Ligeras anotaciones que hace Gustavo Ng de asuntos que piensa o encuentra escritos en libros mientras va en colectivo y luego comenta con tal o cual persona.
Creo que hay una
diferencia crítica entre incidir sobre la realidad esforzándose por cambiarla y
por otro lado, tratar de forzarla.
Uno puede
esforzarse por llevar las cosas lo más lejos adonde pueden llegar, porque
rindan todo lo que pueden rendir, porque sean todo lo fértiles que pueden ser, porque
se doblen todo lo que pueden doblarse, porque crezcan todo lo que pueden crecer.
En cambio, intentar
forzarlas es pretender que las cosas den lo que no es su naturaleza dar.
La primera maniobra
puede resultar, la segunda jamás.
Ahora, me parece
interesante que por naturaleza, los mandatos que no salen del corazón, los
ovarios, los huevos, las musas, Dios o algo así, digamos de adentro, pertenecen
indefectiblamente a la segunda categoría.
El ministro de
cultura de Rusia, Vladimir Rostislavovich Medinsky, expuso en una cena que su tío
bisabuelo Yury Nikolaevich Tynyanov llevó a cabo en 1922 una simple encuesta entre
sus amigos escritores.
Sólo incluyó una
pregunta: ¿Usted para quién escribe?
No reveló la
identidad de los encuestados, pero reportó las repuestas.
Para nadie, dijo
uno.
Más nihilistas,
tres (dos hombres y una mujer): no me importa.
En el otro extremo,
el de la ternura, una cantidad dijo: para mi persona amada.
Apuntando entre el
corazón y la estructura, tuvo también recurrencia: para mi madre.
Ya apuntando al
cenit, hacia el mundo del símbolo y la existencia, cuatro contestaron: para mi
Padre.
En la misma
dirección pero menos trágico, más lírico y naturalista, un poeta llegado de
Siberia dijo: para los dioses.
Otro, más humano:
para mis antepasados.
Un escritor
intelectual confesó que había analizado el tema, y lo había escrito, precisó:
para una platea. Incluso detalló quiénes estaban en la primera fila y quiénes
en otras.
Otra fue más lejos.
También había analizado qué le sucedía cuando escribía y meditado largamente en
ello hasta hallar que escribía “para personas que tienen la misma entidad que
las personas del sueño. En algún momento, durante el sueño o después, se tiene la
certeza de quiénes son, pero sus identidades pueden ser cambiantes o no
corresponder la persona que percibimos en el sueño con la de la vigilia”.
Las dos primeras
respuestas, consignadas aquí, no respetaron la pregunta en cuanto al lector, pero todas, salvo
una, aceptaron al autor.
La excepción fue un
anciano, “conocido por su mente díscola”, quien cuestionó al autor. “¿Quién soy
yo para decir para quién escribo? Soy quien escribo, pero no asumo que sea el
autor. No tengo idea de quién lo es, o de quiénes son, y mucho menos idea tengo de quiénes son sus destinatarios”.
No es que “tuve”
porque se curó, sino que se murió.
Y estaba loco de
verdad. Quiero decir, loco psiquiátrico. Que se murió culpa de su locura.
Nos criamos juntos.
Cuando éramos chicos su locura era, por ejemplo, poner agua caliente en las
cubeteras para meterlas en el congelador.
Pero cuando fue
grande, después de tratar de matar a su madre, de estar internado en el
manicomio y de volver a tratar de matar a su madre y al fin vivir solo porque
la madre se murió, después de eso su locura era cultivar trigo en la terraza y
pertenecer a una iglesia católica judía que estaba en Israel. Quería ayudar a
la Humanidad.
Mis amigos a
quienes Bowie les afila la punta de los átomos y los deja en estado de sutileza
infinita son a quienes más respeto cuando se habla de rock.
Ellos no aceptan
jamás el rock mal tocado, mal cantado. El Pity Álvarez en general. Los alaridos
de Janis Joplin. El bajo de Sid Vicius. La desafinación de Santi de Él mató a
un policía motorizado.
Por otro lado, el
viejo medio drogado de la línea de tren Retiro-Tigre, medio drogado o medio
borracho, o mucho peor, que se hace el medio drogado o medio borracho, que está
verano o invierno medio desnudo tocando una guitarra con dos cuerdas, sin saber
jamás la letra, cayéndose, dándose contra los caños, las puertas del tren, los
respaldos de los asientos y ya no pidiendo porque sabe que es tan desastroso
que la gente quiere sólo que se vaya, ese semihumano me convence totalmente
cuando toca rock and roll.
Obvio que no pega
una nota, que escucharlo es doloroso, irritante, hartante. Pero es justamente
ese desastre lo que mantiene al rock vivo, el haber reventado, el haber nacido
afuera y volver afuera. Bowie es sublime, y llevó a la música donde nunca había
estado, pero sin esta sangre escupida no habría habido Bowie.
