En “Sujeto y poder”, Foucault explica que desde el siglo XV
el Estado en Europa se orientó hacia una función totalizadora e
individualizadora.
También explicó que ese Estado es heredero del poder
pastoral de la Iglesia, potestad que extendió hasta un grado al que ningún
Estado había llegado, ni aún el de la antigua China.
En lo específico en cuanto a individualización, hay una
diferencia respecto del Estado chino, en tanto éste pertenece a una concepción
social en la que el peso está en lo colectivo en desmedro de lo individual.
Foucault habla de la necesidad de "liberarnos de lo
individualidad que se nos ha impuesto".
De algún modo, podría considerarse como un germen de esa liberación la
industrialización capitalista que creó una masa de individuos indiferenciados,
con su expresión en las obras de Andy Warhol, tanto como en la patronización de
las personas en la propaganda comunista, basada en la repetición de un
individuo prototípico y anónimo, o sea, de un no sujeto.
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