Hace unos años conocí un gualicho para cumplir los deseos, que no es más que una variante del pacto con el Diablo.
Cada vez que lo usé me dio resultado.
Una vez lo usé para conseguir 10.000 dólares.
¿Y entonces por qué no lo usé para pedir un millón?
Porque el precio, cuando uno hace el pacto, no se conoce.
Y puede ser diabólico.
Es más: siempre es diabólico.
Hace unos días no soportaba que estoy muy gordo.
Hice el esquema que aparece en la imagen de arriba: “¿Cómo me propondré la desaparición de esta busrada?” las “e” a la izquierda de la figura humana representan ENERGÍA y las “M” a la derecha, MOVIMIENTO. Es un esquema muy bobo, que relaciona cantidad de energía que ingresa al cuerpo como comida y la cantidad de movimiento del cuerpo. Los caminos “OK” son los de «Adecuar e a M»”; “OK1” es cuando el cuerpo come poco y se mueve poco, etc.
En la parte inferior del diagrama analizo por qué como mucho: enfrento “Hambre del cuerpo” a “otros impulsos”, que serían “ansias”, “competencia”, “rico” (que la comida es sabrosa) y “social” (aquí incluyo “programa del día”: desayuno, almuerzo, merienda, cena).
Bueno, enfoqué el tema con la pavada esta del dibujo y demás, y después usé el gualicho.
A los dos días tuve la eclosión de diarrea y vómitos más feroz de mi vida. Sólo cierta sospecha de que esto podía suceder previno que terminara en el hospital.
Pesaba 88 kilos el viernes. El lunes a la mañana, 81.
Si alguien quiere la fórmula del gualicho se la doy.
No hay secretos.
Yo la recomiendo.
No es que no haya que cuidarse, pero quizás la vida es más vida si uno toma la iniciativa y corre riesgos.
Tiendo a sentir, como los griegos y la gente del norte, que lo que los cristianos llamamos Diablo, no es otra cosa que la vida.