domingo, 17 de mayo de 2020

El precio de sobrevivir


Quizás podemos detenernos un rato en la idea de que la sociedad argentina, aspirante a “estar bien” y no a “estar mejor”, o sea, sociedad con vocación de supervivencia, tiene probados y múltiples recursos para gambetear crisis, incluso una crisis tan brava como la que se viene.
En bruto, Argentina puede producir alimentos para una población quince veces más grande que la que tiene, tiene gente con destreza e inteligencia para construir hazañas y está en una posición geográfica que la salvaguarda de guerras y conflictos que la diezmarían.
Estos son apenas tres dones entre muchos que Argentina recibe y que entrega a cambio de flotar siempre.
Por salir a flote y quedar flotando, paga también el precio de no desarrollarse, de una desigualdad importante, de la miseria de una parte de su población y de la fatal destrucción cíclica de los logros de los sectores pujantes.
Si conseguimos gambetear esta crisis y volver a la normalidad del flotar sin haber hecho la mínima justicia de que los principales explotadores del trabajo y la vida de los demás devuelvan algo de lo que obtienen de modo criminal, nuestra supervivencia tendrá una dosis de indignidad que nos impedirá mirar a nuestros hijos a los ojos.
















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