Una vez vi en un programa de televisión, de aquellos que
pasaban a las 3 de la mañana. Antes habían pasado Todo golf, y después venía
uno en el que charlaban sobre Novedades Legislativas.
Este era sobre odontología.
Un conductor entrevistaba durante horas y horas a un odontólogo.
Yo me dormía y cada vez que me despertaba seguían hablando.
Pero en un momento mostraron la imagen de una boca
desastrosa. Era impactante, la pantalla entera, desde el margen izquierdo hasta
el derecho, estaba ocupada por una boca que rebalsaba carne rosa brillante, con
unos dientes por acá y por allá, de tamaño descomunal y destrozados, y además
todos inclinados hacia la izquierda, como si fuesen los últimos que quedaron como
testigos de un huracán que sopló en una sola dirección.
Era algo impresionante e imposible de mirar, y en el medio
del horror se escuchó una voz llena de paz, dulzura y amor: era el dentista.
En un arranque de lucidez el director mostró su cara. Tenía
una expresión beatífica, con el sosiego que sólo se obtiene de la satisfacción
perfecta o de la Iluminación.
Volvió la boca monstruosa, y en off el dentistas exclamó: "¡mirá
esa boca!, ¡cuánto hay para hacer! Esas bocas son mi Paraíso. Le dan sentido a mi
vida".
cada uno tiene sus propios paraísos...
ResponderEliminar