domingo, 30 de marzo de 2014

Sobre el linchamiento de David Moreira

David Moreira fue golpeado brutalmente por unos cincuenta vecinos que lo acusaban de robar un bolso a una chica. Fue trasladado a un hospital local, estuvo cuatro días internado y falleció ayer.
“Felicito a cada uno de mis vecinos, orgullosa de mi barrio, la próxima les cortamos las manos en la plaza delante de todos, como en la época medieval”, escribió una mujer del barrio que celebró el linchamiento, en la cuenta de Facebook creada por los vecinos para reclamar por los robos en la zona.
(El mensajero diario)


Ninguno de mis amigos de facebook celebró el linchamiento, y en cambio muchos reprodujeron la noticia. Sólo hemos reproducido la noticia. Casi sin comentarla, sólo indignados.

“El tocan a uno de los míos, la liga” me resulta lícito.
Aplaudí, como el resto del cine, cuando el bruto de Los santos inocentes ahorca al patrón criminal.
Abracé a Chávez cuando lo conocí, porque sabía que había trompeado a Astiz. Cuando le pregunté a Bayer cómo explicaba que no hubo otro caso de justicia por mano propia contra los cientos de torturadores y asesinos de la dictadura, me dijo que no tenía explicación.
Quizás la sensación de que el Gobierno estaba haciendo justicia desalentaba la justicia por mano propia.
O quizás lo hacía el miedo.
Si alguien lo hubiera hecho yo hubiera festejado.
Me siento culpable por no haberlo hecho.

“Pero esos eran torturadores y asesinos consumados, este era un pibe de 18 años, solo”. Es cierto.
La horda que lo atacó no atacó a ningún asesino de la dictadura.

Ni mueve un dedo contra los ladrones que se llevaron sus ahorros en el 2001 y siguen dándose la gran vida delante de sus narices, y siguen llevándose el producto de su trabajo a través de la inflación, el consumismo y una extensa e inacabable paleta de estrategias extractivas, desde un aumento exorbitante de la tarifa del transporte hasta servicios brindados con impune deficiencia, por ejemplo por parte de las empresas de telefonía celular, y cargos desconocidos e inapelables en la cuenta bancaria.

Las leyes, los aparatos que las crean, los que las ejecutan, los que vigilan su cumplimiento, aparatos estatales y no estatales, sirven a la explotación de la mayoría a favor de los pocos que ganan el poder.
Incluso los legalistas que nos refugiamos en “que se haga justicia legalmente” debemos admitir que esa legalidad está en contra de los pobres que roban un celular, una cartera, un par de zapatillas.

El linchamiento es explotado contra explotado. Perro del amo explotado contra perro sin amo explotado.

Los perros del amo matan a tarascones a un perro chico que osa robarles el exiguo hueso que el amo les permite y luego lamen la mano del amo.

Los perros del amo llaman a los perros chicos “hienas”. Ellos no son muy dignos, tampoco, cuando atacan cobardemente a alguien, una hiena, indefensa.

Entre los perros del amo, algunos están cansados de que los perros chicos les roben. Otros, muchos, muchísimos, están muy nerviosos porque en todas partes escuchan que los perros chicos están robando, matando, atacando como hienas.
¿De dónde escuchan?
Caso del perro del amo Juan: en los últimos cinco años nunca nadie le robó. Dos veces vio cómo le arrebataban el celular a una persona en el colectivo, en el momento en que se estaban por cerrar las puertas. A tres personas de su entorno sí las asaltaron; a dos le pidieron el celular en la calle, a una le pidieron el anillo cuando cruzaba una plaza. A una amiga la robaron el auto, a otra el estéreo del auto. A conocidos de conocidos les desvalijaron la casa y otros robos.
Esta situación naturalmente pone a Juan en alerta. Pero Juan está paranoico. Se enfervoriza cada vez que se habla del tema, se queda hablándolo por horas, anda por la calle con miedo.
Ha acumulado cinco años de tensión contra las hienas que están atacando a todos.
Pero ese mundo de hienas no es el de su registro.
¿De dónde escucha Juan?
Los medios de comunicación saben que la inseguridad garpa.
Los perros de los amos parecen amar estar asustados y adoran las noticias de inseguridad.
He ahí un matrimonio feliz.
La masa de perros de los amos adicta a la paranoia, feroz masoquista, y los medios que ganan fortunas alimentándolas.

“Se quejan, se quejan y nos condenan, pero bien que se van a alegrar si cuando matemos a dos cacos, los otros se van a dejar de joder y no los van a joder a los mismos que nos condenan”.
Me temo que es cierto.
Hasta en los más tolerantes y humanistas vive lo que se exabrupta en los perros linchadotes: el ataque está cargado de la necesidad de vengarse del miedo largamente reprimido, miedo fundamentado por la realidad creada en el juego con los medios de comunicación, y también contiene el odio a los pobres, el odio a los negros, el odio a los jóvenes.

“El desgobierno se paga”.
Cierto.
Obviamente los perros chicos, como los perros del amo y los amos son producto de una sociedad que prefiere el bienestar individual al bienestar colectivo.
El Gobierno es el gobierno que esa sociedad se da a sí misma.


sábado, 29 de marzo de 2014

Jardines

  
Quisiera desplegar en mi vida el sentido renacentista de los protestantes: el planeta es un jardín que nos han dado, es nuestro deber y será nuestra dicha hacerlo florecer.

El oscuro sentido medieval español que cree que el Mundo es territorio del Demonio me impide hacer florecer la materia.


Y cuánto me falta cultivar los jardines que Dios ha puesto para mis amigos y yo. 


Vecina violenta


En el edificio donde vivo hay una mujer con la cabellera decididamente rubia y unos ojos negros opacos, como si no fueran humanos. Guarda mucho odio adentro. No tiene más de 34 años. Nunca la vi sonreír ni saludar, ni mirar a nadie, sólo la vi deambular guiada por esa oscuridad que le sale de los ojos.
Una vez hubo un corte de electricidad de muchos días. Para arreglarlo, la distribuidora contrató a una empresa muy precaria, que mandó a dos peones a que cavaran la vereda hasta los cables subterráneos. La mujer increpó a uno de los peones, un chico de 18 años, con una violencia inmunda, gritándole que por su culpa ella estaba viviendo como una desgraciada, insultándolo “¡a ustedes no les importa la gente, son unos hijos de puta! ¡decime qué pasó, decime por qué me cortan la luz, negro sorete!”, y así.
Cuando recién llegué a la puerta, encontré una mujer parada y, sentada en la vereda, la de los ojos. Pensé que se había caído. Esto es Once, las veredas siempre están muy sucias, nadie se sentaría en el piso. Sin embargo, la mujer junto a ella tenía actitud de estar aguantando a la otra, como si estuviera haciendo algo.
Y, efectivamente, estaba cavando en el cuadradito de tierra alrededor de un arbolito. Todos los perros cagan ahí, y la gente escupe, tiran los puchos. Cavaba allí un agujero, con una palita de plástico, de los que usan los chicos en la playa.
Al lado tenía una caja de cartón. De adentro asomaban dos patas de un perro lanudo negro.

