viernes, 28 de junio de 2013

No es más que consumo


Creo que hubo una época en la que se hablaba mal del consumismo. "Consumista" estaba cargado de algo negativo: egoísmo, codicia, vanalidad, inconsciencia política, idiotez o voluntario sometimiento a un sistema económico que manipulaba a las personas primero, robándole la mayor parte de su trabajo y después, capturando lo que le habían pagado a través de un consumismo sin límite.

Se decía que desde la Segunda Guerra Mundial la estrategia proconsumismo fue enorme, con las fábricas produciendo aquello que se inventaba e imponía como una necesidad —y se imponía como necesidad cualquier cosa, hasta el absurdo: "no puedo no tener el nuevo modelo", "me gasto hasta el último centavo, pero me compro los pantalones de esa marca", "nos endeudamos, pero desde que vimos el televisor smart no pudimos dormir hasta que nos dijimos 'lo compramos'", "me pueden las carteras".

Se decía, en fin, que el consumismo es un modo de exacción, un mecanismo de explotación mediante el cual los sectores que concentran el capital le quitan al resto lo que ganan. Un trabajador, digamos, genera 10.000 pesos por mes, los capitalistas le quitan 4.000 como plusvalía y luego gran parte de los 6.000 restantes haciéndole consumir productos y servicios que fuerzan como necesidades.

Recuerdo que luego apareció la discusión sobre qué es y qué no es necesario. Por ejemplo, es necesario o no comprarle al hijo de 13 años un celular inteligente? Algunos argumentarán que no y otros que sí. Se dijo que la necesidad es un constructo social, y que si la sociedad está comandada por un sector, ese sector convertirá en una necesidad todo lo que produce.

Hace mucho que no escucho casi ninguna crítica al consumismo. Ni siquiera los líderes latinoamericanos que hicieron un fuerte planteo antihegemónico con políticas de inclusión social fuertemente declamadas e incluso encaradas, han hablado contra el consumismo.

Ya no se habla de consumismo; el consumismo ha perdido toda carga negativa y ha devenido "consumo", instancia de la economía valorada como positiva, desde que "activa la economía" y "crea riqueza". Más aún, se defiende el consumo como derecho de los "sectores postergados durante décadas", o sea, el consumo es índice de inclusión social.

Algún historiador pondrá el foco en esa transición del consumismo al consumo en el discurso de los políticos. Naturalmente, debe estar en sintonía con una izquierda pragmática, que aprendió que la única manera de conservar el poder es bajarse los pantalones cada vez que los fuertes lo exijan.

Lo que se condice con las propuestas políticas que declaman independencia con grandes gritos y entregan en grande el poder económico a los sectores dominantes.















miércoles, 26 de junio de 2013

Un amiguito


Una vez vi dos chicas muy coquetas con altos tacos finos, las dos de cabellos superrubios, una con mini de cuero, la otra con cartera de cebra, remeritas de New York, y cada una llevaba un perrazo, hermosos los perrazos también, bien peluqueados, y una le dijo a su perro "¡mirá qué lindo! ¡un perrito como vos!" y la otra también, "hacete amigo del perrito, mirá qué carita tiene", y antes de que ellas los aproximaron los perrazos se tiraron uno arriba del otro, se prendieron de los cuellos con los dientes blancos al aire, enormes, y se empezaron a zamarrear. Estaban del todo decididos a matar al otro. Las chicas tiraban un poco de las correas, pero no podían tirar muy fuerte porque tenían las uñas muy largas —y muy rojas. Gritaban, pero los perros no les hacían nada de caso. Pobrecitas.




martes, 25 de junio de 2013

Bendito porvenir


Aquí ando, abrazado al tesoro de lo mejor por venir.

Espero que la muerte me halle en esta, la más dulce de las esperas.

Si se llega a presentar lo mejor por venir, me quedaré sin mejor por venir, y entonces ya nada tendrá sentido.


El susto celenita


A quien la mira en soledad durante un tiempo, la luna siempre lo asusta. El tiempo se enrolla enajenado y la realidad flota en la extrañeza.
Una noche yo venía por avenida Rivadavia, a la altura de Liniers, miré hacia el centro y vi la luna apenas surgida del horizonte, tan grande que tocaba los balcones de los edificios que la enmarcaban de un lado y otro de la avenida. Me asusté muchísimo, le empecé a gritar que miraran a todos los otros pasajeros, el corazón me golpeaba tan fuerte el pecho que pensé que se me iba a lastimar, y estaba seguro de que había ocurrido una catástrofe astronómica. Tomé conciencia de que nada podía pararla. Supe que era el fin del mundo. Nadie me hizo caso y después milagrosamente todo volvió a la normalidad.
Quedé azorado. Aún lo estoy un poco. No termino de entender que no hubiera anuncio de aquella luna tan imposiblemente grande, y menos comprendo cómo todo siguió igual.




lunes, 24 de junio de 2013

La hora del payaso


Estos días vi un enésimo programa de TV en que un panel de opinadores analizaba el caso de una adolescente a quien asesinaron bestialmente. El coordinador del panel era un tipo que se hizo famoso por juzgar cómo unas chicas hacían bailes eróticos alrededor de un caño, Marcelo Polino.



