domingo, 9 de febrero de 2025

COYUNTURA - Zombies

En la novela Payasadas, Kurt Vonnegut cuenta de un presidente absurdo. No tiene poder, es un freak mental, vive en un país posapocalíptico, es drogadicto.

Es una obra profética en muchos temas. Mientras, alguien debería explicar la aparición de esta ola de líderes impertinentes fascistas en todo Occidente.

 

Nosotros tenemos un presidente tragicómico. Un alcahuete disparatado del poder, una caricatura mal hecha de un cipayo prendido fuego.

Y he aquí que este fantoche mal ensamblado es percibido, entre todos los políticos de Argentina, como el único atrevido.

Aparece como el único líder porque entre todos, es el único que se la juega. Se proyecta la imagen de que es el único que parece dispuesto a correr riesgos —de que lo insulten, lo enjuicien, lo metan preso, lo maten.

Parece el único que tiene coraje.




Entre otras causas, esa imagen está construida por las máquinas de comunicación y lavado de cerebro (ya toda comunicación es lavado de cerebro) y el estado general conservador —del orden institucional, de los derechos humanos como fueron una vez, de los pañuelos de colores, de la cuota de poder que se ganó y mantiene en la rosca, de todo lo bueno de los gobiernos de los Kirchner.

El poder se repartió entre los vampiros asesinos de siempre y los que tuvimos decisión desde la política, la economía, la militancia social, los medios y armamos un orden que se nos trabó, se nos solidificaron las coyunturas con óxido, nos petrificamos y sólo nos beneficiamos algunos sectores de la sociedad, y nos cagamos olímpicamente, como tilingos, en la mayoría de los argentinos, que iban viviendo cada vez peor.

Quedamos los chupasangres gigantes, los conservadores progreperonistas y los desahuciados.
A los desahuciados los progreperonistas, desesperados porque perdemos lo que sentimos que es nuestra vida, les decimos “Milei defiende a los ricos”, ¿y ustedes no quieren ser los ricos y cagarnos igual que Milei?; “Milei quiere desmantelar la Educación, la Salud, los Derechos Humanos”, ¿y ustedes qué posibilidades nos dan de que nuestros hijos lleguen a la universidad, cómo mejoraron las obras sociales y los hospitales, qué derechos humanos hicieron reales para mejorar nuestras vidas? ; “Milei ataca a los homosexuales”, ¿Y qué comemos con que los homosexuales puedan tener hijos?; “Milei es la dictadura”, ¿Y en qué nos benefició la democracia de ustedes?

Ni Milei ni quienes lo queremos ver preso le proponemos a la sociedad un sueño. No ofrecemos futuro. La diferencia es que Milei ofrece romper y nosotros no.

Por supuesto que Milei miente, no rompe otra cosa que lo que le molesta a la oligarquía.
Pero nosotros también mentimos si decimos que queremos cambiar algo. Queremos conservar la miserable ventaja que conseguimos. Entrar al VIP en el aeropuerto. 

Sabemos que de ninguna manera Milei es el único, pero desde el punto de vista de la gente que la ha pasado mal o muy mal con nosotros en el poder, es el único que toma la iniciativa.

 

No es él en sí quien impresiona, porque es un pobre sorete, sino que es justamente su pusilanimidad la que hace que los demás parezcamos zombies que caminan buscando comer gente para seguir no vivos.

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