domingo, 26 de junio de 2011

Es infinita esta riqueza abandonada



esta mano no es la mano ni la piel de tu alegría

al fondo de las calles encuentras siempre otro cielo

tras el cielo hay siempre otra hierba playas distintas

nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada

nunca supongas que la espuma del alba se ha extinguido

después del rostro hay otro rostro

tras la marcha de tu amante hay otra marcha

tras el canto un nuevo goce se prolonga

y las madrugadas esconden abecedarios inauditos islas remotas

siempre será así

algunas veces tu sueño cree haberlo dicho todo

pero otro sueño se levanta y no es el mismo

entonces tú vuelves a las manos al corazón de todos de cualquiera

no eres el mismo no son los mismos

otros saben la palabra tú la ignoras

otros saben olvidar los hechos innecesarios

y levantan su pulgar han olvidado

tú has de volver no importa tu fracaso

nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada

y cada gesto cada forma de amor o de reproche

entre las últimas risas el dolor y los comienzos

encontrará el agrio viento y las estrellas vencidas

una máscara de abedul presagia la visión

has querido ver

en el fondo del día lo has conseguido algunas veces

el río llega a los dioses

sube murmullos lejanos a la claridad del sol

amenazas

resplandor en frío



no esperas nada

sino la ruta del sol y de la pena

nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada
 



Edgar Bayley








(Gracias Camilo por hacerme leer los poemas que no tengo paciencia de ponerme a leer).

Perfecta fatalidad

Todo es transitorio, definitivo desde ahora hasta ahora.

La vida procede con absoluta indiferencia hacia sus criaturas. Perfecta fatalidad. Para que exista la vida, cada uno de los seres estamos obligados a ser combustiones que caminan.





Casa comigo


“Laqué, usté muy alimosa. Casa comigo.”

Así le proponía matrimonio el mozo chino Lo Yuao a mi tía Chela (Raquel). Él tenía 22 años, había llegado un año antes de Hong Kong con un contingente que instaló una fábrica y que había regresado. Quedaron en San Nicolás, que no había conocido antes chinos de verdad, tres muchachitos perdidos. Lo Yuao no tenía adónde volver. Su padre había muerto antes de que él naciera, su mamá (una mamá adolescente) lo dejó al cuidado de su abuela y huyó cuando él nació, la abuela había muerto de hambre durante la invasión japonesa. Y sin embargo, allí estaba Lo Yuao, rebrotando vida en un lugar disparatado del mundo, ofreciéndole su amor a otra adolescente. También aprendería piano, se haría cantor, fotógrafo y al fin pintor.

(Mi tía Chela rehuyó, para terminar casándose con un argentino que incendiaba todo a su paso, hasta que se quemó él mismo y la dejó viuda a los 26 años. En cambio, un compañero de Lo Yuao, otro mocito chino, sí tuvo éxito en su propuesta a una hermana de mi tía Chela, mi madre).

Acaso despechado, Lo Yuao se dio a la vida loca del playboy argentino.



viernes, 24 de junio de 2011

Un hombre muy flaco y muy alto


Un hombre muy flaco y muy alto aguarda estático en la parada del colectivo. Tiene un bastón. Muy cerca de él hay una niña de unos doce años, también muy flaca y muy alta para su edad. Es evidente que se trata de su hija. Sólo deteniéndome a observarlos descubro que el hombre es ciego. Le dice algo a la niña y ella se ofusca y le discute, con algo de vergüenza porque hay gente alrededor. Llega, luego de una larga espera, el colectivo y suben. La niña paga los boletos y conduce al padre hacia el fondo, donde ha divisado dos asientos. Ella se ha alegrado de que hubiera asientos libres, y la cara del hombre también parece expresar contento, porque podrían sentarse, o acaso porque ha percibido la alegría de su hija.
En el camino hacia el fondo del colectivo, una mujer los detiene para pedirles que se sienten en el doble asiento que ocupaba sola. El hombre acepta con humildad y se sienta sin decir nada. Quedan en silencio. El chofer los mira por un espejo, también callado. 