Esto está sucediendo en este momento.







桥, qiáo, el puente


La revista que hacemos todos los que estuvimos anoche existe para tender un puente entre la gente de China y la de Argentina.

El asadito fue exactamente eso. Se demostró que podemos pasarla muy bien arriba del puente que vamos  construyendo. Hubo chinos desde diferentes lugares de China, desde el interior hasta Taiwan, y argentinos desde la Patagonia hasta Buenos Aires.

Seguiremos construyendo el puente, pero en la construcción vamos siendo felices. Siendo que empezamos desde Argentina, seguimos la tradición de la construcción argentina: cuando podemos paramos para hacer un asadito.



Fíjense en esta foto, Marcela con aristocrática chaqueta de jade, Mariano Restivo un joven galán que enamorará a las chiquilinas de Shanghai, a su lado el Gerente de la Sala de Máquinas de Dang Dai, el Capitan Néstor, con camiseta de club de fútbol de Beijing y gorra de soldado eterno; debajo de él Carola, con la energía y la franqueza que la lleva a todas partes, además disfrazada de china; está con Amanda, su hija, la más linda de la foto, abajo Silvia Abollo, una dama que guarda los misterios chinos (los trazos negros de su prenda china son ideogramas), a su lado el amigo oriental de Belén, junto a él, un caballo que en su desboque hacia China nos regala incesantes vientos de libertad; arriba de ellos Susana, una reina que irradia dignidad, humildad y tolerancia, y así, nos hace sentir tan bien a todos, a su lado su marido, el Chino Zhong, mi hermano, creativo, desbordante de buena amistad y corazón, mostrando un billete de 5 yuanes como detalle chino, allí atrás Carolina Reymúndez, viajera empedernida, que siendo aún una jovencita ya está recordando sus aventuras en el Tibet de, me dijo ¡un pasado remoto de su vida!, adelante el Gato erigido como Gran Emperador, sin la guitarra pero con un atuendo que dejaba a las damas sin aliento y con los ojos brillantes, abrazada por él Tian Shi, Ángeles, el encanto que aglomera la sociedad, la palabra mágica que nos divierte y nos une; Luciana Denardi, asomando detrás del Gato, dueña de casa, buena y sólida como el pan, la que está siempre; Lelia Gándara, de mágico rojo y negro, equilibrando ying y yang, entendiéndolo todo más allá que todos; finalmente un servidor que se puso en puntas de pie porque no le daba el metro sesenta para aparecer. No está en la foto Ronnie Keegan porque la sacó, porque es su destino de fotógrafo, además de tener el destino de China y el destino de la amistad frontal y sin medir las consecuencias. Los que por una u otra razón no pudieron estar, porque estaban saliendo para el Tigre o en una noche de primeros tiempos en Paris, estuvieron en el chin chin chin de los brindis.
Y se había ido a esa altura Horacio Paone, que estuvo a gusto con todos y se fue ofreciendo su terraza para el próximo asado.

En lo personal fui muy feliz anoche.

viernes, 28 de marzo de 2014

Millones de soy 1 persona


A veces me parece que soy 1 persona para whastup, otra 1 persona para sms, otra 1 persona para email, otra 1 persona por teléfono de línea, otra 1 persona para celular, otra 1 persona para skype, otra 1 persona chateando por gmail, otra 1 persona chateando por facebook, otra 1 persona por twitter, otra 1 persona en persona. Etcétera.

(No, no, mentira: en persona no soy 1 sola persona; soy 1 persona hablando con éste, otra hablando con aquel, luego soy 1 persona cuando recién me levanto, 1 otra persona si llego de visita a una casa... Ni soy 1 sola persona para whatsup... Etcétera).





Los perros no tienen nada que ver


Como cualquier persona con un mínimo de sensatez, Walter Álvarez, que además es uno de los periodistas más cordiales, tolerantes y pacientes que conozco, no dejó pasar el hecho de que un proteccionista dijera preferir los animales a los humanos.
Para qué. Lo acusaron de mataperros, lo denunciaron, le cayeron con todo.
La gente que se le fue encima es la misma que está feliz porque decenas de valientes mataron a patadas a un pibe.
Aman a los perros, odian a los negros.
Hay gente que le da de comer ricota a su perro, lo manda al psicólogo, le lava los dientes, y se indigna si en el restaurante aparece una negrita de 5 años pidiendo, porque le arruina el sublime momento de meterse un trozo de cadáver de vaca por un agujero de la cara.

Pobres los perros, no tienen nada que ver con todo eso.
Los perros son víctimas de los energúmenos, los que los maltratan y los que se gastan fortunas en ellos y luego salen a patear negros.



jueves, 27 de marzo de 2014

Te quiero no te quiero


Hijo y pareja en la hamaca paraguaya, martes a las 2 de la mañana.

    Te quiero.
    Yo también.
    Yo te quiero más.
    No, yo te quiero más.
    Yo más.
    Bueno, no, mirá, no te quiero.
    ¿¿¿¿Qué????
    No te quiero.
   
    ¿En serio?
    ¿En serio, qué?
    En serio que no me querés.
    No me hartés.
    No lo puedo creer. Hace un minuto decías que me querías, ¿ahora no me querés más?
    No.
    Bueno, entonces yo tampoco te quiero a vos.
    Yo te quiero menos.
    Yo menos.
    Ay, callate, cansás.
    Chau, me voy.
    Esperá, no te vayás.
    ¿Qué querés?
    No quiero que te vayas.
    ¿Por qué?
    Porque te quiero.
    Yo ya no te quiero.
    Bueno, yo tampoco. Me voy.
    No, no te vayás.





lunes, 24 de marzo de 2014

Insistencia del 24 de marzo


El autoritarismo, el odio a todo lo que atenta contra nuestros privilegios, ya sea un gobierno o quienes en su pretensión insólita de tener lo que tenemos nosotros nos jodan; la indignación por los inconformistas, nutrieron el golpe militar del 76. Todos queremos dejar la mierda del pasado atrás, el problema es cuando la mierda del pasado insiste en ponerse adelante.


sábado, 22 de marzo de 2014

Fugaz verano del 2014


Se acabó el verano.

Aguas de marzo.

En este verano pasaron más cosas que en los cinco anteriores juntos. Maratón por la montaña. La Pedrera. Crucero. Galope de trabajo y proyectos con Camilo. Laburo caído. Reencuentro con mi viejo, Navidad con su nueva familia. Recuperación de Nueva York. Otro laburo caído. Libro en camino. Nuevo número de Dang Dai. Libro de talleres de cuentos editado. Nuevo grupo en torno a Dang Dai. Unos días de intimidad a fondo con Victoria en Mar Azul. Vacaciones con Irina y su novio. Irina se hizo mayor de edad. Regreso a la Dirección General de Crotos y Desalojados. Aventura con Victoria y Maravilla Martínez en Ciudad Oculta.

