Se me ocurre que si alguien a quien estimás le pasa algo,
deberías concurrir.
Ojalá tengas la solución, pero si no la tenés, a lo mejor
podés arrimar algo a una solución.
A veces ni tenés vos en la mano ni hay solución en ninguna
parte, pero no creo que sea bueno para esta persona que por eso desaparezcas.
Si no hay remedio, para la persona es mejor que estés a su
lado.
Mucho mejor que estés aunque no puedas hacer otra cosa, que
el vacío.
No creo que lo mejor que podés hacer sea decir “¿qué tengo
que hacer acá, si no ayudo, ni tengo los recursos para resolver esto? Ya está,
hice lo que pude, no puedo hacer más, me voy. Dejo a esta persona en paz”.
Podés hacer muchas cosas aún. Podés escuchar, contar cosas,
seguramente pavadas, podés estar mientras la persona necesita descansar.
Dormirá diferente si hay alguien. Podrá descansar bien si se
despierta en algún momento y no está sola.
Podés hacer algo que no pueda hacer.
O podés hacer como los perros, que nada más están, y miran
si se les habla. Podés mirar si se te habla, y podés soportar incluso que te
reprochen no solucionar el problema.
Y si te hablan bien, como los perros, podés mover la cola.
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