Fácilmente se descubre la prenda que viste un hombre porque se la regalaron: su hija, su esposa, su madre, su hermana.
Fácilmente se ve en ese hombre al chico que la madre vestía.
Ya se acostumbró. Ahora anda, desapercibido de que otros saben de dónde salió esa camisa, ese cardigan o esa corbata que no tiene nada que ver con él, salvo en qué vuelve a ser aquel gordito.