martes, 21 de junio de 2011

Julie

Julie es hermosa. Sería tan irremediablemente elegante en un barco llamado African Queen, entre el barro, los incruentos insectos de la selva y soportando a un hombre rústico, como lo es en su departamento de Recoleta. El costado más hermoso de su elegancia es su naturalidad. Julie hace sentir a los demás, sin que los demás se den cuenta, de que no hay ninguna diferencia entre ella, quien probablemente navegó de verdad en un barco llamado African Queen, y quien la visita —uno que se tapa la manga del pulóver para que no se note que está un poco deshilachado.
Julie ofrece con orgullo, sin permitir que se le rehúya, un té con “yuyos de mi balcón”. Luego habla de sus fotos. Dice que necesita mostrarlas, y que hace ya demasiado tiempo que la tienen atrapada los males del cuerpo. Entonces una sombra densa la oscurece. “No puedo…” dice, “y necesito tanto mostrar… tanta obra… ¿para qué?”, dice, y no puede reprimir un llanto de rabia. No da pena; llora altivas lágrimas dignas, de frustración porque quiere dar y no puede. Camilo llega hasta su lado y le toma la mano. El principio, pienso yo desde el otro lado, de una hermosa amistad.




Solsticio de invierno


Me parece que es algo así: con las noches cada vez más y más largas, algunos en la Patagonia andina cultivaban la ansiedad de que la noche se instalara para siempre y el día no llegara. La vigilancia se intensificaba desde el 21 de junio, pero en los días siguientes, comprobaban ritualmente que no sólo regresaba el sol, sino que empezaba a hacerlo más temprano. Se sancionaba entonces que ese sol, en su revigorización, fertilizaba la tierra, y así se anticipaba que en los meses siguientes, ésta volvería a parir la naturaleza.


domingo, 19 de junio de 2011

Tomás prestado el mundo que le pertenece a tus hijos

Hoy es el día del padre, aunque es más importante que sea domingo, día de la semana que veo a mi hija Irina para charlar de cómo va en la escuela. Desde que tuvo dos años y hasta hace unos meses Irina siempre estuvo los fines de semana conmigo, pero cuando cumplió los 15 me pidió decidir si quería venir a mi pequeño departamento del centro de Buenos Aires, y desde entonces se emancipó. Hoy no es un día del padre de mierda porque no esté con ella ni sus hermanos, sino porque siendo domingo no puedo estar con ella. Anoche tuve un ataque de espasmos muy fuerte de la nada, habiendo estado todo el día bien, y temí que me volviera a suceder hoy mientras estuviera con ella.
Los espasmos me han sacudido desde que subí por el interior de un molino de viento hasta el generador y luego, empapado de sudor, salí al cielo a sacar fotos. No debí hacerlo, porque estaba engripado, y haberlo hecho terminó con que Irina no me tiene para que apoye su difícil camino en la escuela.
Le conté el tema a Gisela, “soy culpable”. Me corrigió, “culposo”, y terminamos conformándome con que quizás darle un padre que atrapó la oportunidad de trepar por el cogote de un dinosaurio y luego remontarse en el cielo, es mejor que darle un padre cumplidor, pero algo mequetrefe.
Hablamos esto cuando nos despertamos, mientras saqué para ver unos viejos álbumes en que mi madre guarda fotos de sus primeros años con mi padre. Gisela me preguntó por la historia de mi padre, pero no creo que fuera por el día del padre, fecha que no recordamos hasta más tarde. Sólo tenía curiosidad por mi papá. Gisela es pura intuición talentosa.
Yo había visto esas fotos hacía muchos años. Hace unas semanas se las pedí a mi madre, pero no las había mirado hasta esta mañana. Así, descubrimos juntos a mi papá adolescente, a sus amigos chinos, sus hermanos, lo vimos nadando en el mar en China, el barco que lo trajo, luego en Argentina, andando a caballo, cazando, jugando con mi tía Tita, casándose con mi madre, jugando al tenis. Intenté explicarle a Gisela por qué no sé nada de China, mi origen: todos en la familia de mi madre eran intensamente endógamos y los parientes políticos que se sumaban casándose con un hermano o una hermana eran culpados de arrancarlo o arrancarla del grupo, y por tanto eran hostigados con un rencor violento. Esa familia se adueñaba de los chicos y los ponía en contra de su padre o madre política, como fue mi caso. Cuando mi padre hablaba por teléfono en chino, con mis primas, pero también con mi madre y su hermana, íbamos a escucharlo para reírnos. Mi padre nunca intentó disputarme a la familia de mi madre; nunca me dijo: “vos sos un Ng”. Cuando empecé a sentir curiosidad por mis orígenes y fui a preguntarle, se puso defensivo y agresivo. De algún modo me decía “lo que yo soy, mis ancestros y mi pasado, deben ser venerados, no burlados”. Me sentí como habría de sentirme años después como etnógrafo, demandándole a unos indios medio muertos que me explicaran sobre el trabajo de las mujeres, por qué no se iban a las ciudades o por la propiedad de la tierra: un insolente. Y allí se quedó mi herencia.
Cuando viene el día del padre, pienso en mi padre y en mí. Pero sobre todo pienso en mis hijos. Me resuelve muchos temas irresueltos esa frase “no heredas el mundo a tus hijos, sino que lo tomas prestado de ellos”. Ese mundo, claro, me incluye.

