“¿Por qué me van a prohibir hacer running?”, me dice la vecina del 6ºA, y fundamenta: “en el Himno
dice ‘Libertad, Libertad, Libertad’, no dice ‘cuarentena, cuarentena,
cuarentena’”.
Podría ser que la actitud de acusar al Gobierno de “malo”
porque “no me deja hacer running
resulte un poco infantil.
Si hay argumentos sólidos contra la cuarentena, está
bien, pero no estoy seguro de que sea el caso, más allá de que el virus está
activado por el 5G y de que la causa de la pandemia es un Nuevo Orden Mundial que
están inventando los peronistas con el Papa.
“Salir a hacer running”
no es el derecho a circular, porque no se está reclamando un derecho, dado que
el derecho tiene un componente social, y el “salir a hacer running” no
considera lo social. Es puramente individual, y por tanto, cancela el conjunto
y a cada uno de los demás individuos.
“Salir a hacer running”
es negar el derecho a la salud de los demás. El individualismo no es tal si no
se antepone, si no anula, ignorando, aplastando, como sea, a los demás. Se
demanda al Gobierno que atienda al reclamo individual sin importar si eso
implica desatender los demás reclamos.
“Yo me cuido a mí, los demás que se cuiden ellos”.
“Yo quiero hacer running, los demás, que revienten”.
“Yo quiero tener todo lo que quiero, los demás, ¿qué
demás?”
No reclamándose un derecho, se exige un privilegio.
Con eso, se hacen dos cosas. Primero, se miente al llamar
“derecho” a un privilegio. Segundo, se establece un orden social en donde unos
son privilegiados y otros no. De hecho, sucede que unos son privilegiados
porque los otros no. Unos son usados para que otros sean privilegiados.
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