UNO
Con mi sobrina Pauli habíamos visto la Hair de Milos Forman como inspiración para su cumpleaños de 15, que
ella quería de temática hippie. Como es una chica de personalidad arrolladora,
la fiesta fue expansivamente hippie, en la estética, pero también en
conceptual, por lo que rapidísimamente se dejaron atrás las formalidades, el vals, el video de
cuando era "chica" y el programa establecido y todo el inmenso salón
se convirtió en la nube tumultuosa de una compañía de ballet masiva y
desenfrenada. Todos se descalzaron, los varones tiraron los sacos en las
sillas, las chicas abandonaron saquitos y carteras y se abrazaron en una
celebración tribal de una alegría primitiva que era la envidia de todos los
adultos.
Pero no sólo los adultos quedaron fuera de la joda. En las
mesas que quedaron en un sector a oscuras, estaban sentadas de a dos los chicos
que, desgajándose del grupo, se habían puesto de novios. Todos derechitos en
las sillas, uno al lado del otro, uno al lado del otro, en silencio, en la
oscuridad. No iban a bailar con la horda porque desde que se tenían uno al otro
habían perdido la barra. Las parejas son exclusivas. Especialmente la pareja de
estreno. En San Nicolás la primera pareja que uno tiene se parece
obedientemente a la pareja como debe ser, él un caballerito, ella una señorita.
Respetan las normas, son responsables, serios, fielmente parecidos ella a su
mamá, él a su papá.
Y allí estaban, sin mandarse una macana, comportándose,
conservando el saco y la postura. Nada de bailar como monos, ni de sudar como
futbolistas, ni de zamarrearse uno al otro, ni de hacer pogo, ni de dar
alaridos y revolear el cabello. Ninguna locura. Sólo aburrirse. Sometidos hasta
la muerte, aburrirse.
DOS
Soltero, siempre estaba en barra, con amigos para acá y para
allá, en la casa de este o aquella, o con algunos en su casa. Ahora, que al fin
consiguió novia, se lo ve siempre solo.
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