sábado, 18 de junio de 2011

Los molinos de La Rioja

Ayer y antes de ayer hice un viaje relámpago a la planta que tiene la empresa de Pescarmona (IMPSA), una nave insignia de la Argentina, en su patria, Mendoza, y a un parque eólico que Pescarmona instaló en La Rioja.


En la planta de Mendoza vimos cómo fabrican turbinas para centrales hidroeléctricas. Me parece que son las máquinas más grandes del mundo. También fabrican las aspas para los molinos de viento. Cada aspa mide 40 metros.


En la Rioja hay instalados 12 molinos. De lejos no se entiende el tamaño que tienen, sólo de cerca. Entonces te asustan. Los números de las dimensiones (83 metros de alto, 400 metros entre uno y otro) te deberían impresionar, pero no te tocan. Sí, en cambio, resulta espeluznante ver las aspas desde el pie de un molino. También se toma conciencia de la dimensión cuando se ha subido al generador y se ve a los demás en fila y por la calle que corre paralela aparece un auto. Es tan minúsculo como los autos que se ven desde un avión.



La energía eólica es ante todo un negocio, pero para una parte grande del sentido común es una energía diferente a la del petróleo. Es el sentido común influido por el ecologismo, que mascotiza el planeta. Por esa vertiente corre también la afición por los dinosaurios. Es una nueva versión del dominio del mundo, ahora domesticándolo como bueno y simpático. Los molinos de viento entran en ese esquema. Son juguetes del tamaño de los dinosaurios, que fabricamos nosotros y con los que domamos y utilizamos los enormes vientos de las alturas.


Todo esto lo pensé ayer subiendo al generador que está a 83 metros de altura. Se podía subir por ascensor, pero alguien mencionó que también se subía por una escalera. Ana, la fotógrafa, y yo pedimos subir por la escalera. Yo vengo de tres semanas de gripe, pero ayer me sentía bastante bien (en todo caso, me pareció). Y ¿cómo me perdería trepar por las entrañas de un dinosaurio hasta su cabeza, y asomarme al cielo por el agujero de su oreja? Llegué con mucha dificultad y bañado en sudor, y así salí para tirar un par de fotos. El viento que movía las tres aspas de 40 metros convirtió sin dificultad el sudor que empapaba mi cabeza, mi camisa y mi piel en hielo. 





martes, 14 de junio de 2011

Himno

Alguien habrá leído a Jacques Rancière. Con elocuencia se pregunta cuánta necesidad hay de que los maestros expliquen todo, siendo que los chicos, sin ayuda de ningún maestro han aprendido algo tan monstruosamente complicado como un idioma. Gisela me cuenta de un niño que, libre aún de maestros, ha hecho suyos estos versos del himno nacional: O juguemos o voy a morir, o juguemos o voy a morir, tatántatatatán, taaan, taaaan.

lunes, 13 de junio de 2011

Ed e subito sera


Cada uno está solo
Sobre el corazón de la Tierra
Traspasado por un rayo de sol:
Y en seguida anochece.


Ognuno sta solo sul cuor della terra
trafitto da un raggio di sole:
ed è subito sera




Salvatore Quasimodo
Gentileza de Marina, dedicado a Lucía




domingo, 12 de junio de 2011

Palermo escrito


Esto es lo que han escrito mis amigos sobre Martín Palermo, estos días de su retiro:

Las puteadas que escuchó bajar de las plateas de la mayoría de los estadios del fútbol argentino poco coincidieron con su destino. Si tenía los pies redondos, si coreaban su nombre cuando un perro se entrometía en el campo de juego, si se podía patear el otro pie si le cambiaban las medias, a él poco le importó. Porque el goleador se la creyó. Creyó que podía entrar a la cancha para hacer dos goles y dedicárselos a su bebé que había fallecido, y que ahora besa en el tatuaje de su antebrazo izquierdo. Que podía levantarse después de pifiar tres penales seguidos en un mismo partido, después que una pared de ladrillos le partiera una pierna en pleno festejo, y luego de romperse la rodilla y aún así marcar. Palermo siempre creyó. Es un hombre de fe, que empieza a decir adiós.

