Fui a la Plaza cuando salió el general Galtieri a que lo
ovacionaran porque había recuperado las Malvinas.
Y además me anoté como voluntario para ir a la guerra en unas
mesas que había por ahí.
No soy de los que de entrada ya la tenían reclara y sabían con
lucidez impecable que esa guerra era un disparate de un borracho para perpetuar
la dictadura militar. Yo era muy pelotudo.
Luego, cuando vi los documentales con los pibes correntinos
muertos y cuando haciendo la colimba vi las fichas de los pibes a los que les
cortaron las piernas porque habían estado días en trincheras de agua helada, me
sentí culpable por no haber muerto en Malvinas.
Hoy las causas patrióticas las veo todas violentas, comandadas
por gente que les saca provecho usando a todos los pelotudos como fui yo aquel
día.
La Plaza cuando está llena sólo de banderas celeste y blanca
me da miedo y me repugna.