Tantas cosas, y el verano se me pasó en un parpadeo rápido.
En una de las mil trompadas que Ray Sugar Leonard tiraba en un segundo.

Como, cuando estás distraído, se te hierve el agua para el mate.














  


































viernes, 21 de marzo de 2014

De la superioridad de los negros


Los egipcios y los mesoamericanos inventaron la arquitectura.

Los andinos inventaron el maíz y la papa.

Los árabes inventaron el cero, el riego, el molino.

Los chinos inventaron la brújula, la pólvora, la imprenta.

Pero fueron los negros africanos los que inventaron andar en dos patas, el fuego, la música y el baile, la caza y la agricultura, criar a los bebés a upa y hablar.

Y sospecho que siguen inventando la Humanidad antes que todos los demás.

Véase, sin ir más lejos, estos videos:






Camarón Mantis



Este es un animal que desafía el orden biológico y se instala en el nivel fenomenológico.

El ser humano puede ver colores compuestos por el rojo, el amarillo y el azul; el camarón mantis no parte de tres bases sino de 16. Ve una cantidad enorme de colores que ni siquiera pueden ser concebidos por la imaginación humana.

Tienen dos extremidades que lanza a la velocidad de un disparo de un arma calibre 22. Se mueven tan rápidamente que el agua alrededor hierve y con tanta potencia que pueden romper el vidrio de un acuario.

Creo que quien lo mencione cuando se esté jugando al tutti fruti debería sacar muchos más puntos que los demás.




miércoles, 19 de marzo de 2014

En el Paraíso, milanesa


Si yo viviera en otro país moriría por un sándwich de milanesa.

Es más, acá mismo muero por un sándwich de milanesa.

No puedo expresar lo feliz que soy cada vez que se me antoja y me como un sándwich de milanesa.

Estaba aquel poeta chino que decía que cuando iba en su canoa, solo flotando en el agua mansa a la noche, y acercaba el pocillo de pocillo de té a sus labios, estaba en el paraíso; bueno, a mí me pasa lo mismo cuando me ponen adelante, en el bar Roma, un generoso sándwich de milanesa hecho con pan francés, con el borde de la milanesa asomando, brillante, demostrando que recién la sacaron de la sartén.






 

martes, 18 de marzo de 2014

Q.E.P.D. Jorge Arvizu


Fue Benito Bodoque y Cucho, de la pandilla de Don Gato, Pedro Picapiedra, algunos Supersónicos, el Pájaro Loco, el Gato Félix, el Tío Lucas de Los Locos Adams, el Gato Félix, Huckleberry Hound y el Superagente 86.

Creo que contribuyó a mi idea del mundo mucho más que Deleuze, Augé y Sisek.





domingo, 16 de marzo de 2014

Sombra



Vi mi sombra cuando caminaba: era la sombra de un chino.

Más precisamente, la sombra de mi padre.

Por un momento supe más claramente que nunca quién era yo y eso, extrañamente, me dejó perplejo, porque ya no era más quién había sido hasta ese momento.


No se puede mirar


En el cielo de negro vacío la luna llena es pequeña como una moneda y brilla tan intensamente que no se la puede mirar.

Y no se puede mirar a Orfilio: en sus ojos blancos como la luna sus pupilas son de negro tan fijo como dos clavos negros.










La prima de Fede


Fede sabía que Liana jugaba heavy con su marido, Emanuel.
Liana era su prima y desde chicos eran muy compinches.
Una noche que cenaban solos le deslizó que con Emanuel se entretenían con juegos. No dijo más que eso, y Fede no preguntó, pero quedó turbado. Por un lado, quería saber y por otro pensar en aquello le causaba horror.
Luego, con el tiempo ella le fue contando más. Que usaban juguetes. Que lo hacían dónde los pudieran descubrir. Que miraban películas porno. Que intercambiaban cámaras con otras parejas por Internet. Que invitaron a un amigo de Emanuel. Que contrataron a una chica. Que estuvieron en grupo.
De modo que cuando Liana lo llamó llorando y le contó lo que había pasado, Fede quedó (una vez más) perplejo, porque aquello le parecía la mar de inocente.
Liana estaba jugando con Emanuel a que eran otras personas y ella le pidió que fuera Fede.
— Fede, ¿yo?
— Sí.
— ¡Ja!
— No, no te riás, estúpido.
— Pero Liana, no entiendo que estés mal por eso. Después de las cosas que me contaste, esto es un juego de niños...
— Sí, pero se lo tomó muy mal. Se enfureció, me pegó, y hoy me dijo que me fuera de casa. Si sabe que estoy con vos me mata. ¡Nos mata! Tenés que protegerme.
— Pero ¿por qué tengo que protegerte yo?

— ¡Porque te nombré a vos! Y porque ahora vine para acá.


viernes, 14 de marzo de 2014

El monje vegetal (a propósito de Journey to the West, del taiwanés Tsai Ming-liang’s)


Un monje budista vestido de rojo parece un chico que juega con la realidad. Va caminando a un ritmo que emula el del crecimiento de las plantas, con sus manos en mudra.
Juego en serio, atraviesa Marsella, rodeado de los habitantes de la ciudad, de general indiferencia ante su disparate.
Algunos, sin embargo recibirán la semilla de su mensaje: es posible salir de la máquina de la infelicidad y hallar la paz interior. Hasta inspira a un hombre, que decide hacerlo su maestro.
La ciudad, Occidente, el Mundo Moderno adquiere otra forma vista desde el monje de ritmo vegetal y el planteo le permite al director taiwanés Tsai Ming-liang imágenes como la del monje pasando junto a un maniquí, la de la gente sentada a un café que se queda observándolo hasta que se aburre o la de los turistas que le sacan fotos.
Tsai ya había hecho caminar a su monje en el capítulo Walking on Water, del film Letters from the South, y en Walker, que formó parte de Beautiful 2012.

Ha tenido la decisión de detenerse en un personaje que sería una anécdota fugaz en cualquier película. No se ha escapado de su obsesión, por el cruce de las realidades extremas, el interior infinito que puede haber en un humano y por el movimiento —después de todo, es un cineasta. A veces el cine es para los valientes.

Journey to the West será exhibida en la edición del BAFICI de este año.


aterrorizado


Te paraliza la sola idea de salir. No te falta razón, ahí afuera está el infinito.


miércoles, 12 de marzo de 2014

Chica china


En colectivo lleno, una chica china, una señora y de su mano una nena de 4 ó 5 años. La nena mira a la china con esa insistencia desfachatada con que los chicos miran lo que les llama la atención. Se daba vuelta hacia su mamá: "má, quiero comer comida china".



Sandro!


Nacho Sánchez refiere una genial obra de teatro de la que no tuve noticia. El lugar: una clínica. Los personajes: los típicos de una clínica, médicos, pacientes, camilleros, administrativas, personal de maestranza, familiares, kiosquero, visitadores médicos. La ocasión: el día que muere Sandro. Sucede que el espíritu de Sandro va tomando a los diferentes personajes, que impostan la voz como él, caminan agitando las caderas como lo hacía él cuando cantaba, hablan moviendo las manos como Sandro, se miran entre sí fijo como miraba Sandro y, por supuesto, ante cada situación responden cantando.
Nacho no contó la trama, y no fue necesario, porque el planteo es tan imbatible que casi cualquier historia que se desarrolle en esa escena básica se hace eficiente.