Palermo se parece a los sueños que pateamos, sueños posibles, y a ese gol que estamos relatando antes de dormirnos desde que somos pibes.

El fútbol es un juego tan extraordinario, tan bello, tan generoso que a veces hace justicia así: acariciando con un poco de gloria a los que juegan con el corazón.

Palermo es un tronco, y siendo tronco, la metió, la metió, hizo goles asombrosos, increíbles, gloriosos, y con cada uno de esos goles salvaba nuestras almas de perdedores, porque sentíamos que él, que es tronco como nosotros, la metía, y entonces era como que nosotros también la metíamos. 

Lo que decide que lo que no es, sea, es la fe. A Palermo le viene una pelota a la cabeza, a 35 metros del arco. El ve en esa pelota un milagro, el milagro de hacer un gol de cabeza desde ahí. Si otro viera lo mismo que él, constataría que los milagros son concebibles, pero que no ocurren en la realidad. Él, en cambio, tiene fe y cabecea. Su fe realiza el milagro. Palermo cree y por eso crea. De la misma forma Abraham o Ibrahim, crea a Jehová o Alá.

Palermo es un pedazo de alma hecha gol. Eso lo hizo diferente y por eso poco importa que se dijera de él como jugador. Contra un alma hecha de gol no se puede. Nadie pudo.

Palermo me ayudó a creer en mí mismo más allá de ser un tronco en la vida y así fue que hice unos cuantos goles. No lo alcancé a Sanfilipo, pero tampoco se me cerró tanto el arco.



Fernando


Quisiera compartir este cuento, soberbio cuento, de Gisela.


Fernando tiene 45 años, es arquitecto y trabaja mucho.
Acaban de ascenderlo.
En la primera entrevista me dijo: “me recomendó mi psiquiatra que hiciera lo que me gusta, y te llamé”.
“Vengo de un período de mucho miedo, pánico, y necesito cantar”.
Comenzamos con las clases una vez por semana.

Al principio comenzábamos a vocalizar y yo le pedía que no pensara en la afinación, que se equivocara y que fuera desprolijo.
Le propuse desandar.
Le costaba mucho, decía que era “una persona muy pensante”.

La tercera clase le dije que comenzaríamos a cantar. Trajo el tango Como dos extraños.
Entonces:

Me acobardó la soledad y el miedo enorme de morir lejos de ti.

Noto un fraseo rígido y apucherado.
Se pone colorado se tapa la boca y yo le pido que siga.

Que ganas tuve de llorar sintiendo junto a ti la burla de la realidad.

Canta llorando.
“Respirá”.
Termina la clase y me dice “gracias”.

La clase siguiente trae el tema impreso, lo pone en el atril y cuando llega el  momento de cantar dice una humorada, algo así como “no pienso moquear”.

Y el corazón me suplico que te buscara y que le diera su querer.

Rompe en llanto.
Solo digo, “¿te recuerda algo esta canción?”
“No lloro por lo que dice, lloro porque escucho mi voz”.

Comenzó a venir dos veces por semana, puntualmente ocho y media de la mañana.
Llora. Cante lo que cante, llora.


*          *          *


Creo que muchos entendemos a Fernando. 


Sin embargo, no pude evitar que aparecieran en mi memoria algunos versos sueltos de tangos varios que han arrancado lágrimas a tantos varones cuando los cantaron, entendiendo o no lo que decían: 


Así evoco tus noches, barrio 'e tango,
con las chatas entrando al corralón
y la luna chapaleando sobre el fango
y a lo lejos la voz del bandoneón.

¡Vete! ¿No comprendes que te estás matando?

fue todo de barro,
de barro mi vida,
de barro mi amor.

No desesperes,
que el sueño más querido
es el que más nos hiere,
es el que duele más.

Ya no serás jamás aroma de rosal,
frescor de manantial en mi destino.

Volví por caminos viejos,
volví sin poder llegar.
Grité con tu nombre muerto
recé sin saber rezar.

Si yo pudiera como ayer
querer sin presentir.

Y el dramón de la pálida vecina
que ya nunca salió a mirar el tren.

Fuimos el viajero que no implora, que no reza,
que no llora, que se echó a morir.

El Otoño te trajo, mojando de agonía,
tu sombrerito pobre y el tapado marrón...

