sábado, 13 de diciembre de 2025

Poema leído

— ¿A qué temperatura te vas?

— Siempre hace 36 grados.

— Bueno.

— Pero está el mar.

— Poema. Hermoso. “Pero está el mar”.

— Es así, ¿no? El poema está en la lectura.


viernes, 12 de diciembre de 2025

Acuerdo entre animales y plantas y gente

Sus objetivos son: una mejor convivencia con las mascotas en la ciudad y una relación un poco más civilizada, un poco más de igual a igual.

 

CONSIDERANDOS

 

·                     La relación entre dueños y mascotas por lo menos no debería ser contra las mascotas ni en detrimento de su dignidad.

·                     Las mascotas también son personas.

·                     En realidad, habría que empezar cambiando los nombres. Podría decirse animales y plantas y gente.

·                     La gente no es propiedad de los animales y plantas ni viceversa.

 

ACUERDO

 

Art. 1º. Sección comida 

animales y plantas y gente no se comerán mutuamente.

 

Art, 2º. Sección pájaros 

En vez de enjaularlos, la gente que coloque todo tipo de encantapájaros: comederos, bebederos, bañaderos y dejarles hacer nido.

 

Art. 3. Sección gekos

Dejarlos andar por las paredes en paz y enterarse de que traen buena suerte.

 

Art. 4. Sección arañas 

Aceptar que las arañas son la naturaleza en el interior de las casas. Permitirse la gente conectar con la historia de la humanidad, porque los castillos de Escocia, los ranchos en Tanzania, los edificios de 150 pisos en Shanghái, tienen una araña. Hay arañas en todas las casas del mundo, desde la primera casa que se hizo.

 

Art. 5. Sección plantas

La gente háblenles, riéguenlas, háganles jardinería.

Las plantas alégrenles la existencia a la gente con la Vida.

 

Art. 6. Sección gatos 

La gente permita algún modo en que el gato pueda salir del departamento y andar por el barrio. La gente aceptará que todas las cosas y personas pueden irse. 

 

Art. 7. Sección perros

El humano puede aprender que el perro es un animal que necesita andar y andar y andar y andar y estar con otros, estar con otros, estar con otros.

No permitirle una cosa ni la otra, es aprovecharse de su bondad, que todo lo acepta viniendo de la gente, a quien considera dioses amigos. 

Por lo tanto, los perros tendrán derecho a un espacio en el que puedan andar y encontrarse con otros perros:

Monoambiente hasta 34 m²: perro tamaño chihuahua, o lo sumo salchicha

Departamento de dos ambientes hasta 50 m², perro del tamaño caniche.

PH con terraza hasta 70 m²: perros del tamaño de un foxterrier.

Casa con parque de hasta 150 m²: perro del tamaño del golden retriever, el pastor alemán o el dóberman.

Campo: perros como el galgo, el rottweiler, o el gran danés. 

 

Otros animales y plantas pueden ser sumados a este acuerdo.

 





miércoles, 10 de diciembre de 2025

Ritos

*    *    *

La vida humana fluye por el cauce de los ritos.

*    *    *

Los ángeles eligen a los ambombados



Piazzolla fue poseído por la música desde niño. Fue poseído por el piano y muy temprano por el bandoneón. Desde que era un gurrumín se dedicó por completo a aprender y a tocar, tocar, tocar. Fue una bestia. Y no era solo trabajo: había nacido superdotado para la música. En cambio, como persona, la egomanía lo estancó en la típica inmadurez de quién se sabe genial. Pensando, era un estúpido. Decía cualquier dislate sobre cualquier tema, como si el hecho de que fuera un músico superlativo lo hiciera inteligentísimo y experto en todo. Hablaba bien de la dictadura militar y opinaba sandeces infinitamente irritantes sobre temas de los que no tenía idea. Llegó a creer que la música que salía de él era su mérito. No era consciente de algo que un músico cercano a él observó. Cuando tocaba, una tropilla gigantesca de seres entraba en él, y él la largaba a este mundo, con su talento increíble, a través de su bandoneón. En un momento esas criaturas lo llevaban a emocionarse, emociones tan maravillosas, como si lo hicieran volar sobre el mundo. Se emocionaba más allá de lo que era capaz. Era atropellado por lo que viene de otro mundo. ¿Qué me está pasando?, se preguntaba. Muy idiota, se respondía: “esto es porque soy un prodigio”. Respondía cabalmente a una descripción de Sócrates de los poetas, que “me parecieron estar en el mismo estado que los adivinos y los profetas: dicen grandes cosas y admirables, pero no saben nada de lo que dicen.”

Si hubiera tenido una pizca de sensatez, hubiera dicho como otros: “abrí la boca y Dios puso en ella las palabras”.


Los chicos cantan

Cada vez que volvía en mis años de universitario a mi pueblo, me parecía cada vez más chato, más mediocre. Veía que todos se conformaban con una vida sin ninguna pretensión más que hacer algo de dinero, conservar lo que tenían, meterse los cuernos, chismosear, envidiar, tener más que los otros. Se me hacían todos timados, cortos, vulgares, mezquinos, cobardes. 

Me apenaba volver. Era el último lugar del mundo al que podía pensar ir a vivir. El lugar donde había nacido me causaba vergüenza, rabia y desprecio. 

Sólo iba a visitar a mi madre. Paraba solo en su casa, jamás paseaba, y si tenía que ir a algún lugar por obligación, hacía lo que tenía que hacer mecánicamente, en el menor tiempo posible.

Pero un día me ocurrió algo asombroso. En el parque del edificio donde vivía mi madre, vi una bandada de pibes de nueve o diez años. Jugaban como todos los chicos, pero en un momento empezaron a corretear todos juntos, como perros, y cantando el estribillo de una canción muy linda, quizás uno de esos estribillos más lindos que se crearon en Argentina, bastante complejo, muy alegre, pero nada infantil en el sentido de “hecho para chicos”. 

Los chicos corrían riéndose y cantando a viva voz aquella canción. Y la cantaban maravillosamente bien. ¿Por qué la cantaban? ¿Cómo gente de ese pueblo cantaba tan bien? ¿Quién se las había enseñado? En ninguna versión la había escuchado tan bien, era como si hubiera sido escrita para ellos, o como si la estuvieran inventando mientras la cantaban. Entendían desde muy adentro lo que decía el ánimo de la canción y el significado de su letra. Yo no podía entender de donde había salido aquello, en ese pueblo estéril. 




El dinero en América Latina

En América Latina, la gente tiene mal sentido de la plata. Los ricos son despiadados, tienen la costumbre de quedarse con todo, como si los demás fueran animales miserables, animales carroñeros; y los demás asumen esa condición. En esa aceptación, admiten que el dinero no es para ellos y hacen todo sin cobrar.


Partitura

Escribo como se actúa en el teatro: para cada ocasión, siempre el mismo texto lo escribo de otra manera.

No puedo copiar y pegar, que sería lo conveniente.

Además de carecer de talento, por este tipo de caprichos fracaso como escritor.