Carlos Ott me dijo,
entusiasmado, que los chinos son latinoamericanos. Cuando conseguí que saliera
de su mambo y me prestara atención, le pregunté qué quería decir con eso.
“Son buenos amigos.
Cuando son amigos, no les importa nada, van con vos a cualquier lado, se
emborrachan, te dan sin calcular, son felices entregándose. Son divinos”.
Desde entonces he prestado
atención a este aspecto de los chinos.
No es necesariamente
algo de las personas, sino algo de la cultura, que encarna en las personas. Esa
encarnación no es necesariamente directa, ni simple, ni falta de
contradicciones, y en cada persona ocurre de un modo complejo, único y dinámico.
Puede cambiar todo el tiempo.
Pero como sea, el
efecto para el amigo es exactamente lo que decía Carlos. A los chinos les da
felicidad ser amigos.
Quizás sea la mayor
felicidad para ellos.
La riqueza material
los hace felices, pero la amistad mucho más.
La amistad es lo
más parecido que tienen a la trascendencia. No hay Cielo al que vamos a ir a
vivir en paz, en la mente china. Lo que se acaba, se acaba. En cada momento así
como en total —la muerte.
En China me
desconcertaba que cuando los amigos me invitaban, me regalaban, hacían más de
lo que tenían a su alcance para que yo fuera feliz, eran más felices que yo.
Mi dicha podía ser
grande, pero siempre la de ellos era mayor.
Los chinos gozan
sin límites cuando son buenos amigos.
Si alguien me hace
un favor, trato de retribuirle más o menos a la brevedad. Aunque sea un llamado
por teléfono para agradecer. Los chinos, nada que ver. Guardan el favor que les
hicieron en algún lugar donde se cultive hermosamente en la preservación. No
devuelven la pelota repentinamente, como si quisieran sacarse de encima la
posición de deudor. Atesoran el favor que les han hecho, y tarde o temprano
harán por la otra persona algo increíble. Tendrán un gesto desmesurado. Algo
que habrán calculado y labrado con paciencia y todo el tiempo del mundo.
Y cuando lo
entreguen, serán más felices ellos que la persona que hizo el favor, allá lejos
y hace tiempo.