Amo a los indios porque intuyo que de ellos puedo aprender lo berreta que es la verdad ante la magia de la maravilla y lo infinitamente vulgar que es poseer comparado con la aventura gloriosa de dar.
Con Erica vivíamos
fumados. Éramos unos artistas. Y unos filósofos. Y era una pérdida de tiempo
como una avalancha. Pero algunas cosas quedaron: aunque nos separamos, después
nos quisimos siempre, bien, como se debe querer, deseando cada uno de corazón
el bien del otro. También nos quedó aquella idea de los vampiros humanos.
Eso surgió porque
habíamos leído una frase en latín, homo
homini lupus, el hombre es el lobo del hombre. Con los vahos de la
marihuana le dimos trillones de vuelta a esa idea apreciándola eternamente. Y
en un rapto de creatividad uno de los dos salió con homo homini vampire.
Nos aterraba
recurrentemente la idea de que una persona nos parasitara.
Dijimos que los
hijos son pequeños vampiros, absolutos cuando son fetos, y luego cada vez
menos, aunque algunos le chuparan la sangre a sus padres aún después de que
éstos hubieran muerto.
Y entonces dijimos
que aún así, así de espantoso, era más aceptable que un hijo vampirizara a sus
padres (después de todo, no le queda otra opción) a que los padres vampiricen a
los hijos. Y las dos cosas ocurren con la misma frecuencia.
Dijimos que los
padres vampirizan a los hijos de modos patentes, como los que los hacen
trabajar o los que los guardan solteros para que se ocupen de ellos en la vejez,
y luego fuimos entendiendo que las formas de este vampirismo se sofistican ilimitadamente.
Esta el vampirismo
para eludir la soledad y el vampirismo para sortear el envejecimiento.
Vampiriza a su hijo
el padre o la madre que lo quiere macho —él o ella quiere ser macho, o más
probablemente los dos, y obligan a su
hijo a cumplirlo.
Vampiriza a su hija
la madre que quiere que la nena sea una estrella pop a los cinco años —que la
nena cumpla su deseo frustrado de ser una estrella.
Es el vampirismo
del deseo.
En muchos casos, la
revancha del deseo frustrado.
El padre que grita
desaforado e insulta con palabras increíbles a su hijito al que ha metido a
jugar al fútbol, durante un partido.
El padre que le
dice al hijo maricón para aliviarse del bochorno de que su padre le dijera
maricón a él.
Quien quiere que sus
hijos sea lindos para ser lindo o linda.
Que sea
inteligente.
Aventurero.
Artista.
Seductor.
Serio.
Piola.
Profesional.
Buen amigo.
Duro.
Quizás llegamos a
entender que toda pretensión de usar a los hijos para que cumplan nuestras
aspiraciones sobre la base de que son una extensión nuestra es vampirizarlos.
Pobres chicos.
Válganse por sí mismos y déjenlos en paz.
En un momento de la vida, o en
muchos, o siempre, nos preguntamos por qué una obra es una obra de arte o no.
Qué hace que una pintura, por ejemplo una pintura abstracta, sea arte.
"Qué diferencia hay con que la haya pintado un chimpancé?', "no es
arte, es un mamarracho".
Hay varios criterios para distinguir una
obra de arte, todos demasiado subjetivos.
Quizás el más demostrable por cuantitativo
(todo lo cuantitativo parece más verdadero), aunque sin buena justificación, es
el que inventó Kurt Vonnegut: "cuando hayas visto 10.000 cuadros, sabrás
distinguir”.
Conocemos esa otra idea que
postula que el arte se distingue porque te cambia la visión de las cosas.
El personaje que hace Marlon Brando
en Un tranvía llamado Deseo te transforma para siempre la
imagen de los brutos.
Elvis te transforma para siempre la idea de la juventud. Operación Masacre te refunda la Argentina.
Un cuadro de Mónica Castagnotto demuestra muy claramente la
potencia de este criterio.
Después de verlo, ya no pude ver una imagen de la Virgen María sin ver una
vagina, sin sospechar que el artista, artesano o devoto que la hizo tenía en su
cabeza, consciente o no, la imagen de una vagina.
Veo la forma general, los pliegues, algunas muy tapadas, otras más desnudas,
los velos-himen, los clítoris, algunas lloran, incluso sangran.
De ellas ha salido el Niño
Jesús, Dios, la Gracia, lo Divino, la Vida.
En el Santuario de la Virgen del Rosario de
San Nicolás hay una estatua que tiene a sus pies una concha, y no sólo eso, hay
una pileta para bautizar a los niños y el cacharro para echarle agua también es
una formidable concha.
Todo esto me parece jubiloso, lindo, tierno, y me cae muy bien y me parece muy
pertinaz que la vagina se convierta en la parte venerable y mítica del cuerpo
humano, incluso me gusta más que el cerebro o el corazón. El problema es que la
Iglesia lo niegue, y más aún, monte en cólera contra quien lo ponga en
evidencia, y quiera hasta suprimirlo.
