“Es asombroso cómo algo tan maravilloso como una flor despliega su ser sin que nadie esté observándola. Yo no existo si otra mirada no me constituye. No es debilidad, es ser humano. Acaso sea Dios quien mire a la flor abrir. Y acaso ella vea a Dios mirarla”.
Dimitrios Vernardakis
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