Recordé la bochornosa tarde que cubrí el velorio de Sandro en el Congreso de la Nación. Durante mucho tiempo hubo una fila de seis o siete cuadras de fans que desfilaban frente al cadáver. El calor era feroz. En la puerta había un enjambre de gente que había hecho la cola, mezclada con periodistas, policías, vendedores de medallitas, fotos y afiches de Sandro y organizadores. En un pequeño claro se erigía, altísimo, Roberto, un doble de Sandro, cargadamente maquillado, con la ropa de Sandro, su peinado, su micrófono y su mirada. La gente lo saludaba y él respondía como si fuera una celebridad.
Una tras otra las cámaras de televisión se plantaban frente a él y él cantaba una canción de Sandro y hacia un breve discurso que terminaba con una sonrisa de Sandro congelada.


 


domingo, 9 de marzo de 2014

Gata


Las vísperas del Día de la Mujer descubrimos, en una larga caminata con Camilo Sánchez. este afiche.
Algunos habrían de festejar el día con un desfile de modas, otros, otras, recordarían la historia de indigno maltrato y de lucha monumental que lo fundamentan.
El tango, como a todo, le da otra vuelta. “La mujer en el tango” es motivo de incontables ensayos, artículos periodísticos, hasta tesis de licenciatura. El tango lleva todo a su terreno de exquisitez y fango, donde con irreverencia, provocativamente, retuerce lo establecido hasta producir un nuevo sentido. Lo hace sutilmente, engañando, haciendo creer que contribuye al sentido común.










Impecable observación de Luis Carreño: "Ayer fue el día de la mujer, hoy es el día del DJ, qué liviano..."


sábado, 8 de marzo de 2014

Impresiones de un viaje al Paraguay


"Estamos en medio de una sequía tremenda", se disculpó el guía de turismo. Me quedé mirando sus ojos para averiguar si a continuación sobrevenía la risa o si estaba hablando en serio. Si tal era el caso, su aseveración era delirante, porque la exuberancia de la vegetación era monstruosa. Lo que yo había visto de Paraguay desde el avión parecía un ser verde que todo lo devora, y una vez en Asunción se me ocurrió que la vegetación rebalsaba desde el interior de la tierra por todos sus poros como una lava verde y fresca. Las hojas de los árboles se empujaban entre sí para ocupar el espacio en un crecimiento frenético, donde se posaban, las matas desbordaban como la espuma, gigantescos mangos estaban tan sobrecargados de frutos que se asemejaban a sauces llorones, con sus ramas vencidas hasta arrastrase por el suelo.

Esto es lo primero que vi en un viaje a Paraguay en octubre de 2006. Fui invitado como periodista de turismo, para que escribiera sobre algunos lugares de Asunción que ofrecían servicios de alta categoría.

En el barrio Carmelitas se levanta el Hotel Sheraton. En un país cuya rutina política incluye convulsiones frecuentes, un hotel de tradicional alojamiento de empresarios y funcionarios del primer mundo está ubicado cerca del aeropuerto internacional.
Desde su terraza se observan las residencias del barrio, todas grandes mansiones con extensas piscinas y varios autos en la explanada del frente. Si se anda mucho por Paraguay sólo se comprueba lo que aparece en el primer vistazo: la gente es pobre. Sin embargo, hay ricos muy ricos. Los productores de cine que se dedican al scouting de locaciones deberían tener en cuenta este lugar si quieren ofrecer una Cuba prerrevolucionaria.
Para entretenimiento de esposas e hijos de los extranjeros que deben pasar un período en Asunción, frente al Sheraton, cruzando una avenida, hay un shopping mall. Allí se consiguen prendas de marcas internacionales, artículos de informática, artefactos electrónicos, relojes y otras mercancías de lujo a precios formidables, porque Paraguay es libre de impuestos. Realmente libre, con una libertad que incluye la clonación y la circulación de automóviles sin que interese su origen. Los aeropuertos internacionales se caracterizan por su control riguroso en cuanto a seguridad y a comercialización de mercancías, pero en el de Asunción es posible comprar, en un local perfectamente legal, por 30 dólares un reloj "Rólex".
Paraguay parece territorio donde no se teme el juego de la legalidad. La realidad alterna lo legal con lo ilegal de un modo tan relajado, fluido y total que debe enloquecer a los rígidos y enriquecer a los comerciantes más dúctiles, prueba de lo cual es la presencia inflamada de árabes y chinos vendiendo la maroma de chucherías de la Gran Feria Mundial.
Fervor de libertad tropical para los Rólex, los anteojos RayBan, los perfumes Annick Goutal, las carteras Louis Vuitton, las camisetas Lacoste y los iPhones. La versión Siglo XXI de El Gran Dorado. Espejitos de colores para la tilinguería global. Los días que estuve, el shopping mall fue sede de una fiesta para la que contrataron una manada de modelos argentinas, todas iguales, todas flacas, rubias, perras, posando decadencia occidental y superioridad racial. El público local estaba extasiado, los chicos disfrazados de actores de cortos publicitarios de autos y las chiquilinas intentando imitar la tonada de las porteñas conchetas.
En el centro de Asunción, está la Casa de Gobierno que fue residencia del Mariscal López. Algunas de las chiquilinas son descendientes de militares que lo acompañaron y a quienes él les repartió las tierras del país. El edificio tiene una fachada que da al centro de Asunción, corazón político del país, y otra que da al río, que conecta a Paraguay con Buenos Aires y el mundo. El agua llega hasta los pies del palacio en una bahía infestada de camalotes y mugre, de orillas indefinidas, hechas de barro y casillas miserables. Desde una de las ventanas del segundo piso, en la que los gobernantes observaron la llegada de la cañonera que trajo a Perón, observo a dos mujeres que amasan chiripá sobre una mesa. Alrededor tienen chicos y perros, y cumbia.

Estoy tentado de pensar que esta miseria injusta es el resultado de aquella historia que comenzó con un país próspero y terminó con una Triple Alianza Canalla de Argentina, Brasil y Uruguay que, sumisas a Inglaterra y los poderes capitalistas, lo aniquilaron como una maldición. En todo el país quedaron no más de 150 mil habitantes.
El guía de turismo nos explica que el Paraguay recién nacido pudo tener un desarrollo económico muy rápido, entre otras causas, porque su independencia fue un arreglo amistoso, sin derramamiento de sangre ni recursos, y luego porque el patriarca Gaspar Rodríguez de Francia decretó el cierre de las fronteras y así evitó la sangría de la riqueza nacional hacia Europa.

