Los perros saben todo de los demás por sus excrementos. Observándolos,
oliéndolos, degustándolos pueden averiguar el sexo, el tamaño, el estado de
ánimo, la identidad, etc., de sus autores. En los excrementos hay mucha más
información de la que los hombres pueden decodificar y que es vital para los
perros.
En un sorete, el perro Pirulo, le dijo a los humanos:
“Ustedes inventaron, se pusieron a inventar, una manera de
comunicarse ridículamente rebuscada. Con eso de las palabras, además escritas,
además envueltas en un barullo tecnológico, no hacen más que sembrar
malentendidos. Es un sistema artificioso, innecesariamente complejo e ineficaz.
“Y ahora, encima, se les ha dado por borrar fanáticamente
nuestro sistema de comunicación. Andan urgidos con la bolsita en la mano,
esperando que uno termine.
“He ahí la gran contribución de la Humanidad: borrar a los
demás para instalar una porquería.
“No nos dejan hablar en paz ni nos dejan cagar tranquilos.”
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