Dice Hebe de Bonafini a Página 12, en la semana en que un juez mandó apresarla y la reacción de militantes de derechos humanos lo impidió:
Si el juez viene a la casa de las Madres, lo vamos a recibir. Nosotras
nunca le cerramos la puerta ni a los allanamientos. Muchas veces nos allanaron
pero como no tenemos nada que ocultar…En el primer allanamiento que tuvimos por
lo de Schoklender vino cualquier cantidad de milicos. Las Madres vinieron
también y les dije: “Ustedes no se asusten porque no tenemos nada que ocultar,
que abran todos los muebles, que revisen todo y nosotras nos quedamos sentadas
en la cocina”.
Yo a los diez días que llevaron a mi hijo, que me avisaron que
hacía diez días que lo torturaban, fui a la comisaría 5 porque el juez no quiso
ir. El juez Aramo, de La Plata, me dijo “señora usted está loca’. Yo me fui
como una loca verdaderamente, entré a la comisaría, no me pudieron agarrar, me
dieron una paliza, llovía a baldes, y me tiraron a la calle. Me quedé llorando
arriba de las piedras, yo no pensaba en mí, pensaba en mi hijo que estaba
adentro. Cuando hice esta presentación, pensaba en eso, pensaba en mis hijos,
pensaba en cuánta gente tiene que darse cuenta cuánto poder tenemos para hacer
las cosas que queremos y que sentimos que debemos hacer. No nos podemos quedar
sentados diciendo “Ay, qué mal que nos va. Ay, me echaron del trabajo”. No
compañeros, hay muchas cosas: no romper nada, no tirar nada, no ser
provocadores, Ellos lo que están buscando es un muerto. Yo tenía terror el otro
día, pensaba “¿Qué quieren? Que un pibe se rebele y le metan un tiro en la
cabeza”.
A nosotras
muchas veces nos llevaban presas y nos ponían con un muerto en una celda, un
muerto con olor, que sabíamos que era uno de los nuestros, para asustarnos y
que no saliéramos más ¿De qué nos vamos a asustar ahora?, ¿de qué nos lleven
presas?
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