Fede ha conseguido ser a la vez un alma de las fiestas y
prescindente. Todos lo queremos mucho,
pero sabemos que empolla sus huevos en otro lugar. Si lo invitamos quizá venga,
pero no podemos organizar algo contando con que él estará. Pero si viene,
llenará la fiesta de encanto y alegría.
Yo no sé si el mundo en que está, fuera de todo, lo hace
feliz, si está en paz y armonía ahí, o si es una cárcel.
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