Mucho más razonable me resultaría que el 8 de
diciembre, día de la Virgen, todos los católicos gritaran "¡Viva la
Concha!", pero ese grito está reservado al más bestial de los herejes.
Subí este post a mi blog en blogger (Efectos de una obra de Mónica Castagnotto, el 14 de junio
de 2016), ahora veo que las fotos fueron censuradas. Como Castagnotto, como
todos los periodistas y medios opositores en este momento.
Fuimos a tomar unas cervezas, Papa Rick, su hermana Mina, un par de amigos y un par de parientes. A Papa Rick lo tuve a upa cuando tenía cuatro meses. Ya era gigante. Mi familia materna de Estados Unidos es de la parentela más íntima para mí. Vivimos juntos cosas que nos unieron mucho.
Si uno quiere mirar lo extraño a los ojos, lo mejor es la familia. No te podés escapar. Lo bestial aparece en la mente de alguien de quien sos parte.
Mis amigos buscan la lucidez. Uno de las más lúcidos ha explicado el modo en que los norteamericanos viven la política: como una fe. Así se deslizan al fanatismo naturalmente. Y así encuentran en los musulmanes a su archienemigo. Le atribuyen vivir la política como una fe y deslizarse al fanatismo naturalmente. Construyen un musulmán asesino y fanático y le atribuyen el personaje a todos los musulmanes de carne y hueso.
Ayer en el bar también salió el tema de John Lennon. Les pregunté a los mayores si recordaban qué pensaron sobre su asesinato el día en que lo balearon. Nadie dijo nada interesante, uno soltó: “el tipo dijo muchas estupideces, no? Le faltó el respeto a Jesucristo y todo eso”. (Lennon dijo en 1968, hace 50 años, “somos más famosos que Jesucristo”, lo que provocó en Estados Unidos una ola de indignación que incluyó quemas de los discos de los Beatles en todo el país y la cancelación de giras).
Para esta gente que para mí está de este lado, más aún, está adentro mío, la normalidad es que Estados Unidos bombardee hospitales llenos de musulmanes y que hayan matado a Lennon por blasfemo.
Yo quiero ir a España, encontrar la casa de Paco Ibáñez y
saludarlo. Nada más quiero darle la mano y decirle que gracias.
En el 2012 estuvo por acá, anduvo por muchos lugares, en
Santiago del Estero cantó una chacarera muy contento, dicen.
Antes, grabó un programa con Cecilia Rosetto en la TV Pública.
Pueden verlo acá cantando (minuto 16) Palabras para Julia, que es algo tremendo y necesario.
Es una gloria que haya sido recibido por el canal del Estado
argentino, un tipo que en ese momento, a los 78 años, era aún un grano en culo
para la derecha española.
El estudio estaba lleno de gente.
Realmente hemos tenido una revolución. Ese programa, Paco
Ibáñez, todo pertenece a un pasado que se ha hecho polvo, que apenas podemos
recordar.
La reacción gorila arrasa en todo el mundo, su cola ha barrido
lo que hubo aquí.
Pero ¿hemos peleado bien? ¿Teníamos un castillo de cristal?
Nos toca llorar por lo que no supimos mantener, y quizás
tampoco habíamos sabido conseguir. Nos toca luchar, como hizo Paco Ibáñez desde
el exilio, quizás toda la vida, para que nuestros hijos vuelvan a tener algo
mejor.
Y tenemos que hacer que ellos también luchen y se lo ganen.
Murió a los 55 años Satoru Iwata, presidente de Nintendo. No
me dice nada, nunca tuve nada que ver con los videojuegos. Llegué tarde.
Murió a los 55 años Gustavo Ceratti. Era careta, pero también
sex and drugs and rock and roll. Me persigno.
Murió a los 55 años Roberto Cabañas, el paraguayo que fue ídolo
en Boca. Bueno, los futbolistas se jubilan entre los 30 y los 40; yo en cambio soy
reportero —bueno, Emily Dickinson también escribía y murió a los 55. Y Gustav
Klimt también tuvo una vida sedentaria y murió a los 55.
Murieron a los 55 años millones de anónimos, claro.
Murió a los 55 años Bill Haley. Murió a los 55 años Friedrich
Nietzsche. Gente realizada. Yo no.
Yo no estoy realizado, pero tampoco moriré a los 55.
Dentro de dos o tres días cumpliré 55 años.
No moriré, pero ese día empezará mi cabalgata hacia la muerte.
Voy a dar batalla.
Construiré puentes.
Traeré animales que viven en el fondo del pozo de agua negra.
Sólo me importará vivir.
Me quedan demasiadas fiestas.
Demasiados pescados para sacar del agua.
Demasiados petardos por encender.