Tuve las mismas arcadas que cuando veo a Lanata, comentador de política en el teatro de revistas, liderando la oposición política.




viernes, 21 de junio de 2013

Lonquimay, el volcán


En un rato nos vamos. Vengo al gran living, donde están todos los del contingente (son muchos, más de quince) un poco inquietos, por la posibilidad de olvidarse algo, porque no se haga tarde, por el avión, por la despedida, por lo que se encontrarán en casa.
Pero yo estoy abstraído de esa agitación tensa, sólo miro al volcán. El volcán Lonquimay. Él concentra toda mi atención. Es un volcán poderoso -bueno, todos los volcanes son poderosos... pero este tiene una presencia constante, día y noche, e incluso cuando la tormenta de nieve era tan fuerte que sólo se veía blanco; yo pensaba en ese momento cómo correría el viento en las zonas altas del volcán. Y cuando el primer día busqué una orientación para meditar, no lo hice según la intuición desnuda como suelo hacer, sino en referencia al volcán.






Ahí está ahora: yo escribo sobre él y él está frente a mí, dormido como un león, con las entrañas calientes y el cuero fresco. La placidez de su sueño debe ser infinita, con la luz del sol bañándole el lomo, revelando la nieve de blancura aterciopelada y perfecta.  








Saludo al volcán, a quién no sé cuándo volveré a ver (el futuro impredecible es mi tiempo verbal congénito).

Me despido de él cuando amanece y la primera luz del día lo ilumina.






Parque Malalcahuello, Chile



























domingo, 16 de junio de 2013

El viejo gruñón detecta algo que se viene


Un muchacho va de la mano con una chica, los dos en rollers por una bicisenda. Tiene un bella cabeza romana, con ojos hermosos y una barba renegrida. Pero esa cabeza de hombre está implantada en un enjuto, suave y gracioso cuerpo de mujer, con la flacura y proporciones de un chico de ocho años. Y no es un freak. Se siente bien con quien es, y cada vez hay más como él.




viernes, 14 de junio de 2013

Valés o no valés


Mi pertenencia, a mi familia, a algo de la región donde nací, se fundamenta y nutre en la certeza de que alguien vale o no vale una mierda. Es una ética rotunda y simple que sabe decirme quién soy.

jueves, 13 de junio de 2013

Traducción English- Lunfa


Idiomas, subidiomas, lunfardo. La versión en español más acertada del giro inglés "taking away" es "tomarse el pire".


Adán, Eva


Toda pareja tiene el virus de haber sido expulsada del Paraíso. La marca del pecado.

La pareja virtuosa encierra otro germen: el de la psicosis.






Los mosquitos, seres perversos


Luego de una negociación desganada, en la que no se ponían de acuerdo, y por eso terminaron jugando la decisión a piedra, papel o tijera, perdió Dios, y el Diablo ganó el derecho a inventar un animal.

Fue así que el Diablo hizo al mosquito.

Y al ver que su obra era buena, descansó, sonriente arrullado por el zumbido que desquiciaría para siempre a los Hijos del Señor, que debían parir con dolor y ganarse el pan de cada día con el sudor de su frente.



Estúpida estrategia


¿Por qué uno corta la comunicación con las personas a quienes siente tan, tan próximas que están del lado de adentro de la piel?

miércoles, 12 de junio de 2013

Desmentida oficial


Me veo en la obligación de desmentir categóricamente


1. que yo cobre las cepilladas

2. que si cepillo y cobro, no cobro por kilo

3. que no me dicen Papa, ni Big Papa, BigDaddy, Papito, ni 

otro nombre relacionado con la paternidad.







El cazador de nubes


El ángel le dijo al chico: "te ensombreciste. No pienses que sos dado a la melancolía, no te reproches ni te incrimines por tu tristeza. No tenés culpa, lo que ha sucedido es que una nube cruza tapándote el sol. Vení, vamos al arroyo. Vamos a sentarnos un rato al lado del agua, debajo del viejo puente de madera, por el que ya no pasa el tren. Te regalaré 
mi porfía en atrapar nubes, traeremos a la tierra esa que te apena, la despatarraremos, le peinaremos alborotados peinados en la cabeza, le revolveremos el interior a palabrazos, la haremos buena, dulce, le comeremos las puntas y cuando sople el viento la lanzaremos al cielo e iremos prendidos de ella, a ver la luna transparente gigante y a ver cómo las tristezas se hacen pequeñas allí abajo".






martes, 11 de junio de 2013

La esperanza y la muerte


La pasividad de la esperanza me irrita.
No me gusta mucho tener esperanza.
Quien espera me parece un parásito, me dan ganas de sacudirlo diciéndole que con ponerse a esperar, ya está muerto. Que ya nunca tendrá lo que espera, y si le llega, ya no valdrá nada porque estará arruinado por esa miserable actitud de quedarse esperando.

