En el tren suburbano. Frente a mí: un joven de barba u
cabello recortados pulcramente y anteojos con cuadro de metal que lee un libro
de Isaac Asimov. Un señor grande que parece tener una fiambrería. Una señora de
mi edad, pequeñita, con una camiseta blanca de dormir demasiado apretada, que
deja ver unos corpiños que abultan senos de varoncito. Un tipo, también de mi edad, vestido para
jugar al fútbol, que se ha parado en el medio del pasillo y hace movimientos de
precalentamiento con un bolso en el que lleva una pelota.