Tengo abrojos en los pantalones, tengo chivo en la panza, tengo la cara quemada por el sol en el río. Tengo picaduras de mosquitos grandes como avispas, tengo el olor del dorado en la nariz y huelo a caballo.
En busca del dorado que habita la confluencia del Paraná con el Paraguay.
A caballo entre los cañizales de la Isla del Cerrito.
En la otra orilla dormían los yacarés.
El Parque Nacional Chaco, la selva está repleta de secretos.
Mire a la cámara que lo quieren ver en Buenos Aires.
El Tuto no se da por enterado. Ahí lo vamos a encontrar
cuando volvamos.
Cuánta cosa linda, como para no pensar en más nada más.
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