Para imitar a las porteñas hablando las chiquilinas tienen que suprimir con fuerza el irredimible acento paraguayo, en el que pervive la música del idioma guaraní. "Después de la guerra, quienes enseñaron todo a los niños fueron las mujeres, y ellas no conocían el español, que era patrimonio de los varones. El guaraní es un idioma onomatopéyico y descriptivo. Al trueno se le dice 'rajadura del cielo'; una planta se llama ka´arogue-morötí, que significa ‘planta de hoja blanquecina’, y cerrar los ojos se dice tesá-ryepy-ñomi, que quiere decir ‘esconder el interior del ojo’. Es un idioma muy propio, con una precisión detallista. Es temperamental, imperativo, fuerte, ofensivo. A quien lo habla le hace salir el indio de adentro. No es lo mismo decir hijo de puta en español que en guaraní. Es una lengua que es una manera de pensar. Toda la cultura nuestra de nosotros se hizo con el guaraní".
También explicó que "es una lengua que no deja vestigio. Es la sabiduría de la lengua, que sólo vive mientras vive el hablante. Y aún así, fue el sostén de un imperio, de Bolivia hasta el Río de la Plata, incluyendo el Paraguay actual y gran parte del norte argentino y el sur de Brasil. Hoy lo aprenden los coreanos, los menonitas y los japoneses". Es formidable encontrar un guía que verdaderamente sepa de lo que habla.
La combi en que este guía ilustrado nos está dando la explicación se detiene y una muchedumbre de niños se acerca. Golpean las ventanillas, nos piden. Les decimos que no, pero siguen pidiendo. Cada vez llegan más, ahora hay de diferentes edades, cada vez nos hablan con más prepotencia. Les seguimos diciendo que no, pero no cejan. Entonces el guía les dice algo en guaraní, en voz normal, sin gritar ni hablándoles de mal modo, y los chicos se van, con asombrosa mansedumbre. El guía nos explica que "les hablo en el mismo idioma que le hablan sus padres".
Más adelante nos detalla  que "hoy en Paraguay se habla el yopará, una mezcla de guaraní con español. Donde más puro se habla el guaraní es en la provincia argentina de Corrientes. Argentina y Paraguay están intrincadas entre sí. Paraguay era parte del Virreinato del Río de La Plata, en la posguerra fueron los argentinos los que repoblaron el territorio y hoy hay un millón de paraguayos en Argentina.

Como la dictadura de Argentina, la de Stroessner cometió la aberración de las desapariciones. Una plaza recuerda el tema, con un monumento hecho con una estatua que el tirano se había hecho erigir.

Nos detenemos en el museo en que se ha convertido el Cabildo. Hay artesanías actuales, piezas del arte sacro de la época del Imperio Jesuítico y restos de culturas guaraníticas, hechos de plumas, ramas, cueros, fibras vegetales, caracoles, dientes, pelos, pezuñas, calabazas. Nuevamente desborda la selva, aquí en materias primas. Los pueblos del interior son de tierra roja y rejas rojas, y verde de selva, y los ríos son de aguas rojas cubiertas por camalotes brillantes. El centro de Asunción es de cemento y no tiene estilo, pero también allí gana la exuberancia de anteojos y cámaras de fotos, relojes, MP4, playstations, autos y una espuma de fantasías que se disputan el espacio.

Cenamos en un restaurante tradicional. Se monta un show folclórico for export. Unas mujeres bailan moviendo sus coloridas polleras, luego haciendo gala de equilibrio salen al escenario con botellas paradas sobre sus cabezas, mientras un arpista crea una sinfonía de temas clásicos. Desde donde estoy sentado tengo vista, también a un pasillo al que da un pequeño cuarto, en el que descubro sobre un sillón al presentador del espectáculo, mirando en la televisión un programa de Argentina, en el que el showman Marcelo Tinelli presenta a actrices y bailarinas que hacen un número de cabaret, con un caño como un falo.

A la mañana siguiente visitamos Rakiura, un complejo deportivo y recreativo, en el que la selva ha sido civilizada, hay campo de golf, restaurantes, piscinas seguridad garantizada. Allí encontramos familias de los extranjeros que se alojan en el Sheraton. Alguien me dice por lo bajo que es inversión de un argentino a quien no se le preguntó cómo había hecho el dinero. Le observo que lo mismo se hace en Suiza y en cualquier país, y me responde que la historia entre lo que sale de Argentina y llega a Paraguay es muy particular.
Mientras charlamos observo una cancha de tenis. Hay dos nenas jugando. No tendrán más de 11 años, pero son muy desenvueltas, con una encantadora seguridad en sí mismas. No tienen instructor, ni disputan un torneo, sólo juegan. Parado junto a la red hay un muchacho mayor que ellas, de 16 o 17 años, moreno, enjuto, sumiso. Está allí para ser el ballboy de las nenas.


Octubre de 2006





Carta a una pintora


En su admiración por Laura, Hernán sentía que al pintar, ella sumergía sus manos en la verdad, y usaba la verdad como pintura y como forma.
"No posaré humildad, sé que lo que veo en tus cuadros es la verdad", le decía.
Hernán creía que meterse con la verdad, usarla para pintar, era una épica magnífica, de la dimensión de lo que había hecho Juana de Arco, o Van Gogh, Primo Lévi, Schumann o Bob Marley. Le hubiera gustado dejar asentado: "atestiguo esta empresa con admiración profunda".
Estaba seguro de que si vivieran en una cultura sensata, esas gestas se respetarían como lo más importante que hacen los hombres. Le decía a Laura que ella sería una sacerdotisa, sus cuadros guiarían la visión de todo el mundo, y así la verdad nutriría la vida del pueblo.
Conocedor de las tempestades que sacudían sin parar la vida de su amiga, en una de sus muchas cartas a Laura le escribió: "entre todos los sentidos de tu vida, la pintura es el más potente, el que debería alinear a todos los demás". Le recomendaba poner "tu relación con Isabel al servicio de tu pintura y los demás caminos con corazón que sé que las dos tienen" y abandonar "esa pareja que se les arma de lunas mal trenzadas, tan parecida a un niño consentido y berrinchero, que no quiere saber de otra cosa que no sean sus caprichos."
En otra carta la instaba a "no perder todo el tiempo en armar algo con Isabel, en medio de celos, malhumores, inseguridades y peleas. Dejen que aquello fecundo que las apasiona de verdad les dé una paliza y no les deje energía para perder. Ojalá no tengan tantos problemas de amor que les ensombrezca la dicha gloriosa de tocar la verdad, ser eternas y fertilizarnos a quienes nos toca la luz de tus pinturas".