Tus ojos de azúcar quemada
tenían distancias
doradas al sol...
¡Y hoy quieres hallar como entonces
la reja de bronce
temblando de amor!...

con ojos muy tristes bebe su champán.
Ya no es la papusa del Barrio Latino,
ya no es la mistonga florcita de lis,
ya nada le queda... Ni aquel argentino
que entre tango y mate la alzó de París

No me beses que te estoy llorando

Es la triste ceniza del recuerdo
nada más que ceniza, nada más...

¿En qué rincón, luna mía,
volcás como entonces
tu clara alegría?

Tu canto es el amor que no se dio
y el cielo que soñamos una vez,
y el fraternal amigo que se hundió
cinchando en la tormenta de un querer.

Fuimos la esperanza que no llega

¡Vuelve a tu antigua ilusión!
Junto al dolor
que abre una herida
llega la vida
trayendo otro amor.

Tal vez no lo sepas nunca,
tal vez no lo puedas creer,
¡tal vez te provoque risa
verme tirado a tus pies!

todo lo has conseguido
pagando como un chabón.

Tu canción
tiene el frío del último encuentro.

¡Vete! ¿No comprendes que te estoy salvando?
¿No comprendes que te estoy amando?

Yo te di un hogar
Siempre fui pobre
Pero yo te di un hogar

Sombra más fuerte que la muerte,
grito perdido en el olvido,
paso que vuelve del fracaso

Vives inútilmente triste

Tal vez escapó a tus ojeras
la reja, la hiedra
y el viejo balcón...

¿Pero qué?
si están tus cosas pero tú no estás

Un farol balanceando en la barrera
y el misterio de adiós que siembra el tren.
Un ladrido de perros a la luna.
El amor escondido en un portón.
Y los sapos redoblando en la laguna
y a lo lejos la voz del bandoneón.


*          *          *





sábado, 11 de junio de 2011

CONFERENCIA “El sueño del pabellón rojo”, a cargo del sinólogo Lic. Marcelo Ugarte en el Instituto Confucio de La Plata, Argentina


No conforma tanto un Instituto Confucio el necesario sello que lo decreta como el despliegue y la calidad de su quehacer. El Instituto Confucio de la ciudad de La Plata, en Argentina, parece caracterizarse por la generosidad. Un fuerte entusiasmo porque circulen los saberes, experiencias y reflexiones sobre la cultura china guían el trepidante ritmo de sus actividades. Los mejores especialistas en el mundo chino que residen o pasan por La Plata, e incluso por Argentina, son convocados a que expongan para el público del instituto, algo de lo que tienen para decir.
Tal es el caso del sinólogo Marcelo Ugarte, quien ha dado una conferencia sobre la importancia de El sueño del pabellón rojo en la literatura y la cultura china.
La exposición resultó de una importancia iniciática en Argentina, donde el libro apenas es conocido y no está a la venta en las librerías. “Esto habla de todo el camino que hay para recorrer en la Argentina, en el campo del conocimiento de la cultura de su segundo socio comercial” explicó Ugarte, ”teniendo en cuenta que la obra de Cao Xueqin es de una magnitud gigantesca en la literatura de China, comparable a la dimensión que tiene para el mundo hispanoparlante El Quijote. El pueblo chino lo conoce como una de sus novelas más importantes y ha visto la historia muchas veces en películas y en series de televisión”. Entre las razones de la ignorancia en el ámbito local, Ugarte mencionó que “no ha habido una traducción seria hasta la de 1990 (primer tomo, realizada por la Universidad de Granada y acabada en el 2003)” e informó que ya hay dos versiones.
El especialista destacó que además del lugar que El sueño del pabellón rojo ocupa en las letras del país asiático, “es una obra enciclopédica, fuertemente reveladora de China”.

La conferencia presentó a los personajes de la trama central, entre las incontables historias que involucran a una cantidad asombrosa de personajes: Jia Baoyu, un joven andrógino, que termina protagonizando un triángulo de amor con dos primas. Una de ellas es Lin Daiyu, una joven débil, delicada y superficial, y la otra es Xue Baochai, saludable, vivaz y recatada. La primera es el reverso de la mujer confucionista, mientras la otra es su ideal.

Ugarte dio cuenta de El sueño del pabellón rojo captando los pares, opuestos y complementarios, que son la estructura primigenia y originaria de la Weltanschauung china, desde el trazado del paralelo entre la vida del autor y el desarrollo de la novela, hasta el detalle del poema pareado que se forma entre la inscripción en un medallón áureo que Baochai lleva colgado al cuello y el jade mágico de las comunicaciones espirituales que porta Baoyu.



