lunes, 14 de enero de 2013

Sobre el enigma de las letras de las canciones



Cuando viví en Brasil estrenaron el clip de la versión de Track-Track, de Fito Páez, que hicieron Os Paralamas do Suceso. Era maravillosa. Aún está muy bien. Los brasileños son muy talentosos con los medios audiovisuales. Me gustaba ver este clip en MTV, aunque sabía que estaba resignando entenderlo del todo. La verdad es que nunca entiendo las letras de las canciones —no las entiendo en ningún sentido: porque soy ¾ sordo no llego a distinguir qué se dice, y aún si las leo en general no tengo idea de qué quieren decir. Como muchos, me consuelo pensando que las letras de las canciones, en tanto son poemas, son el extremo de la subjetividad, pura metáfora personal, y así nadie entiende y cualquiera le puede atribuir el sentido que se le antoje. Pero esto es un mal consuelo porque es un error. He comprobado que mi madre, Nati Quinn, Camilo Sánchez y otras personas más inteligentes que yo entienden a la perfección de qué trata una letra que para mí es un rosario de dislates. Una canción que en mi parecer podía hablar de cualquier cosa, resultó que no, que hablaba de un asunto puntual. De modo que las canciones se me hacen un acertijo. Puedo sentir que una canción es hermosa, como quien siente la hermosura del edificio Barolo, pero ignorando completamente sus razones arquitectónicas y sin saber que encierra el secreto de interpretar La divina comedia.
¿Hay páginas web que concentran interpretaciones de canciones? Me harían feliz. Encontré una explicación de Rozitchner de Tumbas de la gloria. Miré el video y tuve un rato de jocosidad viendo cómo Peter Capusotto ha ridiculizado para siempre (del ridículo no se vuelve —gracias a Dios) a los rockeros. Fito Páez me parece una parodia de los rockeros de Peter Capusotto, pero la música y más aún letra siguen encerrando para mí un significado que continúa manando.