Cuando hicimos la Biblioteca de los Pasajeros del Parador
Retiro tuvimos claro que para los lectores, entrar en los otros mundos que se
crean en ellos provocados por lo que hay dentro de los libros, no es sólo una
distracción, una recreación, un entretenimiento, placer, sino una necesidad.
Igual que la necesidad de abrigarse cuando hace frío, o
curarse cuando una enfermedad ataca, o comer algo.
Estos días tengo una necesidad como esa.
Necesito estar con las cosas que algunas personas hacen,
particularmente las que hacen porque se sienten compelidas a hacerlo, porque
les nace y no pueden refrenarlo, porque haciendo esas cosas son más ellas que
haciendo cualquier otra cosa.
Necesito estar con el producto de la necesidad de hacer, que
tienen otros.
Hace unos días consulté el I Ching. Con esa exactitud que a veces tiene el I Ching, que asusta con su lucidez
punzante, describió perfectamente este momento de mi vida a través del
hexagrama 33, La Retirada.
Advirtió sobre el dolor que me causaría y en un segundo
hexagrama (al que me derivó la mutación de las líneas) me dijo que no puedo ser
pasivo ante el dolor de retirarme: que debo atacarlo con los dientes.
Esto último me desconcertó. Con La Retirada me había acomodado a la pasividad de la resignación,
pero he aquí que aparecía una imagen de acción impactante.
Le llevó un tiempo a mi cabeza acomodarse y entender.
Al fin supe que el oráculo
se estaba refiriendo a esa necesidad de estos días. Despejar la cancha,
preocuparme sólo por dejar que trabajen mi alma y mi cuerpo las producciones
auténticas de otras personas: Gaby Ferrari, Marcus Mumford, Philip Glass, Ivana
Romero, Michael Nyman, Laura Romero, Teode Lacroze.
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