Si un mundo es fascinante desde que puede leerse a través de términos complementarios, la realidad de esta novela sobreabunda en la libertad de concebir seres, tiempos, objetos y lugares más allá de toda fantasía. En el comienzo de la historia la voz que relata es la memoria de una roca. Una roca que habla en primera persona, una roca que tiene un yo. Al lado de la piedra crece una plantita, que se hace amiga de la piedra, y allí tenemos un diálogo que flota en tiempos sin límite. En aquella temporalidad indeterminada se mueven como en su casa, unos monjes. Aparecen y la piedra les dice que está aburrida de ser eterna, y que quiere pertenecer al mundo de los mortales. Los monjes conceden, y de la piedra nace aquel Jia Baoyu que fue mencionado —y de la planta nace Lin.  Tenemos además el mundo de los sueños donde las hadas acogen al protagonista. En su reino todo es perfección, existe una pureza perfecta libre de los venenos atribuidos a las mujeres mortales.

Ugarte refiere que el autor utiliza el recurso de adelantarse a lo que sucederá: “De esa manera enganchaba a los lectores a comprar la siguiente entrega de la novela. El autor estaba en bancarrota y empezó a escribir El sueño del pabellón rojo para sobrevivir. Escribía un capítulo, hacía varias copias y los llevaba a un mercado. Así fue como se empezó a difundir una de las principales novelas de la literatura china, junto a Viaje al oeste, A la orilla del agua y El romance de los tres reinos”.
También coadyuvó a la divulgación que la novela estuviera escrita en Bai Hua, es decir, el chino vernáculo, —mientras las demás obras célebres, incluido el I Ching, estaban escritos en wenyan o chino clásico, sólo inteligible para la clase alta y letrada. Luego, la fama de El sueño del pabellón rojo ayudó a legitimar el uso del Bai Hua en la literatura posterior.

Sobre Cao Xueqin, Ugarte también explicó que se trataba de un hombre instruido, de familia acomodada y con conexiones dentro de la corte de los Manchúes, que conoció los deleites de la abundancia y el sinsabor de la miseria tras ser despojada su familia de todos sus bienes durante los vaivenes imperiales del siglo XVIII, situación reflejada en cierta manera en la trama argumental de la obra.

La imagen que el sinólogo dejó de El sueño del pabellón rojo es la de una variedad y un colorido infinitos. No sólo hay tiempos, mundos, personajes, historias múltiples, sino que estilísticamente es una composición que integra poemas, crónicas, tragedia, folclore… No faltan ni siquiera recetas de cocina (“puede inclusive usarse la novela para cocinar; tan precisas son las recetas”), ni las de ¡medicamentos!

El contraste entre la ignorancia de El sueño del pabellón rojo en Argentina y su fama en China se hace estridente en la existencia de la rosología, rama de las Humanidades que se dedica a estudiar la obra. Cada año los especialistas en El sueño del pabellón rojo se reúnen en congresos para discutir el avance de sus investigaciones y críticas.

Ugarte mencionó que El sueño del pabellón rojo es citado por Jorge Luis Borges en el cuento El jardín de senderos que se bifurcan. “Llegó a generarse un sentimiento muy crítico con el escritor argentino, en el entendimiento de que había fundamentado en una lectura superficial el despliegue de una pretendida sabiduría, que no sería en realidad más que fanfarronería. Cuando Borges escribió su cuento, la novela aún no había sido traducida al español; Borges había accedido a la versión del alemán Franz Kuhn. Sin embargo, en lo personal creo que Borges hace un guiño a un personaje secundario de la novela, en una maniobra finísima. Hay elementos que fundamentarían una hipótesis en ese sentido, lo que abre unas perspectivas muy interesantes, todas las cuales revelaría una lectura genial, insospechada de Borges. No me consta que este camino haya sido recorrido en la crítica literaria”.


El especialista precisó que la editorial de la Universidad de Granada hizo una traducción al español y editó el último de los tomos de El sueño del pabellón rojo en 2003. En 2010 apareció una edición de Galaxia Gutemberg.

“El sueño del pabellón rojo, concluyó Marcelo Ugarte, es una historia que se conocen los chinos desde la cuna. Se sabe por ser chino. Es parte del imaginario popular. No sé cómo se podría decir que se conoce la literatura china si no se ha trabajado este libro hasta familiarizarse en extremo”.




viernes, 10 de junio de 2011

Dicen mis compinches

De vos me alegran dos palabras: hola y vamos.

