humanistas parecen mitos, el Papa moribundo, los anónimos y ocultos Justos de las Naciones, la sangre digna y rebelde que las masas debe tener en algún lugar recóndito. 

Deberíamos tener fe en que esas leyendas pueden resurgir, cobrar forma, materializarse.

Para eso, debemos usar el poder que tenemos.

Un gramo de poder.



domingo, 16 de febrero de 2025

La mecedora

 La Serpiente es el signo que encarna la Sabiduría.


La Sabiduría es distinguir lo que es importante de lo que no lo es. 


Cuando era muy jovencito, quizás tenía 20 o 21, yo estaba tomado entero por el enamoramiento de Laura.

Era como un perrito, tenía ese tezón insoportable y que avergüenza del insistente hasta la pesadez más densa. Creo que algunos días yo llegaba a levantar fiebre.

Obvio que ella no me pasaba bola.

Pero no me resignaba nada, ni un átomo.

Si me viera hoy le diría a mi yo de ese momento: “no les vas a tocar nada ni aunque pasen 10.000 años”

Pero un día ocurrió algo completamente inesperado.

Anduvimos por no sé a dónde —yo siempre siguiéndola con la lengua afuera y la baba— y al final fuimos a su casa.

No sé cómo fue que terminamos recostados medio cerca. De repente mi mano estaba en el aire y noté que su pierna estaba muy cerca. 

Muy cerca.

Estaba como a dos centímetros de mi mano.

Y estábamos hablando diferente, porque ella había empezado a hablar un poco diferente.

Mi corazón comenzó a bombear con una fuerza brutal. Cada latido era como una bomba.

Mi respiración se aceleró, mis ojos no sabían qué mirar y en un momento tomé consciencia de que podía mover dos centímetros mi mano. 

Dos centímetros.

Dos centímetros y la tocaría.

Dos centímetros y dejaría el reverso de un dedo apoyado en la piel hermosa de su pierna divina.

Luego la miraría a los ojos.

Y ¿qué hice?

Lo que ya se adivina, dejé la mano estática. 

La mano de una estatua.

Quizás entré en pánico.

O no sé.

Ustedes sabrán decirme.


Segunda historia.

Por esa época mi querida amiga Julita, posiblemente la persona más intensa que conozco, estaba más porfiada que yo, pero para conseguir trabajar como productora de cine. 

Cuando consiguió un puesto, enloqueció.

Trabajaba las 24 horas, estaba desaforada, todo lo que el director decía, aunque no pidiera directamente, ella lo interpretaba como pedido y salía disparada a conseguirlo.

Una mañana, el director pidió directamente una silla mecedora, y dijo “una usada, no una de mueblería; de las de maderas redondeadas, y de las que tienen esterilla”.

Agregó: “podríamos hacer las tomas esta tarde, con esa silla”.

La mente de Julita giró tan frenéticamente como un trompo, “dónde, dónde, dónde, dónde, dónde, dónde, dónde hay una silla como esa”.

A los tres segundos encontró la solución. Se tomó un taxi, le gritó al taxista “tenemos ¡MUCHO! ¡APUROOOOOOOOOOOOOOO! ¡Si no podés ir rápido tomo otro taxi!”. 

Iban a su casa.

Donde vivía con sus hermanas, su mamá y su abuelo Jorge.

Ya entienden ustedes.

Ya entienden ustedes dónde pasaba el día el abuelo Jorge, de 91 años. 

Era exactamente “una usada, no una de mueblería; de las de maderas redondeadas, y de las que tienen esterilla”.

Bueno, esa tarde, cuando la mamá de Julita llegó del trabajo, ¿adónde encontró a su padre? En la cama.

Y había un espacio vacío.

Julita carecía por completo de refrenos.

Era capaz de cualquier cosa.

Pagaba cualquier precio.

Pagaba hasta con lo que no tenía ni podría tener, con tal de conseguir lo que quería.


Entonces, la sabiduría de la Serpiente consiste en distinguir lo que es importante de lo que no es importante.

Quien sabe que algo no es importante, puede abandonarlo, no hacerle caso, desecharlo y tomar lo importante, que es muy probable que esté al alcance de tu mano.






La riqueza simbólica de la Serpiente, regente del año 2025



La sabiduría de la cultura China ha tenido el cuidado de no abandonar aquello que los antiguos artistas, pensadores y contemplativos de la naturaleza cósmica y de la condición humana han descubierto y creado durante milenios. 

La mitología de todos los pueblos condensa el modo profundo de ver el mundo, que nutre de identidad a una cultura. Convertida en símbolo, la serpiente, animal regente del año 2025 según la antigua tradición zodiacal en la que convergen infinitas tradiciones de China, rebosa de elementos que expresan aspectos de la cultura china, desplegada en leyendas, imágenes, novelas y posiciones filosóficas.