Demasiadas naves que prender fuego.
Caminar por muchas islas.
Demasiados fogones con amigos.
Demasiadas veces en que me despertaré sin saber dónde estoy,
qué debo hacer, quién soy.
Hay rasgos que compartimos
los chinos y los argentinos que no compartimos con los países del Primer Mundo.
Por ejemplo, esa
manera de ser amigo que no importa nada más.
Así es mi primo
Zhenghuan (y así lo tiene a maltraer la novia).
Vino su mamá de
China y ayer le compró un departamento.
Me pidió que lo
acompañara. Tenía que llevar mucha plata.
Fuimos con la mamá
y la novia.
Ellas hablaron con
el escribano, el de la inmobiliaria, los vendedores.
Con el Primo cada
tanto nos mirábamos o estábamos con el celular. Bostezamos un par de veces. El
primo se quiso ir afuera a fumar, la novia lo miró duramente, y bueno.
Hoy me invitó a
almorzar para agradecerme que lo hubiera acompañado.
“Ayudame a cocinar”,
me pidió. “En un rato viene mi vieja y termina de cocinar ella”.
Lo ayudé sacando
fotos del proceso de la comida: Pescado en salsa de ostra, sopa de tofu y carne
de vaca, chauchas y arroz.
El primo empezó por
sacarle las agallas al mero de 800 gramos que compró en el Barrio Chino.
Puso en agua un
bloque de tofu.
Limpió la almeja, gigante,
no muy agradable al sentido que busca afinidades visuales, pero que hace furor
en China y se llama geoduck o almeja rey.
Remojó el mero con
agua con harina, que “le quita el olor a sangre, que es muy fuerte, sobre todo
la sangre que emana la columna vertebral.
Puso a remojar
también la almeja de comparación inevitable.
Al llegar su mamá
la cocina empezó a tomar forma. El mero fue a parar a un wok, con salsa de
soja, un poco de azúcar, la almeja cortada en trocitos y otros ingredientes.
(Ustedes dirán que
en ESOS ingredientes está la clave del gusto; puede ser).
Mientras, la novia
cortaba las chauchas, que recibirían unos minutos de hervor y pasarían a ser
salteadas en un wok junto con carne de vaca + INGREDIENTES.
La lechuga sería
puesta en remojo un tiempo generoso, antes de ser salteada sola.
El tofu fue cortado
en dados grandes y echado al agua hirviendo, que también recibió carne de res
con hueso (hueso y sopa son grandes compañeros), y pimientas chinas sin nombre
en español.
Y violá.
La salsita oscura
era salsa de soja picante con cilantro -más ingredientes.
La mamá que cocinó,
Lu Shaolin, me recibió con su marido en su casa en Guilin hace dos años. Me
llevaron de paseo a lugares maravillosos. Me atendieron como si fuera un
hermano de ellos que me había ido de China cuando era niño.
Un amigo lee algo que escribí, me comenta que se le aparece
muy definido mi costado femenino.
¿Será mi madre que vive en mí? ¿O una mujer que no existe en
nadie más?
Existe una mujer, como existe un filósofo, un vasco, un tigre,
un argentino, un poeta, un padre, un escorpiano, un fascista, un socialista.
Son rasgos, no personas.
Pero ¿qué son las personas sino cuerpos de rasgos?
En un mismo conjunto de estrellas pueden verse diferentes
figuras, un guerrero, un perro, un pez, una mano, un centauro, un martillo. La
realidad radica en la física de las estrellas y en la forma en que las
configuramos.
Esa configuración se parece a la locura. Es un loco quien no
sólo ve la cara de la Virgen en una mancha en la piel de su hijo, sino quien
cree que es verdad que es la cara de la Virgen. Pasar de tener consciencia de
la descripción a creer que es verdad es el salto a la locura.
Sin embargo, creemos en la verdad.
Quiero decir, ¿qué cosa puede ser verdad que no sea algo que
describimos?
¿La física de las estrellas? La física también es un recurso
de descripción.
Creo que parte de la fascinación del teatro es la comprobación
de que una persona es y no es quien es. El desenmascaramiento público de la
ilusión del yo monolítico.
El último día que estuve en Brooklyn almorzamos en un gran
restaurante, estaba tan lleno de gente y la comida era tan deliciosa.
Te pedí que me esperaras mientras estábamos en la fila para
entrar y corrí a una farmacia.
¿Te acordás?
Necesitaba un dentífrico. Crest.
¿Por qué "necesitaba" Crest?
Parece tonto, pero el dentífrico Crest hace de mí quien soy.
Me dice que soy parte de Nueva York. Ves, Crest no está
disponible en Argentina. El aliento de nadie en Buenos Aires huele como el mío.
Soy un embajador de todas las personas que tienen un aliento a Crest en Nueva
York.
Usar a Crest me dice que pasé esos días con ustedes y me dice
que pertenezco a mi Padre y a todos ustedes.