Sin embargo, admito que es muy arduo vivir sin el optimismo de la esperanza. Por ejemplo, este detalle: el invierno es la Muerte, y sin embargo, su primer día es el día más corto del año, de modo que apenas empieza la Muerte, ya los días empiezan a alargarse.








Me cortan la lapicera




Estoy harto del tema de la calidad para escribir, del tema de escribir bien.
Estoy harto porque escribo mal, obvio.

Con esta exigencia tan autoritaria, pesada, hasta crispada, los malos escritores nos quedamos sin escribir una parva de cosas, y nuestros lectores se quedan sin leer mucho de lo que tenemos para darles, que además tenemos la obligación de darles.

Me está pareciendo que hay que escribir lo mismo, hay que sacar.

Claro que sacar mal es lo mismo, o peor, que no sacar nada.

...
.
    !
..

Eso, ahí está lo que me harta.

Bueno, hagan de cuenta que no escribí esto.







A ver, una foto



Nunca pude sacarme la sensación de que una ocasión que no merece una foto, quizás no hizo falta haberse vivido.









lunes, 10 de junio de 2013

Dos proverbios chinos en juego


El primero dice: la niña debe obedecer a su padre, la esposa al marido y la viuda a su hijo.

El segundo dice: obedece, obedece, obedece... Y entonces haz lo que quieras.



domingo, 9 de junio de 2013

Cerrá la boca


Me dice mi dentista que me tiene que hacer un coso, como un protector de boxeador, porque cuando no me doy cuenta, más que nada a la noche, aprieto los dientes. Dice que me los voy a gastar y que así voy a llegar a los 50 años con encías de tortuga.

Me acuerdo que cuando hice la colimba había un negro que siempre andaba con la boca abierta. Tenía una boca grande, llena de carne roja y brillante, fiera de ver. Un sumbo lo vio y le dijo "cierre la boca, concrito" y el negro la cerró y en el instante la volvió a abrir. Ahí el suboficial le gritó, "cierre la boca, le dije!" Y otra vez el negro la cerró rápido y con la mirada del oficial clavada en la cara la pudo mantener cerrada un instante más. Y otra vez la abrió. "¡¡¡¡¡¡¡¡¡Cierre la boca le estoy diciendo!!!!!!!, ¿¿¿¿¿¿no escucha usted??????!!!!!!!" Entonces le preguntó "¿por qué no puede cerrar la boca? ¿tiene la nariz tapada?" El negro dijo que no con la cabeza. Tenía tanta cara de boludo que el sumbo debe haber descartado que tuviera mala intención. Escuché que el sumbo se iba preguntando a sí mismo en voz baja "¿qué le pasa a este con la boca?" 
Hoy se me ocurre que no se le deben haber gastado los dientes. Va a llegar bien a los 50.

viernes, 7 de junio de 2013

El buen discapacitado


Sincronizadamente con la rápida expansión de la tristísima, desesperante pérdida de mi capacidad para oír, cada vez más sólo puedo expresar lo que pienso y siento por escrito.

Pido disculpas por mi sordera. No quiero irritar preguntando todo el tiempo qué, mirando a los ojos como un bobo cuando se me dice algo, porque no he entendido, o haciéndome penosamente el que entendí, para no pasar vergüenza, para no cortar la onda, y contestar cualquier cosa porque supuse que dijeron algo que no dijeron.

Les pido que me crean que quiero ser un buen discapacitado.

miércoles, 5 de junio de 2013

Karma de anotador

Si no puedo escribir sobre algo que se me ha presentado para ser escrito, eso me perseguirá como una culpa, como la vez que debí hacer algo cuando vi un chico desnudo en la calle, muerto de frío y llorando a los gritos, y seguí de largo. Me perseguirá en otras vidas, será mi condena, condicionará quién seré.


lunes, 3 de junio de 2013

Las merecidas vacaciones de Pato


Mi pobre amiga Pato me dice que cada vez se soporta menos a sí misma. Me pregunta cómo hace para tomarse unas vacaciones de sí misma. No matarse, que sería no estar más; no, ella se quiere en el fondo y quiere seguir con ella, sólo que hay días en que no se soporta, porque es neurótica y no trata a la gente como querría, y no termina nada de lo que empieza, y está gorda, y no sé cuántas cosas.



Destino


Los caballos, dicen los chinos, sólo pueden ser libres y recorrer amplios espacios.


Si uno es realmente algo, es enfermo de ese algo.