La serpiente sigue siendo tótem de algunas sociedades, como el grupo étnico tujia que vive alrededor de las fronteras de las provincias de Sichuan, Guizhou y Hunan. También lo es en la zona que abarca Minyue, en la provincia de Fujian, y Taiwán, que tiene la misma raíz cultural. La costumbre popular de adorar a las serpientes todavía existe en Fujian y aún hoy el séptimo día del séptimo mes del calendario lunar chino, en la ciudad de Zhanghu (樟湖镇) la gente desfila llevando serpientes vivas. 

Una criatura mítica con cola de serpiente es Huashe (化蛇), la que al gritar como una mujer o llorar como un bebé provoca una gran inundación. En una historia del Período de Primavera y Otoño (770-476 a. C.), un campesino encontró un monstruo con forma de serpiente al rastrear el sonido del llanto de un bebé en los alrededores de la ciudad de Daliang del Reino Wei (220-265 d. C.) y tres días después, más de 850 aldeas de los alrededores fueron inundadas por el Huang He (黄 河), el río Amarillo.

Una leyenda cuenta que en el lago Dongting (洞庭湖) de la provincia de Hunan, fue necesario recurrir a Hou Yi (后羿), el héroe que mató a los nueve soles, para acabar con la  enorme serpiente Xiushe (修蛇), que atacaba a los aldeanos. El cadáver de la serpiente se convirtió en una colina.

Mingshe (鸣蛇), la serpiente sonora, tiene cuatro alas y su voz, tan fuerte como una gran campana, atrae al viento. Vive cerca de minas o tumbas con oro y jade.

Los mitos relacionados con serpientes abundan. Sin embargo, entre todos ellos hay dos que sobresalen, el de la Diosa Madre, Nüwa (女媧) y de la Serpiente Blanca, Bai Suzhen (白素貞).

Nüwa

Nüwa, representada con cuerpo de serpiente y cabeza de mujer, ha desempeñado un papel fundamental en la historia mítica china. Entre sus numerosas versiones, aparece en el “Lie Zi”, (列子), “Maestro Lie”, un texto del Período de los Reinos Combatientes (475-221 a.C.); también en el “Feng Su Tong Yi” (風俗通义), “La interpretación integral de las costumbres” y el “Huai Nan Zi” (淮南子), “Maestro Huai Nan”, de la dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.); en el “Feng Shen Yan Yi” (封神演), “La creación de los dioses” de la dinastía Ming (1368-1644), y Cao Xueqin (曹雪芹) abre su obra maestra, la novela “Hong Lou Meng” (紅樓梦), “Sueño en el Pabellón Rojo”, hablando de Nüwa.

En las diferentes versiones, Nüwa estaba sola hasta que se encontró con Fuxi (伏羲), su hermano y también su marido. En muchas pinturas se representan con las partes inferiores de sus cuerpos de serpiente entrelazadas. En una reflexión metafísica sobre la pintura china, François Cheng (:程抱) explica en el libro “Vacío y plenitud” que un primer trazo (en la leyenda estaría representado por Nüwa) marca el homogéneo mundo primigenio y esa marca establece una primera distinción. Antes había un solo color, ahora hay blanco y negro. Se instauran las dos cosas originarias del mundo, que son los alientos vitales, yin y yang. Nüwa, mujer, sería el yin y Fuxi, el varón, sería el yang. 

“De la acción combinada y alternante del yin y el yang nacen los diez mil seres”, dice Cheng. La figura legendaria es la de Nüwa viendo su reflejo en el agua, decide crear seres a su semejanza. Así fue como dio nacimiento a los primeros seres humanos, dice el “Feng Su Tong Yi” (風俗通义), “La interpretación analítica de las costumbres”, de la dinastía Han Oriental, para enriquecer y embellecer el mundo.

De esta manera, Nüwa ganó hijos pero perdió la eternidad, en la que todo era sólo una unidad completa. Al ver que el mundo se fragmenta y dispersa, Nüwa siente la necesidad de reunir todas las partes para restaurar la perfección originaria. Lo que mueve a la serpiente, así, es el deseo de la reunificación, y en definitiva, el deseo. Por este motivo, la antigua astrología china sentenciaba que, en el año de la serpiente, la realidad está regida por el deseo.

En el “Shan Hai Jing” (山海经), “El clásico de las montañas y los mares”, la serpiente Xiushe se traga un elefante, de donde ha quedado la frase: “un hombre insatisfecho es como una serpiente que intenta tragarse un elefante” para referirse a la gran dimensión del deseo de esta criatura.

El deseo de reunir lo que se ha desperdigado resulta en una fuerza centrípeta de un poder tan inconmensurable como el que ha tenido Nüwa para haber creado los 10.000 seres. Por lo tanto, la serpiente encarna el deseo y la determinación de la unidad, y eso es lo que late en el corazón del orgullo de China de ser un pueblo único, una civilización única, una historia de una continuidad maciza y única. 