Esa es la razón por la que voy de compras en Nueva York. Mi
Padre ha observado que compro objetos ridículos. Tiene razón, pero esos objetos
son astillas de mi pertenencia.
Desorientada,
pobrecita, la oposición, problematizada con líderes que se pelean entre ellos,
se muestran frustrados, a lo que atina es a la reacción como un petardo mojado,
una reacción que expresa la pasividad más triste, sólo actuar en reacción, indignarse,
bufar “¡qué barbaridad!” y seguir obedeciendo, nunca más lejos de la
iniciativa.
Parece una
oposición hecha a la medida del oficialismo.
“Decí que no hay
ninguna prueba contra Gendarmería, vas a ver cómo te regalan 38 minutos, todos
indignados”.
Nos encanta
pensar en la grieta, celebramos no estar del lado de Astiz, nos tranquiliza
porque es fácil de entender y por tanto facilita la acción.
Pero la simpleza
está en nuestra visión, no en la realidad.
La complicación
básica está dada porque de un lado y de otro de la grieta hay elementos
comunes.
Me niego a
aceptar que el 42% de los votos por Cambiemos en todo el país equivale a que al
42% del electorado le nefrega lo que pasó con Santiago Maldonado, o le da la
razón al Gobierno o no se da cuenta de que el Gobierno se mandó una cagada.
Del mismo modo me
niego a aceptar que quienes vivieron en carne propia la desaparición de
Santiago Maldonado, la confirmación de que está muerto y ahora el pedido de
justicia, son indiferentes al caso de Milagro Sala.
Me niego a
aceptar que la energía que ponemos en llorar a Santiago Maldonado no la pongamos
en evitar que Milagro Sala sea empujada al quebranto o el suicidio.
Ayer los científicos detectaron por primera vez ondas
gravitatorias emitidas por la fusión de neutrones estelares.
Resulta muy interesante que el cosmos tal como lo concebimos
hoy es una entelequia de la cual no tenemos casi registro perceptual.
Los pobres diablos no tenemos de los agujeros negros, el Big
Bang, las cuerdas, los quásares, la velocidad de la luz, los gusanos, las
espumas cuánticas, las gravastars, más prueba de la que tenían los pobres
diablos griegos de Afrodita, Zeus, Ares, Atenea, Hermes, Apolo, Artemisa,
Hefesto, Deméter o Hestia.
Sin embargo, paralelamente al desarrollo de Hollywood, la
Ciencia ha intentado convencernos de que su realidad es inapelable.
Nadie niega que exista esta realidad.
Con lo que tenemos problemas es con el monoteísmo
subyacente, que dicta que sea la única realidad.
Claramente, los recursos de la percepción son creados sólo
para captar aquello que es concebido como parte de la realidad.
De allí en más, los perceptores pueden ponerse muy
sofisticados y creativos, pero no serán capaces de percibir algo para lo que no
fueron creados.
Luego, es interesante el modo en que es ridiculizada,
triturada y eliminada por delirante la posibilidad, por ejemplo, de que el
individuo no exista, de que todos los seres se transmuten permanentemente o de
que el tiempo puede manejarse como un carpintero hace con la madera, como si no
fuera delirante la idea de que la velocidad tiene un fin, o de que existen
agujeros en el que las cosas entren sin ir a ningún lugar.
Cuando tuvieron que liberar a Perón en 1945 porque la gente estaba por reventar todo, Perón dio un discurso en el que dijo que “la consciencia de los trabajadores es lo único que puede hacer grande e inmortal a la Patria.” Declaró que su ilusión era que “el Pueblo no sólo posea la felicidad, sino que sepa dignamente defenderla". Definió así el amor a la Patria “no amaremos sus campos o sus casas; amaremos a nuestros hermanos de Nación”. Al final, le pidió a los trabajadores: “Únanse, sean hoy más hermanos que nunca”.
¡No leas libros! ¡No cantes poemas! Leyendo, tus ojos se marchitan y se hunden. Y al recitar, es tu corazón el que vomita cada palabra. La gente dice que es un placer leer. Qué lindo cantar poemas, dicen. Pero si andás zumbando siempre como un insecto en otoño, lo unico que harás es volverte más flaco, lo unico que harás es volverte más viejo. Más viejo y más flaco, en sí no importa: pero no hay por qué andar fastidiando a tu prójimo. Mejor cerrar los ojos, sentado en tu estudio, correr las cortinas, barrer el piso, prender incienso: también escuchar el viento y la lluvia tiene su encanto. Andar cuando tenés fuerza, dormir cuando tenés sueño.
Yang Wanli (1127-1206)
Alguien tenía que decirlo. / Ah, este lo dijo hace mil años... ¡Chinos! PD. No había leído este poema si no fuera porque lo rescató Miguel Ángel Petrecca. Él rescata cosas así, lo que escribió un chino hace diez siglos.