*        *          *

Palermo me ayudó a creer en mí mismo más allá de ser un tronco en la vida y así fue que hice unos cuantos goles. No lo alcancé a Sanfilipo, pero tampoco se me cerró tanto el arco.

*        *          *

Imagínese usted.





jueves, 9 de junio de 2011

La furia del exilio

La vida de un poeta está en sus poemas. Si leer los poemas de Machado es resucitarlo, la resurrección que hacen Sacristán y Ramírez es por momentos soberbia. El público siente cómo vuelve a la vida desde el fondo de sus poemas de hace un siglo, por los esperanzados años de la República, la oscuridad del franquismo y el surgimiento de la España moderna. José Sacristán ha sido parte de esa historia, su generación ha amado a Antonio Machado, considerándolo maestro de vida. Hay versos que Sacristán pronuncia, grita, con el pecho abierto. Hay palabras de Machado que desgarran a Sacristán y conmueven al público, que siente que el actor no podrá soportar aquello. No hay ni una pizca de pose de poeta, sólo la verdad que atravesó a Antonio Machado y que, al leer sus poemas, atraviesa José Sacristán. Machado increpa a Dios por la muerte de su amada con toda la fuerza de la voz de Sacristán: “Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía.”




lunes, 6 de junio de 2011

Villa Pehuenia en el Suplemento Viajes

Sus aguas son espejos quietos de las que emergen islas, que a su vez, contienen lagunas. Vagan pastando perezosamente por las islas pequeñas vaquitas y pequeños caballitos. Unos puntitos blancos que se mueven son garzas y otros que avanzan por el agua son una familia de cauquenes. Es una visión salida de un deseo. El alma no quiere irse de allí. Quizás ha descubierto el Paraíso.
(...)
Un caminito por el bosque recorre lagunas con nombres antiguos: Pichún, Coihuilla, Matethue. La paz en estas lagunas es infinita. La única manera de despegarse de ellas es prometer el regreso. Imaginar que se volverá en el verano, se trepará una noche a una canoa y se remará quedamente hasta quedar flotando en la mitad de la laguna. El bosque alrededor será un cuerpo vivo repleto de sonidos. Arriba, en el infinito negro una explosión habrá desparramado miles de estrellas blancas que iluminarán como si estuvieran de fiesta.



sábado, 4 de junio de 2011

I started a joke


El primer cover que hizo Faith No More de "I Started a Joke" fue un bonus track de su quinto álbum grabado en studio, King for a Day... Fool for a Lifetime. Cuando la banda se disolvió en 1998 fue difundido como su último single en el álbum Who Cares a Lot?

Este video fue filmado en 1998, con la banda ya desmantelada. Fue dirigido por Vito Rocco, filmado por Dani Richardson, actúan Martin Freeman y Shaun Dingwall y el que hace el karaoke es el transformista David Hoyle, inglés, como todos los demás.

La versión que copio es una edición para MTV; la original es mejor, pero no la encuentro con calidad aceptable.


viernes, 3 de junio de 2011

Erik Satie



Tenía un carácter insoportable e intransigente, ideas disparatadas y ocurrencias irritantes y paranoicas. Se presentaba a sí mismo como fonometrógrafo, alguien que mide y escribe los sonidos, y no como músico. Titulaba sus obras de manera delirante (Tres fragmentos en forma de peraEspañañaVejaciones) y las anotaciones de sus partituras resultaban grotescas (en su Danse cuiraseé se puede leer: Paso noble y militar. Se baila en dos filas. La primera no se mueve. La segunda fila se queda quieta. Los bailarines reciben un sablazo que les divide en dos la cabeza). Inventó la música de mobiliario, aquella compuesta específicamente para no ser escuchada. Militó en confesiones religiosas de las que era el único miembro. Sólo a su muerte sus amigos se dieron cuenta de la miseria en la que vivía, miseria a la que describía como «la muchacha de grandes ojos verdes».

jueves, 2 de junio de 2011

Un Quijote chino

Babelia publica los Diarios de Ricardo Piglia. 
Se registra esta entrada:

La primera traducción al chino de Don Quijote fue obra del escritor Lin Shu y de su ayudante Chen Jialin. Como Lin Shu no conocía ninguna lengua extranjera, su ayudante lo visitaba todas las tardes y le contaba episodios de la novela de Cervantes. Lin Shu la traducía a partir de ese relato. Publicada en 1922, con el título de La historia de un caballero loco , la obra fue recibida como un gran acontecimiento en la historia de la traducción literaria en China. Sería interesante traducir al castellano esa versión china del Quijote. Por mi parte, me gustaría escribir un relato acerca de las conversaciones entre Lin Shu y su ayudante Chen Jialin mientras trabajan en su transcripción imaginaria del Quijote.



