En la serie Shtisel un artista se compromete a entregar obra y no
cumple.
El artista es un joven judío ultraortodoxo con una intensa
vocación por la pintura. Entre su empeño por pintar y el destino, se ha ganado
el favor de un mecenazgo, pero su novia, una chiquilla de 23 años, se opone a
su proyecto de vida y le anuncia que no se casará con él si no abandona el
arte.
El muchacho se somete a la condición de su novia y
entonces ella, sin avisarle, va a hablar con el galerista con el que él tiene
el compromiso.
Le explica que su novio dejará de pintar algunos años.
Azorado, el galerista le pregunta por qué y ella le refiere
la historia de su papá, un tipo completamente mundano, gobernado por la
ambición del dinero.
La chica cuenta que desde que ella lo conoce, su papá tenía
una pasión vehemente por la música. Puntualmente, todos los días escuchaba la Quinta
Sinfonía de Mahler.
Un día ella llegó a la casa, y para su horror descubrió que el
cassette donde estaba la sinfonía estaba en blanco.
Le preguntó el padre y el padre le dijo que la había
borrado.
“Un judío debe saber cuándo se va a ahogar en algo”, le dijo
la chica al galerista.
No es que la frase no me parezca prudente, pero quedo
preguntándome qué es un judío.
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