Las cosas se vienen dando de
manera tal que de un momento para otro uno comprende que la solidaridad, el
respeto y el deseo de que los demás estén bien se transforma en el recurso más eficaz
y revolucionario para superar el momento.
Cuando para estar acá necesitás poder estar, en cualquier
momento, allá, porque mientras estás acá, alguien te espera allá, quizás una
persona que te quiere siempre, o quizás tu mamá, el Gringo Pérez, el abuelo,
todos tus muertos. Quizás te esperás vos mismo, el hermano tuyo que sos.
Mariano sintió en
Clarita la mayor dulzura en una mujer. Jamás se había sentido así. Envuelto en
la calidez más exquisita. Adormecido de felicidad. Ella estaba fascinada por
él, asombrada con la vida que él se había construido, encantada con la energía
que desplegaba. Era su fan, lo apoyaba en todo. Mariano era feliz, y Clarita
estaba exultante.
Pero (¿siempre tiene que
haber un pero?), pero Clarita era
Clarita y Juano, su hijito. Y no era sin los chicos. Cuando luego de un
prudente período de varios meses, Mariano fue a dormir a la casa de Clarita, en
medio de la noche Mariano sintió unas sacudidas en la cama: Juano se había
metido. Y se acomdó para quedarse a dormir entre Clarita y él. Mariano miró con
espanto a Clarita y ella le devolvió una sonrisa tranquila, amable e
infinitamente satisfecha.
— ¿Cómo pudo ser —decía
Mariano—, después de tanta intimidad que tuvimos, después de tanto que
charlamos y charlamos, que fuéramos dos completos extraños? ¿Cómo no le
transmití, cómo ella no entendió, que me interesaba ella, no su ella con su
hijo? ¿Cómo le pareció normal que yo estuviera acostado en la misma cama con su
hijo? ¿Cómo se puede estar tan enamorado de alguien y a la vez ser tan completos
extraños?
"Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor."
El 11 de septiembre de 1973 el fascismo, compuesto por los mayores dueños del país, sus militares y los ciudadanos que los prefieren, derrocaron al Gobierno democrático de Chile, encabezado por el presidente Salvador Allende.
Allende murió atrincherado en la Casa de Gobierno.
Desde allí transmitió este discurso, que hacen más doloroso y a la vez glorioso tanto el momento que estamos viviendo en América Latina como la heroica esperanza de Allende.
Seguramente ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Postales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción. Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.
Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la abuela que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos.
Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.
Me resulta difícil bajar a palabras este profundo desconsuelo
que siento frente a la angustia de su madre, de su padre, de sus hermanos. A un
mes de otra desaparición forzada, volvimos a sentir en el estómago ese dolor
que, 40 años atrás, nos movilizó hasta la Plaza. No sólo es desesperación, es
la más cruel de todas las desesperaciones, esa necesidad asfixiante de
necesitar abrazar a un ser amado y nada más. No se duerme, no se come, no se
vive. Todo congelado, nada crece...
Y el Estado desaparece.
La actitud de Patricia Bullrich no sólo es insuficiente e
irresponsable, es hipócrita y falsa. Junto al resto de los voceros que
administra el gobierno nos vienen mintiendo en la cara todos los días, con
calumnias sobre el pueblo Mapuche, sobre Santiago, sobre ellos mismos. Y entre
tanto, tantos silencios estratégicos en torno a la investigación... Yo no entiendo
cómo Pablo Noceti, jefe de gabinete de la ministra, continúa en funciones como
si nada hubiera pasado: dirigió el operativo que reprimió en Pu Lof y es, como
mínimo, un cómplice directo. De hecho, la propia gendarmería admitió haber
recibido órdenes suyas para actuar...
¿Qué falta para hacerlos renunciar?
Tampoco el presidente actúa de manera prudente frente a este
bochorno internacional. Lejos de aparecer para solucionar el problema, sólo se
refirio al caso para relativizarlo, afirmando que unos 30 mil padres no quieren
escuchar "Santiago Maldonado" adentro de las escuelas. Nada nos
detendrá, pero esta afrenta ratifica la poca humanidad que tiene. Y sí, ¡estoy
molesta! Porque me indigna profundamente que Macri, el mismo que tantas veces negó
a los 30.000 detenidos desaparecidos, hoy utilice justito esa cifra para
interpelar a los docentes que no cierran la boca. Y al resto también, porque la
educación es el mayor emblema de la memoria.
Un verdadero problema,
para quienes buscan borrar la historia.
Las parábolas, asociaciones o comparaciones con los años de la
dictadura cívico-militar, no expresan una exageración desmesurada, sino la
reafirmación de métodos utilizados durante el terrorismo de Estado, como las
torturas en las villas y la desaparición forzada de personas. No por nada han
regresado, también, las consignas y los cánticos que manifestábamos en los
tiempos más oscuros. ¿Cómo entonces no voy a estar asustada? Por supuesto,
estamos todos asustados, pero ese temor debe transformarse en fuerza y más
amor, para evitar la naturalización de todos estos daños.