El Che y su señora


Recuerdo un diálogo que discurrió aproximadamente así:

     ¿Otra vez te vas a Brasil con tu Boquita? Si me llevaras a Brasil tantas veces, yo también me creería que soy tu vida …
     Mirá vos, querés cortarme eso. Me pareció que cuando me conociste te gustaba que yo fuera futbolero. Me pareció que me dijiste que te gustaba que yo fuera hombre, que fuera a la cancha, que no tuviera miedo de agarrarme a trompadas…
     Muy hombre no es el que en lugar de asumir sus responsabilidades se evade con el fútbol. No terminamos de animarnos a sacar un crédito para cambiar este sucucho en donde me tenés, pero te gastás fortunas para irte a Brasil a ver a Boquita.
     Vos sos de las que se casan con el Che Guevara y a las dos semanas le están afeitando la barba.
     Y vos sos de los que le ponen la tijera en la mano a la mujer, y si ven que no les cortan nada, no saben qué hacer.

miércoles, 1 de junio de 2011

Certezas


Colectivo 106. En una parada, el colectivero no arranca porque una señora está a medio bajar y no termina de salir. Pelea con alguien que está dentro: “¡Me quiso sacar la billetera! ¡Sí, usted! ¡Ladrón! ¡Me quiso sacar la billetera! ¡Usted! ¡Usted!” Un tipo le responde: “¡¿Yo?! ¡¿Yo?! ¡¿Qué decís?! ¡Andá, boliviana sucia!” La mujer baja, el colectivo arranca. El acusado sigue allí. Unas cuadras más allá baja también. El tipo que va sentado al lado mío me dice “es punga”. “¿Cómo se dio cuenta?” “Porque los conozco, ¿no viste que iba con otro? Los conozco”. “¿A estos ya los tiene vistos?” “A estos no, pero los conozco. Son chilenos y peruanos”.
Avanzado el día, en la verdulería del boliviano. Llega una familia de judíos ortodoxos, la mujer pregunta algo. El verdulero entra a terminar de atenderme y me dice por lo bajo “judíos… son miserables”. Entra una hijita de la familia y le pide al verdulero un tomate cherry o algo que le muestra. El verdulero le dice “no”, de mala manera, como no se le debe hablar a los chicos.

Tilingerí@ 2.0


¿Duarará mucho este lenguaje Twitter de les confieso mi intimidad de este momento?

me estoy pintando las uñas de los pies

la torta no levó

llegué al Roxy

maldición otra vez se me rompió el cierre de la campera

Me dicen "queda en Nazca y Beiró". Yo escucho "Queda en la Tierra Media" ¡Qué se yo que es Nazca!

ese hombre me mira

me salió un laburo para warner argentina, en otras noticias, mi ex está vendiendo rifas

Mi cabeza va a estallar

me siento del verdadero orto u.u

llegué de mi superintensa clase de danza y metí dos hamburguesas al horno. cebolla caramelizada llevarán. tal vez panceta. mucho queso

Se me cayó el celu en el inodoro

miercoles miercoles NO ME GUSTAN los MIERCOLES ¬¬

QUE? Que quiero un kilo de bizcochitos u.u

Saliendo de @Dr_Muhlberger q me hicieron masajitos, accent uniform en el cuerpo y limpieza en la cara.


Estos tweets tienen el objetivo de compartir lo que estoy viendo.
Fantástico: sentado con un Blackberry en el tren Roca se monitorean unos 13 escenarios, a medida que los 13 corresponsales van reportando.
Cuando el terremoto en Japón, unos 15.000 seguimos a un gallego que vive en Tokio.

También se escriben para que asistamos al show del despliegue de la subjetividad en vivo. El personaje de La loca de mierda es una maravilla en esto. Claro que es una actriz, una escritora y tiene talento.

Y se irradia la intimidad porque soy cómic@ stand up, porque quiero ser cómic@ stand up y tener éxito, además ya no me importa que me digan que soy tiling@
Porque estoy al pedo, porque no soy un@ trabajador@
Porque en este momento estoy con el Blackberry y soy adict@ a la comunicación 2.0

Este mismo texto es en parte tributario del género. Que, insisto, ¿sobrevivirá mucho? Siento que es insostenible. Aburre.