2006





Marce es un ángel


Todos dicen "Marce es un ángel". Mira las cosas que pasan, capta qué se necesita y lo consigue. En la fiesta de cumpleaños de su amigo Tito consiguió el quincho de Boca y después se quedó barriendo hasta el final. Se enteró una mañana que el flaco Villa estaba bajoneado porque tenía el viejo enfermo, y a la tarde lo llevó hasta donde vive el viejo, en 9 de Julio. Tiene un coche viejo pero grande, y cada vez que alguien se separa, allá va a hacer la mudanza. Muchas veces, además, alberga en su casa. Es muy comedido, atento y solícito. Propiamente un ángel.
Y sin embargo, aunque sea difícil de comprender, por ser tan amable a veces cae mal.
Hay gente que tiene la maldad adentro, como la primera mujer de Marce, Adriana. Cuando lo veía en una buena actitud, soltaba su sadismo y se burlaba de él, haciéndole ver lo "patético" que resultaba su "servilismo", y lo "imbécil" que resultaba "como andás, corriendo desesperado en busca de alguien a quien chuparle las medias".
Esta crueldad fue una de las razones de la separación, aunque tal vez no se hubieran separado nunca si Adriana no lo hubiera dejado por Juanjo, su hermano.
Marce padeció más la deslealtad de Juanjo que la pérdida de Adriana y tras un período de soledad bastante largo, se puso de novio con Carolina.
Carolina era una odontóloga de temperamento dulce y modesto, tan pequeña que parecía un pajarito y tan vulgar que nadie que la viera podía recordarla. Ya pasaba los 37 años y se resignaba a quedar solita toda la vida.
Por casualidad o porque había aprendido la lección de Adriana, Carito estaba extasiada con el carácter de Marce.
Él era pleno dándole todo y ella había encontrado su paraíso. A veces pensaba: "qué feliz soy" y se ponía a llorar.

2006







 

Ganas


Dos muchachos y dos chicas se han hecho amigos en un tour para periodistas. Todo el contingente era de gente mayor, adultos, gente seria, y estos cuatro, circunspectos al principio como alumnos de principio de año, fueron apartándose del resto y escapándose de las actividades programadas. Un mangrullo de utilería los encontró contándose sus vidas, nadaron a la noche, dejaron en una tapera abandonada perfumes de flores.
De regreso del tour, los muchachos se hicieron compinches, se vieron algunas veces con una de las chicas, y la otra nunca respondió a los llamados del reencuentro. El saldo de este tipo de viajes, conocidos como famtours o presstours, es que los integrantes mantienen a su regreso un contacto distante, muy diferente del que tuvieron en el viaje. A veces suceden cosas que deben ocultarse, a veces se quiere preservar lo que pasó de la rutina de la vida cotidiana. Y a veces algunas personas encaran el viaje abiertas, dispuestas a que le sucedan cosas que le cambien algunos aspectos de su vida.
Aquel grupo de cuatro no hizo locuras, no se fue de control, y sin embargo, tres de ellos quisieron incorporar a sus vidas lo que pasó. Volvieron a verse, tenían ganas de algo.
¿De qué? Fácilmente alguno pensará que tenían ganas de sexo, pero la verdad es que el sexo no era un asunto. Eran ganas de otra cosa, de estar juntos, de seguir la joda... Ganas de algo más.
Siempre esas ganas de algo más.




Vector




Crew, prepare for take off.


En problemas


Era una persona que en cuanto hacía algo que verdaderamente lo entusiasmaba, se arrepentía de lo que había hecho.




En otro país


Hay quien se apasiona por decirse todo. Se propone, un día, decirse todo lo que  le sucedió cuando vivió, de niño, en otro país.


Concluye, así, que estar en otro país es fundamentalmente no comprender los códigos que garantizan la reproducción de la realidad.

Quien está en otro país, piensa, está básicamente en babia, no comprende nada de lo que pasa. Tal como lo muestra Polanski magistralmente en "¿Qué?"

Un estado en el que todo es posible.

Su conclusión es: "muchas veces me encuentro en ese estado, en otro país o en el mío".


Taller de cuentos una mañana en La Boca



Cerca de donde hacemos el taller de cuentos, en el mismo gran comedor, alrededor de dos mesas varios viejos miran la televisión. Ven un canal en el que están pasando Hijitus.
Hoy volvió el boxeador. No tiene la mirada perdida, pero pasa un tiempo, pequeño y a la vez muy difícil de soportar porque parece eterno, entre que resuelve qué decir y cuando finalmente lo dice. En el encuentro anterior hizo un repaso despiadado de los nocauts que tuvo. Escuchándolo, nos resultaba inconcebible que siguiera vivo.
Hoy eludió sentarse a la misma mesa con los demás escritores de la tercera edad que viven aquí luego de haber sido recogidos de la calle, y se ubicó en otra. Vi que frente a él, pegado en la mesa, donde se apoya el plato, había un papelito que decía HIPOLITO. Era su lugar.
Por primera vez estuvo Silvia, que llegó al Refugio hace dos semanas. Con excelente disposición Silvia hizo y rehizo su historia, como si hubiese empezado la historia corrigiéndola.
Silvia tenía la cabellera de una chica de 20 años, la cara típica de las intervenidas con cirugía plástica y unos lentes elegantes, aunque les faltaba una patilla. Escribió una historia de amor en la que María Delia perdía los zapatos, desesperaba porque tenía que volver a su casa a las once de la noche y al fin aparecía un príncipe Luis que los encontraba en un pozo.
Luis también era el nombre de otro nuevo integrante, que escribió casi la misma historia que Silvia. Había llegado en silla de ruedas, vestido con una prolijidad extraña al lugar —camisa clara, bléiser de impecable azul y pañuelo rojo que asomaba del bolsillo. Se presentó como un hombre culto; posó sobre la mesa un libro de logosofía y un cuaderno en el que dijo guardar sus escritos.
Estuvo Isabel, que está siempre. "Te estaba esperando", me dijo al verme, con una sonrisa que emerge desde el fondo de ella, un fondo que no alcanzo a ver. Isabel está en una realidad diferente, imposible de sintonizar, salvo cuando escribe. En sus relatos, su mundo de allá dentro, sus seres, sus lugares, aparecen en una trama que le permite compartirlos. Las consignas que dicté hoy  fueron: "En la milonga, María Delia no podía encontrar sus zapatos" y "Una nube de mariposas blancas cubría el pozo de agua". Los participantes debían integrarlas en una historia. El cuento de Isabel comenzaba con María Delia perdiendo los zapatos, luego viendo el reflejo de una nube de mariposas en la superficie del agua del pozo, y luego en la blancura de las mariposas emergía Jesucristo, hasta que se instalaba definitivamente un mundo divino, el formado por los "colores en torno de la vida humana' y poblado de "mariposas en el infinito".
Los ancianos que miraban Hijitus en el televisor parecían estar en una sala de espera eterna. El barullo de un televisor perturbaba el taller, de modo que me acerqué, les expliqué por qué era necesario que bajara el volumen y los invité al taller. Nadie dijo nada, y cuando bajé el volumen siguieron mirando la pantalla con la misma expresión de antes.