Han ahorrado ambición,
durante más de 40 años.
Como anteayer, vamos a llenar la Plaza de gargantas cuantas
veces sea necesario, con poderosos cientos de miles dispuestos a detener esta
situación de represión que se agrava cada día. Pero guarda, ¡hay que ser
inteligentes! Los incidentes, esos que lograron tergiversar el impacto de la
conmovedora movilización social, estuvieron planeados y cuidadosamente
montados, para desviar el centro de la discusión hacia sectores minoritarios.
Pues tremenda multitud en las calles claramente inquieta al gobierno, como
inquieta al periodismo que calla y callará, porque temen cobardemente que
nuestro grito crezca hasta propagarse del otro lado...
Crecerá,
hasta que aparezca Santiago Maldonado.
* * *
Escribe Maria Eugenia Otero: Norita Cortiñas. 2 am en Lugano
esperando que larguen a todos los presos. Me dice "imagínate... a la
mayoria habrá venido la familia a buscarlo. Pero si alguno sale y está solo
tenemos que ver a la casa de qué compañero se puede ir, porque mira si está sin
llaves, sin documentos... Yo me quiero quedar hasta que salgan para saber que
todos van a dormir en una cama después de todo esto". Tiene 87 años. Es un
faro para quienes hacemos La Retaguardia.
Nahuel está con su hijo Tincho.
Tincho le dice:
- Yo los espié a mamá y a vos a la noche.
Nahuel queda tildado por adentro.
- ¿Qué hacíamos?
- Y, lo que hacen los papás, hacían el amor.
- ¿Y qué es hacer el amor?
- ¡Lo que ustedes hacían! Se abrazaban.
Nahuel piensa que es muy loco que siempre pensó en el término "hacer el amor" y nunca lo habló con nadie hasta ahora, que lo habla con su hijo, que tiene cuatro años. "De hombre a hombrecito", se dice, y remata "el hombrecito soy yo".
Toda la vida pensó que "hacer el amor" es una construcción ñoña, una manera de decir pero no decir, una estrategia para decir de un modo aceptable algo inaceptable, en juego con "coger" que es una mala palabra grave. Es grave menos por la idea de violación que podría implicar "un hombre que coge a una mujer" que por el pecado de lujuria, sensualidad, todo eso. Hay amigas y amigos de su, generación que se han empeñado en naturalizar "coger" haciéndola propia para limpiarle la carga sucia, pero no han llegado muy lejos. Nahuel piensa "qué bueno sería que hubiera una palabra que designara coger como un abrazo muy profundo".
Tincho ya anda jugando por ahí.
"Tirás la piedra y te vas a jugar con el perro", le reprocha Nahuel por lo bajo.
En una vida, Marcela, mamá soltera, abandona a su bebé en el
hospital porque tiene síndrome de Down. Nadie la puede culpar. Es muy pobre.
Sus padres la necesitan; el padre está enfermo, la madre no puede cuidarlo
sola, y ella tiene que salir a conseguir plata. Los días que hay mucha nieve le
cuesta salir. A veces la leña no alcanza y hace mucho frío en la casa. ¿Qué vida la daría? ¿Qué ropita le podría
comprar? Alguien la adoptará, estará bien.
Piensa que en un mundo paralelo las cosas podrían ser
diferentes. Se ve a sí misma con su nenita ya de tres años, en una estación de
tren. Es un día extrañamente dulce en medio de un invierno muy crudo. Marcela
le canta una canción y le aplaude el ritmo, las dos palmas contra una manito
que la nena deja en el aire. La nena tiene unos anteojos de marco rojo que ella
le compró. Termina la canción y Marcela la abraza muy fuerte, la envuelve con
el abrazo y apoya su cabeza contra su cabecita, tapada con una capucha, y la
nena se deja abrazar, feliz. Sólo conoce la felicidad.
No son tan pocas las personas que llegan a los 100 años.
En estos días fue el cumpleaños de Evita, que aún no habría
cumplido los 100. Bien podría seguir entre nosotros.
De todos modos, no está, así como está, menos viva.
Quizás el mayor teórico del peronismo le confesó a un amigo
que a él no le daba el pinet para ser peronista. Nadie dudaba que lo era; si
cualquiera se dice peronista, es admitido inmediatamente sin problemas por
peronistas y antiperonistas, pero él decía que ser peronista era tener una fe y
vivir a Perón y Evita de un modo directo. El decía: "yo soy
peronistista".
Hace pocos años le hice escuchar a una tía la voz de Evita en
un vídeo de YouTube. Ella no la había escuchado desde que Evita estaba viva. Se
puso a llorar con un desamparo que me obligó a abrazarla. Pensé en cuánta gente
se ha abrazado por Eva, cuántos cuerpos y cuántas lágrimas se mezclaron por su
nombre.
