Si le digo a mi
esposa “estoy enamorado de vos”, pulgar para arriba —me gusta.
Si le digo a una
amiga “estoy enamorado de vos”, pueden pasar muchas cosas, pero algo pasará.
Si le digo a un
amigo “estoy enamorado de vos”, bué, está complicado el asunto.
Si le digo a un
flaco en el colectivo “estoy enamorado de vos”, casi seguro que todo mal.
Si le digo “estoy
enamorado de vos” a la novia de un amigo, recago todo.
Si le digo a una
mamá “estoy enamorado de tu hijo” y el hijo tiene cinco años, se pudre del
todo.
Todos aceptamos con
beneplácito el amor, que las personas se quieran, que unas quieran a otras,
pero la declaración de enamoramiento implica algo que hace hervir tabúes.
Tengo que decirlo:
estoy enamorado de muchas, muchísimas personas.
No se los digo,
porque sería para problema.
Y no es poco
problema no decirlo, porque decirlo abre la puerta a muchas cosas que deberían
ser buenas, cosas de la libertad y el amor, y de mucha vida.
¿Qué se me
recomienda hacer?
Quizás decírmelo en
voz baja, o escribirlo en un papel y poner el papel en algún lugar.
Lo mismo, falta
decirlo. El otro no es de palo.
Quizás debería
poner un porcentaje: “estoy enamorado de vos 72%”, “estoy enamorado de vos 14%”, “estoy enamorado
de vos 39%”, y luego explicarle todo este planteo.
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