Esto lo dijo Pedro Saborido. Alejandro Dolina dijo que
quienes son felices al precio de que los otros sufran, son miserables. Es parte
de la misma dosis de fascismo en sangre.
También dice Saborido que no es sorprendente que esa dosis
haya influido en que se votara a Macri después de 12 años de darle tablets a
los negros chicos y cunitas a los negros bebés, después de 12 años en que “se
creyeron que podían tener celular e irse de vacaciones”.
Es el consentimiento a los sectores dominantes. Un consentimiento que llega al entusiasmo o al fanatismo.
Se parece al apoyo que la mayor parte de los latinoamericanos en Estados Unidos le dieron a Trump, que prometió afligirlos. Para votarlo de todos modos, cada uno pensaba que Trump será inclemente con los otros latinoamericanos, mientras “conmigo no”.
Así piensa el fascista pobre —“que le metan balas a esos villeros
ladrones”, dice de sus vecinos.
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