El género entero de los escritores puede escribir sobre
cualquier tema.
Aquellos que efectivamente escriben sobre cualquier tema son
de la especie profesional.
Otra especie de escritores está caracterizada por aquellos
que sólo escriben sobre algunos temas tan persistentes que se los podría
percibir como obsesiones o fijaciones.
En general son muy pocos temas, y acaban conformando el
hilo conductor de la obra de toda la vida de un escritor.
Pareciera que los escritores de esta especie escriben
para darle forma a esos temas, quizás para desarrollarlos, como en el sentido hegeliano
de la evolución una planta es el despliegue de una semilla.
Esos temas acuden a algunos escritores para que los
escriban y ellos sienten entonces una urgencia por escribir. El tema les arde, necesita
volcarlos en historias, poemas, ensayos, películas, se les antepone a todo lo
demás en la vida —trabajo, familia, dinero, rutina, prestigio.
Sin embargo, lo que uno de estos escritores ha conseguido
escribir con tanta ansiedad, por mucho que sienta que el texto es redondo, no
ha acabado de expresar el tema.
Tarde o temprano, el tema volverá con la misma
insistencia.
Ricardo Piglia propuso que la ficción no es un juego de
variaciones en base a los elementos de la realidad, sino que anticipa la
realidad.
Esta postulación, simplificada, dio lugar al equívoco
rústico de que la literatura era profética. Piglia respondió que el modo de la
anticipación era complejo.
Aunque no llegó a ofrecer una teoría que explicara la
relación de anticipación, tendió algunas líneas. Dijo, por ejemplo, que un escritor
capta “núcleos invisibles” de la realidad, y que al hacerlos visibles, el
público empieza a actuar de un modo distinto al que actuaría si no los hubiese
percibido, y así la realidad toma un rumbo más o menos aproximado al que
plantea la ficción del escritor.
Piglia dio el ejemplo del tipo que atentó contra Ronald
Reagan, quien se confesó muy influido por la película Taxi Driver, y llegó a decir
la palabra “oracular” para referirse al fenómeno de la anticipación del arte.
Pablo Makovsky planteó que los textos sobre el Horóscopo
Chino son centralmente literatura, porque la literatura es ante todo un acontecimiento
oracular. Comprendía que aquellos temas que vuelven una y otra vez a algunos
escritores son, ante todo, preguntas, y que la obra de un escritor es el
resultado del intento de responder a esas preguntas.
Ni más ni menos que lo que hizo la pitonisa del Oráculo
de Delfos cuando alguien le preguntó “¿Quién soy?”
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