La Boca, septiembre de 2013


Pérdida por no leer chino


La pérdida de quienes no leemos chino se comprueba al comprender que una fábula china sólo puede ser realmente leída en el lenguaje en que fue creada.




viernes, 7 de marzo de 2014

Paolo y la Marquesa di Bianco


De puño y letra de Marcel Schwob se encontraron apuntes que claramente prepararon sus Vidas Imaginarias. Entre las anotaciones hay una historia referida a Paolo di Dono, antes de que lo llamaran Uccelli, muchos años antes de que conociera a la Selvaggia mencionada en el libro. La historia refiere la separación de Paolo Dono de la Marquesa di Bianco. Expansiva socialité de la corte, ella dedicaba su vida a complacerse en su círculo noble, brillando y seduciendo. Sabía cultivar alianzas, crear intrigas, sembrar discordia, hacer de celestina, conseguir arrepentimientos y perdones, tejer redes hechas de emoción, poder, lujuria y también de verdadero amor. Todo aquello era lo que encendía a la Marquesa y la hacía sentir viva. En cambio, los caballos y los guerreros cruzados de una infinidad de rayas que superpoblaban y hacían vivir el estudio, el ojo y el alma de su marido, la dejaban impávida. No tenía sentido para ella, ni la alimentaba, la pasión de Paolo por reunir, combinar y fundir las formas buscando su transmutación en la forma simple de la cual dependen todas las otras. Lo dejaba allí con sus pinturas y partía al mundo cortesano.
Paolo, en tanto, que tenía el alma cruda y desnuda de protección, necesitaba estar todo el tiempo con ella. La amaba con locura y nada más le importaba del mundo que ella, y cuando le faltaba ya no se reconocía a sí mismo, y la realidad toda se le volvía extraña.
Un día la Marquesa viajó a Venecia y allí olvidó por completo a Paolo. Él no sintió simplemente que ella hubiera desaparecido, sino que vio llegar a los hermanos y primos de su esposa, quienes lo ataron a una columna de la iglesia donde trabajaba, le abrieron el costado con un cuchillo de matar cerdos, metieron sus manos en el tajo, asieron una costilla y tiraron de ella hasta que la arrancaron.
Habría de quedar, desde entonces, maltrecho, enfermizo, traumatizado entero. Pintar fue la única manera de seguir vivo. No lo hacía con voluntad, sino de puro instinto. No pudo parar de pintar, con su cabeza en blanco, sin consciencia, hasta muchos años después, cuando llegó Selvaggia. Lo demás está en Vidas Imaginarias.

No hay lugar, en el tiempo que se nos da de vida, para estar con otras personas que no sean aquellas con quienes se nos produce un encendido mutuo.





Paolo Uccello, Chalice,1450

Primer viaje en colectivo


Cuando llegó la hora de que yo hiciera mi primer viaje solo en un colectivo, mis padres, mis tíos y otras personas deliberaron sobre la conveniencia y el peligro que ello implicaba. Ganó el "sí", pero entonces vino la catarata de advertencias y recomendaciones, tanto que en todo el camino en que alguien me acompañó a la parada y cuando finalmente estuve solo frente al chofer, en el momento de pagarle, yo estaba tan entusiasmado como tenso.
En el viaje dos muchachos se  pusieron a hablarme, justo lo que esperaba y temía. Recuerdo que estaban admirados por el gran sobretodo que llevaba —supongo que los sobretodos de todos los niños del mundo que recién cumplieron seis años son enormes. Parecían divertidos conmigo. Uno tenía una cicatriz en la cara que le atravesaba el ojo. El párpado de arriba le quedaba siempre un poco abierto y le habían quedado tres pestañas separadas, que apuntaban a cualquier lugar. Yo no quería mirarle la cicatriz, pero a veces no podía quitar la vista de ella.
Me preguntaron adónde iba y yo, como a la maestra, les dije a la perfección todo lo que sabía: iba a casa de mi abuela, que vivía frente al cementerio con mi tía Irma ("Irma", repitieron los muchachos), que le había regalado a su marido, mi abuelo Emilio, una camisa muy moderna, que no necesitaba ser planchada ni lavada; les conté que comería canelones que haría mi tía Irma y el postre que haría mi abuela, helado caliente. Los muchachos sonreían con todo mi relato y se rieron a carcajadas con lo del helado caliente, pero yo no había querido hacer un chiste, sólo repetía con exactitud lo que me habían dicho.
Cuando el colectivo llegó al cementerio, el chofer y los muchachos me dijeron que me tenía que bajar, me saludaron con gran amabilidad y corrí, los chicos siempre andan corriendo, a casa de mi abuela."Contanos cómo viajaste", me pidió mi tía Irma mientras cocinaba, y le hice el relato de aquel viaje de ocho cuadras. Me guardé, sin embargo, el asunto de la cicatriz.


2006


jueves, 6 de marzo de 2014

Linda piba


Mi hija divulgó una imagen muy linda en la que se da un beso con José, su novio.

Lo que le pasa a un padre bobalicón es que su hija le parece tan hermosa que apenas puede mirarla, porque si la mira un poco más va a empezar a moquiar.








Absolutamente


ME DA PAJA ABSOLUTAMENTE TODO

A Camila Ila Pupila y 62 amigos más les gusta esto.




(Gracias por la observación a Ana Belén)

Notas de una visita a Brasilia


Ciudad planificada antes de ser construida. No hay otra que tenga más aspecto de maqueta. Toda entera parece un museo arquitectónico, el más fantástico y colosal del planeta.
No prima la publicidad, sino la arquitectura.

Las avenidas son tan anchas que pueden ser usadas como pistas de aviación.

Un nuevo ícono de la ciudad es la Flor de la Sabana, torre de la televisión digital, inaugurada en 2012, que puede verse desde cualquier lugar de Brasilia. Fue diseñada por el prócer de la arquitectura brasileña, Oscar Niemayer en los últimos meses de su larga vida, cuando ya había pasado el siglo.
Brasilia es la primacía de la arquitectura. El baldío geográfico de la sabana fue constituido en espacio por los arquitectos.

El jardín del Palacio da Alvorada es un regalo de un Emperador del Japón. Lo separa de la calle una larga fosa por la que nadan con pereza las carpas salidas de la pintura oriental. Por una planicie de césped deambulan, como en nuestros parques lo hacen los teros, enormes ñandúes.


Su ser maqueta le da a Brasilia una condición de nueva eterna. Sin embargo, tiene historia. Vemos en el lecho del lago escombros, restos de algo. Nos cuentan que en 1958 el lago creció y dejó bajo el agua barrios enteros.











