miércoles, 18 de diciembre de 2024

Li, el rito




Hay quien explicó que el sinograma , li, deriva de , que asociaría altar, 礻示, shì, con , que significa tambor, pero en este símbolo aportaría el sonido. Luego , yǐ, podría agregar el significado de sangre.

es la segunda de las virtudes confucianas, y remite a rito, ritual, ritualización, aptitud para el rito, actitud ritual.

La virtud de observar las formas, de saber comportarse, de respetar las buenas costumbres, de saber qué decir en cada ocasión, de ser bien educado.

El es el cauce y lo que permite que las cosas fluyan.

Camilo Sánchez a quien le va a natural la ropa que se usa en San Marcos Sierra, se pone saco y corbata para leer a un poeta venerable.

El rito integra una receta de conducta, un tiempo marcado por etapas y objetos litúrgicos.

La observancia más estricta y la mayor exactitud, calidad y fidelidad de los objetos litúrgicos, las conductas y los tiempos pautados, ofrecen la mejor fluidez de aquello que debe fluir.

La conducta, los tiempos y la liturgia están completamente objetivados. No hay lugar para la ocurrencia, el invento o la creatividad. Todo está estipulado de una manera rigurosa. Sólo debe cumplirse lo que está establecido. El rito no puede apoyarse en absoluto en la iniciativa individual.

Así, quienes participan, activa o pasivamente en un rito, han de suprimir su subjetividad.

No sólo suprimir: es necesario, inclusive, que se sientan oprimidos, incómodos, afligidos por el rito. La ropa incómoda, los actos incomprensibles, las palabras ininteligibles, los tiempos de una duración irracional, los enseres absurdos, deben ser no sólo aceptados, sino que debe hacérselos propios. De ahí que muchos ritos prescriban destrucción de bienes, asesinato de animales, sufrimiento corporal o también la muerte de humanos.

Todo es justificable para que fluya la fuerza que da vida a la realidad.


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