Ayer en el fulbito: pibe que la pedía todo el tiempo. Veía los claros, se mandaba fugaz y gritaba, levantaba los brazos, miraba fijo abriendo los ojos desmesuradamente. Y cada vez que se la pasaban, hacía una cagada. Cada vez. Y en la siguiente jugada otra vez, reclamando la pelota agitadamente, a los alaridos.
¿Por qué la volvía a pedir?
¿Ignoraba que no sabe con la pelota en los pies?
¿Sólo es un tesonero?
¿Gozaba fracasando?
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