Celia López


Vi tan bien a Celia López en el cumpleaños de su novio, Adolfo.
Me llevé la sorpresa del siglo cuando me enteré de que eran novios. Fue cuando mi hermana me organizó una fiesta sorpresa en San Nicolás para festejar mis 50 años. Entré a un salón y allí estaban, como en All That Jazz, como en los instantes antes de la muerte, todos los personajes de mi vida en la ciudad donde nací. Estaban el escritor, el periodista de televisión, la empresaria, el bohemio, la maestra, el bon-vivant, el pintor, el químico, la ingeniera; quienes se habían ido, como yo, y quienes se habían quedado, personas que sería ocioso decir que quiero mucho, porque son parte de mi vida; puedo decir "me quiero", "me odio", pero es irrelevante, porque no por quererme más me veré con más frecuencia, ni por odiarme mucho dejaré de frecuentarme.
Muchos de aquellos amigos son de la niñez y de la adolescencia. Con Adolfo éramos parte de una barra desde que empezamos la escuela secundaria, y nos hicimos amigos de Celia cuando elegimos la orientación de Química. Luego Celia se puso de novia con otro de la barra, Juan Carlos. Fueron novios históricos y al fin se separaron, y entonces Celia se enamoró de otro amigo, Iñaki. Con él se fue de San Nicolás hizo una vida, se casó, tuvieron cuatro hijos, los criaron hasta grande, y un día Iñaki se mandó a mudar.
Por su parte, Adolfo, quien se quedó siempre en la ciudad, se casó joven con Angie, con quien tuvo dos nenas, se separó, tuvo un par de parejas, luego volvió a hacer pareja en San Nicolás y tuvo más hijos. Entre los suyos, los de la segunda esposa y los de los dos, anda con una nube de descendientes.
Yo creía que Adolfo seguía con su segunda esposa, pero he aquí que me lo encuentro, feliz como un inocente, abrazado a Celia el día de mi cumpleaños. Me dio tanta alegría que me abstraje de la fiesta y de los demás. Los abracé, quería saber más de ellos, quería saber todo. Me parecía una historia fascinante.
Celia, Adolfo y yo, con Juan Carlos y otros, estábamos juntos todos los días hace 35 años, y ahora ellos continuaban aquella pasión por estar entre nosotros.
Me ponía feliz, también, sentir la vitalidad impecable de Celia. Anoche, en el cumpleaños de Adolfo en un bar, estaba en todo. Había hecho las tortas, el mozo del boliche le preguntaba a ella cualquier cosa, había llevado a una de sus hijas, hablaba con todo el mundo, besaba a Adolfo todo el tiempo, estaba radiante, llevó a todo el mundo a bailar, "menos pizza, cerveza y charla, viejos gordos, el cumpleaños se festeja bailando!"
Sentí que está en pleno ascenso subiendo como un cohete.
"Mirá lo que es", me dijo Adolfo, señalándome a Celia, que bailaba riéndose, "¡es una pendeja!" Y sí, tenía la energía plena de ser joven.
Pensé que Celia está en el mismo momento magnífico por el que atraviesa Mariela, la mujer de Pablo, otro de aquella barra. Me pareció razonable que le hagan tanto bien a quienes tienen alrededor y aman.
Siempre observo cuánto tiene una persona para dar. Es una medida de su vida, un resultante, el fruto. Se vive de tal manera que al momento presente se es capaz de dar tal o cual cosa, tanto o nada.
Y estas dos chicas están en la cumbre.









Intercambio


Las personas son sus cuerpos.
Y las personas de aquel país saben que sus cuerpos son sus fluidos. Siendo apasionados, su berretín es que los fluidos estén calientes, y que se intercambien, suavemente, o mejor, violentamente.





miércoles, 5 de marzo de 2014

Sobre El Elegido, de Thomas Mann


En El Elegido Thomas Mann parece inclinarse a la teología que se interesa menos en Dios que en la relación entre Dios y el Hombre.
La historia trama a un rey y una reina que, casi perdidas las esperanzas de concebir, tienen mellizos, varón uno, mujer la otra. La Madre muere en el parto; la noche que muere el Padre, veinte años después, los hermanos se hacen amantes. El nacimiento de un hijo hará naufragar la abominable pareja; el joven padre parte hacia la muerte, el niño es arrojado a las aguas para que Dios disponga, la madre deviene reina casta.
Diecisiete años después el fruto del incesto llega al reino convertido en caballero, salva a la Reina, quien, ignorando el origen del salvador, se casa con él.
La trama del pecado en este embrollo de incestos es una imagen acabada del mundo tal como se lo concebía en el Medioevo: reino de Satanás. Cuando el joven caballero se une en casamiento con su madre, el narrador dice: "¿Por qué no?, pregunto yo desesperado. Él era un hombre y ella una mujer, de modo que podían convertirse en marido y mujer, pues a la naturaleza nada más le importa. (...) Es cosa del diablo, pues su indiferencia no tiene límites."
Lo interesante es que el Dios de Mann en esta novela no brama tempestades de furia ante el pecado, no transforma en piedra, no inunda el mundo de agua, desde que "Dios había hecho de nuestro pecado su pasión. Pecado y cruz eran en Él una sola cosa, y Él es ante todo Dios de los pecadores."
En el final de la historia la madre que se casó con el hijo ya vieja y el hijo convertido en Papa, se reencuentran luego de haber intentado expiar su pecado con años de penitencia. Ella llega hasta él para confesarse y le relata su vida entera. Al principio no parece reconocerlo, pero luego se revela que sí.
" —¿Cómo? —dijo él— ¿Me habéis reconocido bajo la capucha papal, después de tantos años?
" — Santidad, nada más veros siempre os reconozco.
" — ¿Y habéis estado jugando con nos, frívola mujer?
" — Puesto que vos queríais jugar conmigo...
" — Pensábamos ofrecer así a Dios un entretenimiento".
Tenemos a una madre que tuvo un hijo con su hermano, luego se casó con ese hijo, luego se martirizó a una vida de penitencia, lo mismo que él, ahora él es Papa, ella hace un recuento de todo, y lo hace jugando. Y él juega también, y verbaliza que el juego, juego de algún modo macabro, es un entretenimiento que ambos le ofrecen a Dios.
¿Cuál es el juego? ¿No es el juego del Pecado?
A continuación ella le pide a él que deshaga el matrimonio y pregunta "¿qué podemos ser el uno para el otro?", ante lo que él dictamina: "hermano y hermana".
Si proyectamos el juego al pecado, podemos proyectar la relación filial a todos los humanos, con Adán y Eva como los primeros hermanos engendrados por el mismo padre, de modo que todos los humanos seríamos hijos del incesto, como forma rebuscada y abominable del pecado. "Todos somos hijos del pecado" es una frase que sostiene al cristianismo, y en la propuesta de Mann, Dios se entretiene y apasiona al ver a los humanos jugar al pecado.
En cuanto a la licitud de estas proyecciones, la siento habilitada por el desarrollo de la novela, que abunda en pasajes como en el que la Reina del incesto, madre y esposa de su marido, le pide socorro a la Virgen María interpelándola: "tú que eres del Todopoderoso madre y esposa". O en este otro, en que juega con los límites irresistibles: "Bien es verdad que besar un miembro herido, por las heridas de Cristo martirizado, es digno de alabanza, pero es en el discernir si se hace por humildad y amor a la enfermedad o por el placer de besar donde empieza la sensibilidad cristiana".

Y en las aguas de esos límites es donde se juega la historia, concebida por un escritor que trató a Freud. Son los límites entre aguas, del bien y del mal, del amor y el egoísmo. Esto escribe la Reina al hijito que será arrojado a la voluntad de Dios: "(...) no pienses en tus padres (...) con odio y acrimonia. Se amaron hasta el exceso el uno al otro, a sí mismos el uno en el otro, ése fue tu pecado y así te concibieron."