Esta es la estatua que está en la plaza presidente Juan
Domingo Perón. Perón está en lo alto. Muy alto. Me hace pensar que no siento en
el panorama actual el gen de los políticos de la gran dimensión, gente que se
ponga por arriba de las circunstancias, mire allá lejos y desenrede las
miserias del presente poniendo proa a un sueño verdaderamente grande.
Me gusta ver en la estatua de Perón a este hombre que se
esfuerza en la base. Sin el idealismo, la rebeldía y la explosividad de los
jóvenes, el mundo no marcharía. Sin embargo, creo que esto se ha vuelto cliché.
El hombre en esta estatua no es un chico. El artista eligió que fuera un tipo
con edad suficiente para tener las convicciones asentadas, y luchar por la
fuerza de esas convicciones, antes que por tener fuerza demás.
En fin, algunos nos seguimos juntando, peronistas y
peronististas, sobrinos de tías a las que aún les arde Eva, seguimos celebrando
el rito del asado, evocando aquellos nombres, propiciando con la fe, el regreso
de algo grande.
Bruce Sprigsteen: No podés prender el fuego si estás
preocupado por tu pequeño mundo. (You can't start a fire, worryin' about your little world falling
apart).
Silvio Rodríguez: Debo dejar la casa y el sillón,hay que
quemar el cielo si es preciso.
Facebook armó semejante toletole en la comunicación humana,
con tantísima gente conectada en gran parte de Occidente.
Sin embargo, ¿cuál es el resultado hasta ahora en las vidas de
las personas?
Que se enteran de chismes.
Que cuelgan frases que citan sus pensamientos o noticias de
política que expresan su posición.
Que muestran fotos "yo estuve aquí" o
"increíble" o "somos muy amigos".
Que las hacen más consumidoras.
Bueno, si hablara de otra manera uno diría
"caramba", o "¡vaya!": ¿hacía falta tanto toletole, tanta
revolución. para ESO?
El oceanógrafo Jacques Cousteau (¡nada menos!) apenas vio
aparecer internet dijo "ya estamos en condiciones de hacer una democracia
directa".
Se dice que el Gobierno de China teme constantemente que las
redes sociales sean el mecanismo tan temido que le permitirá a las masas
cambiar el sistema institucional.
Vaya, vaya, en comparación con esas visiones, las redes
sociales se parecen a esos cohetes ciclópeos, que arrancan con un bramido que
espanta el mundo, y a los quince metros pega la vuelta y achata su narizota contra
el piso.
El indignacionismo, quedarse en la indignación, es
anestesiante.
Vaselina.
Lo que sirve es pasar a la acción.
En el campo en que uno sea más útil, con los tiempos que uno
maneje mejor, con las mejores herramientas de que se dispone.
Siempre con otros.
Me parece útil que las personas que tienden a observar y
pensar, entiendan a quiénes están en el poder.
Que sepan de qué esta hecha la herencia de la que se invisten,
que les llega directamente de Sarmiento, Mitre, Roca, Félix Uriburu, Manuel
Carlés, Álvaro Alsogaray, Videla, Rojas, Martínez de Hoz y la mayoría de los
miembros de sus familias y de las familias Braun, Bullrich, Anchorena, Bunge,
etc.
Hace unos meses alguien puso un cartel de turismo en un lugar
que le parecía adecuado de la Plaza de Mayo.
Quizás lo dispuso un joven funcionario del PRO.
Quizás no, pero lo interesante es el sentido que tiene que
pudo haberlo sido. Un joven que entiende que gobernar es sólo administrar, que
gobernar no tiene nada que ver con la política, porque la política es
corrupción.
Siempre entendió eso porque sus padres eran apolíticos, y sus
hermanos y demás familiares, y sus profesores y compañeros eran todos
apolíticos.
Y por eso mismo, el joven no sabía que ese punto donde mandó
poner el cartel haciendo cavar pozos para que las columnas que lo sostuvieran
tuvieran cimiento y fueran fuertes y el cartel estuviera bien puesto; no sabía
el joven que ese punto es parte de un circuito, de un círculo que desde hace 40
años recorren cada jueves en ronda las Madres de Plaza de Mayo.
No lo sabía.
Apenas sabe que existen las Madres de Plaza de Mayo. Le caen
un poco bien, porque le suena que tienen que ver con las Abuelas de Plaza de
Mayo, que tienen buena fama en Europa, pero sobre todo le caen mal, porque le
suena que hacen lío.
Bien. El cartel fue removido.
Eso es esperanzador.
Y fue removido porque algunos no se quedaron satisfechos con
su propia indignación, sino que la usaron para actuar.
Sirve menos indignarse con ese joven funcionario que
comprenderlo, porque así es como se decide mejor qué hacer con él.