El deseo puede derivar hacia la desgracia o hacia la prosperidad. Acarrea la desventura cuando la reunificación es alcanzada mediante la fagocitación de unos seres por parte de otros. 

Al contrario, el deseo propicia el bien común cuando los seres consiguen unirse y crear alianzas mediante una armonía, en la que cada uno conserva su integridad.

La armonía, resulta, por lo tanto, un recurso vital para el deseo de la serpiente de reintegrar el mundo.

Siendo la armonía una destreza tan decisiva, es llevada al extremo por la serpiente. La armonía alcanza su mayor grado de sofisticación y deja de ser un medio para convertirse en un fin en sí misma. La serpiente desarrolla más y más la armonía. Busca que el ambiente que la rodea sea la mayor expresión de la belleza, vistiéndolo de los tesoros más hermosos del mundo, como hace Mingshe (鸣蛇), la serpiente sonora.

Otros atributos de la serpiente se derivan de su condición de ser anterior a los humanos. Los humanos se hicieron racionales para poder entenderse; la serpiente aprendió la racionalidad, pero su manera de conocer es previa. En un año bajo el dominio de la serpiente, la racionalidad es un instrumento, mientras la esencia del entendimiento es algo que llamamos “intuición”, y no podemos definir —justamente porque los humanos no tenemos palabras para definir lo que existía antes de nosotros.

De la misma manera, los humanos inventaron el lenguaje y la serpiente lo aprendió —y lo instrumenta de un modo magistral—; sin embargo, sus modos de comunicarse no dependen solamente del lenguaje humano. Para comprender esto es útil pensar en la música, como un lenguaje que transmite mensajes sin necesidad de usar palabras. También los hombres inventaron la moral, que la serpiente aprende y utiliza, pero siempre pervive en ella un estado de amoralidad. 

Por ser anterior a la historia, lo más profundo de la serpiente vive en un no tiempo. Depende del reloj y el calendario para desenvolverse en el mundo que crearon los humanos, pero en su interior habita la eternidad. Esto explica que las serpientes animales nacen enteras, con todos los atributos de una adulta. No ha necesitado transitar el proceso de evolución personal. Desde siempre, las serpientes son adultas e íntegras.

La Serpiente Blanca

La serpiente ha sido símbolo del mayor poder de la naturaleza, el de dar la vida o procurar la muerte. Por lo tanto, la capacidad de controlar serpientes representa la habilidad de dominar la naturaleza. Los antiguos astrólogos sostenían que el éxito en el año de la serpiente consiste en dominar y guiar los deseos más primitivos. 

El poder de la serpiente es el tema central en las historias de la Serpiente Blanca, Bai Suzhen. Uno de los primeros registros se encuentra en el “Jingshi Tongyan” (警世通言) “Historias para advertir al mundo”, recopiladas por Feng Menglong (馮夢龍), un erudito de la dinastía Ming. Allí se cuenta que la Serpiente Blanca desciende al mundo de los vivos durante el Festival Qingming (que es de los muertos), enamora a Xu Xian (許仙), y es descubierta por Fa Hai (法海), un monje budista que cree que los espíritus y los humanos no deberían mezclarse. Fa Hai le da a Xu Xian una pócima que devolverá a su amada su verdadera forma de serpiente. Ella bebe la pócima por amor a Xu Xian, revela su identidad y Xu Xian muere del susto. La Serpiente Blanca viaja al Monte Emei para traer otro ingrediente mágico que revivirá a Xu Xian, pero el monje Fa Hai es implacable y acaba encerrándola en la Pagoda Leifeng (雷峰塔).

Su poder le otorga a la serpiente una sólida eficacia. La vocación naturalista china observa que es una criatura que no tiene patas, pero se mueve con rapidez y que parece suave, pero es feroz en el ataque. Su determinación es implacable. Desde la quietud perfecta, en un solo movimiento, juega a todo o nada. Procede técnicamente cuando busca un objetivo, sin involucrar otros sentimientos. Un deseo imperioso y una eficacia implacable dotan a la serpiente de un carácter excepcional. 

La historia de la Serpiente Blanca es antigua pero no extinta. Como decíamos al principio, la cultura china tiene la sabiduría de no desechar lo que han hecho los antiguos ancestros, y así esta historia ha seguido siendo escrita una y otra vez, ha sido representada en óperas y en películas, como “La Serpiente Verde”, interpretada por la famosa actriz Maggie Cheung Man-yuk (张曼玉), que recaudó más de 77 millones de dólares en taquilla.

Este éxito demuestra que el simbolismo de la serpiente continúa vigente en la sociedad china, por lo que el hecho de que el 2025 esté regido por la serpiente no habrá de pasar desapercibido.


(Una versión de esta nota fue publicada en la revista China Hoy)